El juego es muy importante para el ser humano. Con el juego se aprende mucho. Se puede jugar con palabras (el ahorcado), escrable, veo-veo y otros muchos más. Se puede jugar con figuras (hay muchos en internet). Se puede jugar al ajedrez. Cuando juegas al ajedrez con una persona, puedes darte cuenta si esa persona está triste (y no hará jugadas agresivas) o contento (e irá más al ataque). Cuando uno está seguro de sí mismo, juega mejor que si no lo está y esto lo puedo ratificar yo que bajé un aplicación de ajedrez para jugar con otros contrincantes y se daba esa ley. Para el juego hay que estar preparado y tomárselo en serio, lo que parece una paradoja. Sobre todo, si apuestas algo en una partida, aunque sea solo un helado, te comprometes más, como pasaba con mi hermano y conmigo cuando jugábamos al mus en el pueblo. El juego reúne a la gente, las comunica de manera sutil y trae algo de fiesta a las tardes aburridas del invierno.
El apremio de jugar es matar el rato como sea.
El juego es un aliado de primera.
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