Un señor va a operarse de cataratas al hospital. En el hospital le han dicho que traiga acompañante. En vez de pedírselo a su hija, se lo pide a sus amigos. Un amigo cae en la trampa y dice que sí le acompaña. Quedan a las 3:30 para coger el autobús. No tengo para el autobús, dice el operando. Bueno, yo te paso el bono, dice el amigo. Le operan, siempre acompañado de ese amigo. Al salir del recinto de la operación, el operado dice: tengo hambre. Y el acompañante le compra un zumo y un bollo. Qué solo y triste estoy, dice el operado, pero ya podré ver la tele y leer novelas. Qué bien, dice el amigo. El operado se baja del autobús en su parada y el amigo sigue su camino. No hace un favor más a este tipo. Que lo haga su hija.
Favores a los amigos,
ni pagados ni agradecidos.
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