Pero mira como la ventana te incita a vivir otro día igual a los demás. Por eso te apuntaste a recorrer la península para ver el mar. Un mar sin desafío ni venganza. Un mar en el que depositar todos los agravios de ese banco y esas pipas en verano y esos que se pasean ingrávidos y alegres, al parecer sin culpa. Pero llegará el día en que todo saldrá a la luz, ese día de la justicia, ese día que nadie nunca espera pero llega. Y la chica navideña y amable tomará ventaja sobre estos alacranes que se pegan a la piedra. Yo no hago nada. Mi lema es no hacer nada. Pero no quiero hablar con ellos, deseo su mal inconscientemente pero no quiero hablar con ellos ya nada más. Los huesos se les harán harina, la carne se les caerá de su faz oscura y todos irán adonde solo reina el silencio y la sombra. Suena la música y en el puerto ondea la bandera blanca. No hay nada más que decir. La navidad ha acabado. Si has hecho el bien, Dios te premiará. Si no has hecho nada, Dios te volverá la cara. Pero sé feliz aunque no sea navidad.
El sur es un sonido que llora mientras canta.
El cantar de los pobres se eleva más que el cantar de los pájaros.
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