Ayer fumé poco, veinte y tres cigarrillos. En los tanatorios no hay que reírse porque es una ofensa contra el muerto y la familia del muerto. En esos sitios hay que estar serios y buscarse una excusa, aunque sea peregrina, para irse pronto. Una es que de noche no gusta conducir. Otra es que los niños se han quedado con la vecina aunque ya los niños no se quedan con la vecina. Y así va todo en este mundo de vivos y muertos. Todo son excusas para largarse de un sitio e irse a otro rápidamente. Todo es prisa y aceleramientos. Queremos cumplir con unos y no nos sale. Queremos estar al partido de baloncesto del niño y a la comunión. Queremos estar con Dios y encendemos también una vela al diablo por si acaso. La gente quiere abarcar tanto que no llega. Solo llegan trozos de esa gente en cada sitio, no la gente al completo. No hay que estar en ningún sitio, yo creo. Hay que ser personas aunque sea de mentiras.
La vida nos encierra en el cuarto oscuro
y lloramos para salir cuando matamos la culpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario