Las manos enlazadas en un rezo no valen para tanto abuso de los pueblos, unos contra otros. Las guerras dejan después de acabadas mucho odio en el corazón de quien las hizo. Hacer la guerra no es un acto valiente si el otro no puede defenderse. Todo es una ruina humana en esto de la guerra. Nadie duerme a gusto si hay mucha guerra por el mundo. Ni vive a gusto, pues la guerra altera los sabores de las cosas, la mirada al desastre, los muertos de todos los días. Ojalá acaben las guerras pronto, eso que vemos todos los días: bombas, cohetes, disparos de fusil. Los días pasan y pasan y nada ocurre u ocurre todo, eso es lo malo. Una carnicería humana que no se puede entender.
Es bastante difícil ser feliz una tarde
estando el mundo en guerra, una guerra que no para.
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