viernes, 25 de octubre de 2013

Yo no recuerdo la transición española, ni los primeros años de felipismo ni nada que tenga que ver con la política hasta una edad mía muy tardía.
Las decisiones de los dirigentes, que mueven la economía de un país en una dirección o en otra, que fomentan un sector económico u otro en función de no sé qué estudios o tendencias ideológicas nos pueden hacer polvo según en qué sector se esté.
La construcción, por ejemplo, se destapó en un boom de grúas y de horas extras que benefició a todo aquel que estaba en ese sector, mientras la burbuja inmobiliaria creaba que hubiera casas vacías sin gente y gente sin casas por su elevado coste. Se especuló con algo imprescindible para el ser humano, la vivienda.
La vivienda en España ha sido un motivo de preocupación para todo el mundo desde hace mucho tiempo. Leyes antiguas de alquiler, casas caras, sueldos bajos. No está muy en orden el tema de la vivienda cuando la hipoteca se lleva un gran pellizco del sueldo.
Aznar, con sus decisiones sobre la economía creó la burbuja, la burbuja inmobiliaria junto con la financiera estallaron y ahora estamos donde estamos, llenos de deuda.

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