domingo, 26 de agosto de 2018

A nadie le gustan las discusiones ni llevarse mal con los demás. Pero llevarse bien con todo el mundo parece que esconde alguna falsedad. Cada uno tiene una manera de pensar que inevitablemente va a chocar con algún grupo o con una persona en particular. Es bien sabido que en todas las familias se crean rencillas y malos humores cuando va pasando el tiempo y pasan cosas. Es sabido también que cuando alguien nos falla, nos desprecia, no nos hace caso o nos hace daño, no nos deja indiferentes. Antes bien, le comenzamos a odiar con un odio pequeño que se puede hacer grande.
En las familias se tapan todos estos odios y ahí viene lo malo: que no se expresan ni se reparan los encontronazos que se tienen unos con otros ni se dice la verdad a la cara. Se calla uno en pos de que la familia siga unida y no levantar ampollas. Pero, ¿eso es bueno? ¿O habría que decir al padre, al hermano, al cuñado que es gilipollas, que nos tiene hartos, que te hizo tal cosa y no pidió perdón, que estamos hartos de tanta indiferencia o lo que sea que nos molesta de esa persona tan cercana y que seguimos aguantando?
Mi parecer es que hay que callar. Una cosa es llevarse mal, que se puede soportar y otra cosa son las discusiones, que son cosas puntuales que se crean por esa intolerancia entre amigos o familiares. Lo mejor es tener una visión diplomática del asunto; o sea, callar. Todos sabemos que aquel hermano se portó fatal con nosotros y nos hizo daño pero es mejor olvidar y callar. Todos sabemos que nuestro cuñado es tonto de remate y busca rebatir todo lo que uno dice y quedar como el aceite sobre el agua. Bien. No le invites a que haga eso. Lo mejor es callar. Dicen que el sabio lo es más por lo que calla que por lo que dice. Hagamos caso al sabio. Ellos saben de sobra que están equivocados. Que se equivocaron contigo o pretenden equivocarse contigo todas las veces que coméis juntos en familia. Pues a callarse tocan. Se habla del tiempo, de lo buena que está la paella y cada uno a su casa. La razón no te la van a dar nunca y nunca te perdonarán si te han ofendido porque sería como darte la razón. Y son muy bestias. Lo mejor es callar. Y con los amigos, igual. Solo los mejores amigos te comprenderán porque esos no te harán daño. Porque a esos amigos buenos los has elegido tú y tienes un trato bueno con ellos y tus familiares, sin embargo, vienen impuestos.

La familia es eso que va creciendo y separándose ineludiblemente hasta que ya no parece una familia.

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