miércoles, 2 de octubre de 2024

 Cuando fui profesor, yo expliqué y expliqué y expliqué asuntos de la lengua y literatura española. Pues nada me queda en la memoria de esas clases que yo di. Me quedan incrustados en el cerebro grupos de alumnos que estuvieron atentos a lo que yo decía en su aula. Eran alumnos modélicos para mí que me hicieron caso, que me quisieron el tiempo que estuve con ellos, que hicimos una piña de amistad para siempre. Creo que ellos también me recordarán como algo bueno que pasó por sus vidas como ellos fueron un ejemplo de bondad para mí. Los otros, los que me hicieron la vida imposible, los que no atendían, los que libraron una humillante guerra de bolas, los recuerdo con antipatía y dolor, dolor de cabeza que me daban, dolor de estar todo el rato corrigiendo conductas disruptivas y odiosas. Pero eran prácticamente niños todos ellos y yo les disculpo, como disculpo hoy a ese alumno al que dije que le iba a poner un cero como una plaza de toros.

A los alumnos malos y a los alumnos buenos,

un feliz deseo de que les vaya bien en la vida.

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