Ya he cocido una lombarda. La guisaré con ajos y beicon. Mis insustituibles circunstancias de hombre nadie me las podrá quitar. Son las doce y media. Me voy a beber un par de vasos de agua. Por Móstoles o quizás Tres Cantos o San Sebastián de los Reyes haya gente como yo, amantes de las palabras, enfermos mentales, que escriben y escriben quizás a un Dios que les estará esperando al final de sus días. Yo invoco a las musas para que toda esa gente tenga el trato bueno y leal que se merece. Existen muchos sitios donde se acoge a esa gente que está mal y les hacen vivir la enfermedad y la vejez de modo digno. No aspiro yo a menos. La vida pasa, nos hacemos viejos, llegan las enfermedades, llegan los interesados. En fin. La mejor manera de pasar la vida es al lado de los amigos si lo demás te falla.
Se quedó dormido, soñó que era otro, un hombre feliz, despertó del sueño, vivió como pudo.
Hoy en día disfruta de sus años al lado de un árbol.
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