martes, 21 de mayo de 2019

Mi formación académica deja mucho que desear y si no hubiera sido yo una persona con curiosidad por las cosas, no habría aprendido mucho de profesores vagos y perros que he tenido. Es un lugar común de las conversaciones entre mi hermano y yo la apatía y la holgazanería de los profesores que tuvimos en el instituto. Más de la mitad de los que tuve en enseñanza secundaria no eran honrados, no daban la clase, se tocaron los huevos casi literalmente.
He repasado mis cuentos y escritos y todos tienen una queja o un escepticismo grande de lo que yo he vivido. No es para menos.
En España se coge un cargo casi para cagarse en él. No hacer nada en él y empañarlo de mierda con la conducta de ese que coge el cargo. Yo he tenido profesores que se han sentado en su sillón y no han hecho nada en toda la hora. Unos verdaderos hijos de puta. En la universidad no era de otra manera. He tenido muchos que no hacían más que liar las cosas y no enseñar nada. No me han servido más que para perder el tiempo.
Y nos quejamos los españoles de que las cosas van mal. Cómo van a ir las cosas si la gente no quiere trabajar ni hacer las cosas bien sino abusar de su cargo o eludir las responsabilidades que uno tiene.
He leído que un tal Bernat Soria, ministro de ZP, estaba cobrando un pastón por no hacer nada. Así, muchos en España, muchísimos.

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