Estamos hasta el gorro de ver en televisión y otros medios personas que perdonan vidas, exigen, rompen la baraja y por lo tanto, desprecian a cualquiera si no se les da lo que piden. En el fondo, estas personas son muy débiles, tienen que estar en constante conflicto porque así se reafirman, pero, ya digo, son personas que se han quedado en la adolescencia. Puigdemont se va a cansar de pedir la jefatura de la Generalidad catalana para nada, pues ya creo que nunca la conseguirá. El presidente desprecia a la oposición y luego le pide que apoye a las leyes que a él le convienen. ¿Despreciar y luego pedir? Suena raro. La ministra de trabajo, venga asustar a los empresarios con nuevas medidas en el mercado laboral, después de despreciar a esos empresarios. Suena, también, mal. Este gobierno haría bien en medir un poco sus palabras porque suena todo a boca chancla. Pero como son tantos ministros y tan descoordinados que no se aclaran.
Gobierno de muchos,
opiniones para todo.
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