Antes, leía u oía una noticia y no me llegaba, no me hacía sentir ni mal ni bien, como si no me atañera. Hoy en día, cuando oigo o leo una noticia me pongo mal por si algún alcance tuviera en mi vida lo que relatan los periodistas. Además, antes, las noticias las veía como un entretenimiento leerlas porque me parecían de cómic, nada serio, no las daba la mayor importancia o las relativizaba como si fueran de otro mundo fuera del mío. Ahora, las noticias de medio ambiente me causan preocupación. Las noticias de sucesos me dan miedo, no esté yo en el escenario de las navajas y de las pistolas. Las noticias de posibles tragedias como la de este fin de semana sobre el tren que descarriló me ponen enfermo, me ponen malo, no sea yo el que vaya en el tren ese. Y así todo. Lo que menos me molesta son las noticias políticas porque yo ya sabía que este gobierno se corrompería. Todos se corrompen. Eso me da igual porque viene otro hasta que se corrompe también. Las noticias me ponen malo, me ponen enfermo.
La suciedad va llenando la ingenuidad del que calza unos zapatos.
hasta que todo está sucio, maloliente y basuriento.
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