No tenemos ni un pedazo de paz que llevarnos a la boca en este mundo. Todo es fatiga y sed y hambre de que todo vaya bien pero va mal. Los paseos hacen que la cabeza de los ciudadanos vuelen lejos y descarriados pero pronto deben estar en el redil de los tontos. Llevar el fuego un rato entre las manos nos da la esperanza de que las palabras seguirán el mismo sendero que la llama. No nos quedemos quietos porque el frío nos acosará prontamente. Multitud de formas y de cuerpos y de heladas frases para la posteridad ya no dirán nada, quedarán vacías entre los labios que las pronunciaron. Démosle vida a las palabras para que signifiquen, para que la corriente del aire no deje de ser canal preferible del hombre.
La construcción de mensajes es como un andamio espeluznado.
No sabemos nada, no sabemos nada.
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