viernes, 4 de octubre de 2024

 Ayer, cuando ya era de noche, oí a las urracas peleando, lanzando graznidos. Las urracas son inofensivas. Yo llevo 40 años en esta ciudad y no he tenido ni un percance con ellas. Son inteligentes y por eso, huyen del ser humano. Parece que sus enemigos son los aguerridos gatos que cruzan la noche, esos gatos que no son de nadie y no comen croquetas para gatos. Las urracas se cuidan mucho de molestar al ser humano. Saben que sería su perdición. Hoy es viernes, iniciando octubre estamos. Caminar tranquilamente por los caminos consabidos está al alcance de todos. Caminemos, pues, esos caminos porque así no nos perderemos más que espiritualmente por ellos.

El solitario llena su corazón de un olvido.

Un olvido de las gentes que conoció.


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