miércoles, 24 de febrero de 2021

 Me he levantado a las 8 por una opresión en el pecho. He ido a comprar el periódico y luego, a tomar un café y un bollo a un bar. La gente del bar, la que trabaja allí ya estaba de los nervios y eso que eran las 9 de la mañana. Haciendo pedidos, corriendo, llevando cafés... Eso no es bueno para el personal. El trabajo hay que llevarlo con más calma, creo yo. Yo, cuando entraba en un aula, trataba de entrar envalentonado, con la idea de la lección bien asumida, pero luego me relajaba con los alumnos contando alguna gracieta que viniera al caso o explicando dos o tres veces lo mismo para recalcarlo. Pero no era yo de esos que llenaba histéricamente la pizarra (ahora habrá ordenadores) de números o letras como un poseso. Yo trataba de dialogar con mis alumnos y les lanzaba preguntas para que participaran. Además, una cosa que yo hacía y que a ellos les gustaba mucho era que discursearan en grupos de tres al resto de la clase. Yo los evaluaba desde un pupitre de la sala y todos salíamos ganando.

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