miércoles, 24 de septiembre de 2014

El cambio climático que hemos sufrido en una semana ha sido brutal: del tinto del verano y otras francachelas hemos pasado al jersecito y la serie de moda metidos en nuestra guarida invernal. Ayer di un paseo por la Gran Vía y estaba muy muy solitaria cuando hace una semana, había multitud. La casa se está quemando y yo aquí mirando, mira cómo huyen los mosquitos de la lumbre, dormir y dormir no es la solución a una vida que aspira a la gloria; por cierto, hoy no has barrido la casa y está llena de pelusas como gatos. Mañana otra vez mañana el levantarse los mendigos el tabaco el dolor en el pecho la madrugada que no ves los diez negritos que no lees los miserables y una colección de sellos que regalarás por la radio a un oyente cualquiera. Primero, la obligación, después pagar las cañitas el domingo. Paella para cuatro por favor, sí, de marisco. Viene mi suegra qué le vamos a hacer. En fin, ya he rellenado otra de mis reflexiones tontas qué idiotez.

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