martes, 27 de febrero de 2024

 Qué soledad de lumbres apagadas. Ya el mar acercó la playa en su marea. Va tendiendo el mar sus olas, pero no me tocan, ya no son mías. Me quedo en casa ardiendo horas de desánimo. La noche no disemina ya más chistes ni bailes descuidados. Es hora de andar con los pies atados, con los labios abandonados, con la sensación de derrota. En el puerto ondea la bandera blanca. Una órbita triste cae en mis brazos y ya no me señala la luz de los ojos brillantes. Ya la primavera del mar va haciendo mella en mi ánimo. Quizás me escoja para ser alguien que se cansa de bailar, de reír, de soñar. La aurora señala la forma que tiene el día de decirme que estoy soñando, elucubrando sombras, diciendo soledad en vez de amor.

Pasión de álamo infinita va recorriendo mi piel

para que no termine del todo el deseo de ser feliz.

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