martes, 31 de enero de 2017

La vida es tan corta que da mucho miedo pensar que es tan corta. Yo tengo 47 años, no estoy casado, no tengo hijos. A lo  mejor, todo lo mejor de mi vida ya me ha pasado y lo que me queda es una larga decadencia hasta el final. Por eso tengo ganas de comerme una mariscada o de ir a algún sitio paradisiaco para probar el paraíso en la Tierra.
Mis hijos que no tengo no me hacen viejo, no los veo crecer. La mujer que yo quiero no está en mi mapa vital, está por aparecer o no aparecerá ya nunca. No sé si me compensaría otra mujer después de haber estado con una que me ha complicado la vida.
Aspiraciones literarias sí que tengo pero las historias que yo escribo no están a la altura de las grandes composiciones aunque yo he visto películas y he leído libros con menos fuste que los que escribo.
Quizás la vida se trate de ir pasando páginas a ver si en alguna aparece algo que nos cambie la misma vida. Pero no. La vida es un ir frente a no sé qué que se parece al tiempo que pasa y que si no lo atrapas, no eres feliz.
La pena es que en la vida se nos escapan muchas cosas irrecuperables y ahí está lo verdaderamente doloroso.

Si has dicho que no, sigue tu camino.

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