viernes, 20 de septiembre de 2013

Hace unas cuatro horas escribía de mi estado anímico y de un pequeño conflicto que doy por olvidado ya que el error no fue mío. Ahora quiero hablar de una forma de pensar que abunda en España. Hay gente en España que tiene muchos derechos, todos los del mundo. Incluso, en un alarde de indignación supina, extienden estos derechos a los animales, a los niños, a los delincuentes incluso pensando que todo el mundo y todos los animales y todo ser en el mundo tiene libertad para hacer lo que le sale de los cojones sin ninguna traba.
Pero cuando alguien les dice que no ve así las cosas, a ese, precisamente a ese le niegan cualquier derecho, empezando por el de expresarse porque nunca lleva razón, su razón, la razón de los de los derechos. Yo los llamo los derechistas. Son gente que reniega de toda obligación, sea esta laboral, moral, política o afectuosa y defiende a muerte sus derechos, derechos por los que hemos de velar todos. Ellos no se suelen preocupar de nadie. Porque en el fondo no son derechistas, son una puta forma de egoísmo. En la vida hay muchas obligaciones y la Declaración de los derechos huamanos, aunque hay que tender a ella, se hace mediante el esfuerzo, no mediante la mera petición jeta y egoísta. Aceita siempre tu rueda.

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