martes, 17 de septiembre de 2013

La tranquilidad en la vida debe ser un bien a conservar. Para ello hace falta un orden. Para que exista ese orden, debe haber un mínimo de obediencia a leyes, mayores, etc. Para que haya tranquilidad, orden y obediencia debe haber un mínimo de respeto.
En España, vamos perdiendo todo esto que enumero y que yo tanto valoro y que cualquiera valoraría si está en su sano juicio.
No se puede ni andar por la acera.
Siempre hay ruidos; no digo sólo sonoros sino de todo tipo.
Los niños gritan a sus padres y parece que estos sólo les enseñan a pedir o a conformarse con cosas.
Las imágenes y ruidos de la televisión incitan a las peores cosas.
Los coches van demasiado deprisa y los conductores a veces son peores que muchos peligros que creemos habituales.
Los padres pegan a los hijos por pura desesperación o porque no saben cómo tratarlos. Los hijos pegan a los padres; no sé las causas. Es algo que no entiendo.
No hay respeto a los mayores.
Yo veo todo este espectáculo y veo que no puede durar mucho tiempo pues terminaremos a ostias. No entiendo que se valore en algunos círculos ser un perfecto hijo puta. No creo que se tarde en cometer aberraciones en masa, no como ahora, que son más puntuales. La educación no se valora, se valora más ser un cabrón y entre cabrones...

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