sábado, 5 de octubre de 2024

La tilde diacrítica sirve para distinguir palabras iguales. Así, té (bebida) y te (pronombre personal, "te conozco"), si (conjunción condicional: "si vienes te lo doy") y sí (adverbio de afirmación, "sí quiero") o dé (subjuntivo de dar: "que te lo dé Juan") y de (preposición, "vengo de casa"). Todo esto parece complicado. Aún hay más palabras monosílabas como estas que llevan tilde. En la vida, yo creo que hay que ser como la tilde diacrítica: aunque haya cosas parecidas en el mundo, el sistema crea una marca para que sepamos distinguir unas cosas de otras. Debemos darnos cuenta de que hay algunas distinciones que nos llevan a una riqueza personal y espiritual cuando sabemos realmente el porqué de esas distinciones. El conocimiento de las cosas nos hace libres. Debemos saber cosas, interesarnos por lo que significa la política, la sociedad, el dinero, nuestro ámbito personal y no confundir esos términos. Tú eres tú y la política y la sociedad son otra cosa. Hay que distinguir, como  hace la tilde diacrítica.

Sube la gasolina.

Gana el Estado.

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