martes, 16 de septiembre de 2014

Se habla mucho del nazismo y con razón porque a estas horas, todos podríamos ser rubios con ojos azules y es espeluznante la visión de una dictadura sempiterna de Hitler III gaseando los pocos reductos de negros, gitanos o gente como yo, que me acabo de levantar. Pero el comunismo o en nombre del comunismo murieron millones de personas, no por asuntos de raza, no, pero por asuntos de ideología. O pensabas que la historia la movía un plato de garbanzos o morías allí mismo. Stalin fue tan hijo de puta como Hitler y entre los dos se llevaron muy bien durante un tiempo porque pensaban igual: cómo acabar con los que piensan distinto que yo y mis secuaces. Tan loco es uno como el otro. Nos ha quedado el capitalismo que ahora es salvaje. Montones de dinero fluyen a lo loco a través del planeta creando cataclismos entre la gente como yo, que me voy a acostar. Crisis que las crea el dinero revestido de codicia al por mayor joden el ánimo de las gentes que no entendemos ni papa de bolsas, artimañas de los bancos, etc. Lo que molaría es un socicapitalismo o un capisocialismo pero eso los políticos no lo saben hacer porque la mayoría están pendientes de corromperse a la menor ocasión o son presas de sus partidos. Por cierto, yo el socialismo, después de ZP, no lo quiero en España ni en pintura.

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