En demasía querría yo hoy tener a la alegría en forma de carcajadas insumisas. Pero no. Habrá risas algunas y algún recordatorio de la juventud que un día nos hizo felices. Una bicicleta, una carretera, un cruce de caminos donde las brujas hacen sus conjuros, Castilla pequeña de pueblos y espigas. Los girasoles dan la vuelta al sol y yo doy ya la vuelta al sol muchos años. Río en el sueño de las pedaladas, río cuando los mastines me persiguen, río cuando las vacas están en el camino, río de forma estrafalaria y tonta, río que vas a dar a la mar. Los días ya no favorecen la aventura, ya no están hechos de la improvisación de la madrugada. Ya no apetece dar pedaladas. Ya estoy muerto para la carretera.
La voz ajena y pura nos acerca al alma
para sentir que la vida aún es víscera.
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