miércoles, 18 de enero de 2017

Intentaba escribir una novela de un jubilado que se dejaba obnubilar por una parada de autobús. Pero a la hora de contar el pasado de ese jubilado me he tenido que documentar sobre la historia de los años que van desde el final de la guerra civil hasta la muerte de Franco (años 40-70). Me he enterado de muchas cosas por medio de internet y también por medio de una novela de Benjamín Prado que se titula "Mala gente que camina".

La crueldad que aplicaron los vencedores de la guerra civil es asquerosa y la acción llevada a cabo por sectores como la Falange es también digna del vómito.

Y me ponía malo cada vez que leía cosas sobre la posguerra española. Franco es un figura detestable de nuestra historia.

Todo eso está más o menos olvidado de la memoria colectiva de los españoles. Nadie quiere saber nada de cosas como los paseos, la Falange, la sección femenina, el racionamiento, los presos, los campos de concentración, la censura,  la represión brutal, etc.
Por eso era tan difícil contar la vida de un jubilado pues hasta la gente que vivió esa época (mis padres) no fueron conscientes de la crueldad que se vivió en ella.

Así que lo he dejado porque no estaba yo tranquilo estos días pensando en esa maldita novela en formación; es más, estaba intranquilo  porque no avanzaba lo suficiente.

Y lo malo es que he leído las 50 páginas que llevaba escritas y la historia es muy mala, llena de reflexiones absurdas y poco aliciente narrativo para el lector.
Así que lo he dejado y ahora voy a tratar de escribir algo intemporal que no me haga esforzarme en estudiar una época o documentarme excesivamente y nunca llegue yo a entender esa época (pues creo que las épocas del fascismo (locos al poder), es bastante difícil de entender por eso, porque estaba lleno de locos con ansias de poder.

El pasado no se entiende nunca del todo.



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