miércoles, 2 de octubre de 2013

En mi teoría del acabamiento, por la que notamos cuando tenemos cierta edad, que todo se acaba, incluso llega una época en la que notamos en que nos acabamos nosotros, que nosotros "ya no estamos de moda" y que la gente que vemos en el telediario es joven y desconocida y que los que conocíamos han muerto, existe también, en esa teoría, el desengaño.
Lo que antes nos parecía excitante y lleno de atractivos, deja de tenerlos y ahora es una sucesión de hechos rutinarios.
Yo lo llamo a esto "el desengaño del mar". Porque yo de joven tenía mucho deseo de ver el mar, muchas ilusiones puestas en el mar y todo fue decayendo de modo que el mar ya significaba menos para mí. Este desengaño viene dado por limitaciones de todo tipo: económicas, físicas, etc y un cierto desencanto que acude a nosotros cuando nos hacemos mayores y nos conformamos "con lo que hay". "Esto es lo que hay", decimos para justificar que ya no hay lo que nos gustó o nos gusta todavía. Hemos de conformarnos y lo hacemos porque ya no somos aquellos jóvenes que con una pizca de ilusión pasaban la mañana o todo el día. La vida nos parece dura y fea pero nos conformamos. El desengaño del mar. Cierra la mano y di que no tienes nada en ella.

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