Para escribir estos blogs o textos, me puedo basar en mi propia experiencia, en otros textos que haya leído, etc. También puedo escribir por escribir y me salen unos textos tranquilos, poéticos y tal. Esta vez, voy a hablar de un profesor de literatura medieval que tuve en la universidad. Era un gran orador este hombre. Se le veían los pocos dientes renegridos que le bailaban en la boca. De cuando en cuando decía eso de: deben ustedes diferenciar meridianamente y extendía un brazo hacia nosotros, como si aquello que iba a decir era muy importante. Había que diferenciar la poesía culta de la popular, lo que decía un crítico de literatura de lo que decía otro. En fin, el truco para aprobar esa asignatura era diferenciar meridianamente las cosas. Y yo conseguí diferenciarlas y aprobé con un mísero 5 su asignatura pero me di yo con un canto en los dientes al comprobar que más del 60% de los compañeros de aula había suspendido. Y así seguí en la carrera y no me crucé con otro profesor tan buen orador como él.
Tu juventud fue música de fondo de la mía.
Una bicicleta, unas cuestas, un verano, un pueblillo y adiós.
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