sábado, 25 de agosto de 2018

Esta exhortación continua a que viajemos y veamos mundo lo veo como una gilipollez muy grande. Primer punto: no a todo el mundo le gusta viajar. Segundo punto: viajar resulta un riesgo y una molestia grande en muchos casos. Tercer punto: hay gente que cuando lleva cuatro días en su lugar de destino de un viaje, está deseando llegar a la rutina de su casa. Está claro que ir a la playa no se le puede llamar viajar. No se suele salir de la frontera del propio país y lo único que se ven son olas y arena y un pueblo atestado de turistas. Yo fui solo a Valencia un fin de semana. El primer día me volví loco buscando un transporte que me llevara a la playa y me encontré muy solo encerrado en una ciudad. Luego, fui a la playa, me bañé con un ojo constante en mis pertenencias y luego me comí una paella. El resto de la tarde anduve solo como un perro callejero. Cuando fui a Alicante fue peor. Me sentí solo durante más tiempo. No me gustó la ciudad y no me pude bañar, el agua estaba helada. Me compré el periódico y tomé el aperitivo por hacer tiempo. Comí mal. Cené solo. Al otro día odiaba Alicante. Me fui antes de concluir el fin de semana.
Yo llamaría viajar conocer otra cultura, otros paisajes, andar por caminos distintos y hacer cosas distintas. También, por supuesto, conocer gente nueva. A lo mejor, si vas a Francia y la recorres, consigues eso. Pero valdría un pastón. Esos gilipollas que con doscientos euros se recorren el mundo son simplemente gilipollas. Y esos que sacan fotos constantemente sin disfrutar del momento, también lo son.
Viajar es carísimo porque hay que dormir y comer todos los días. O vas a los hoteles o duermes en una puta colchoneta expuesto a todo. Hay gente que se compra una roulotte y se lo monta de puta madre pero una buena roulotte, no una puta furgoneta, vale 150.000 euros. Y hay que tener ganas de conducir.
Ir de camping es asqueroso. Yo he ido y lo puedo atestiguar. Y además sale muy caro. Si te alojas en hostales, también tienes que comer y como vayas a las zonas turísticas, te sangran. Yo calculo que si quieres dormir y comer de vacaciones en España te sale la broma por casi 100 euros diarios por persona. No digamos en el extranjero.
Imprevistos como un diarrea o no poder dormir por la causa que sea en un viaje están casi asegurados. Otros imprevistos, como que no te guste el lugar o que no sabes montártelo bien, también están asegurados. Yo estuve en Gijón y eso es una puta ciudad sin más aliciente que la playa. Menos mal que fui con mi hermano y tuve con quién hablar. Si voy solo, me vuelvo a los dos días.

Como dicen los ingleses: el que viaja está expuesto a mil inconvenientes.

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