La palabra responde por el mundo. No hay para el ser humano nada tan importante como la palabra. Es de las habilidades con que nace, la palabra. Y estos la quieren matar. No quieren hablar, les cuesta verbalizar sus deseos, sus acciones, su pasado y lo que han hecho hoy mismo. Que los zurzan. No quiero yo encontrarme con ellos y sacarles las palabras con tenacillas. Son los felices conversadores, son de los que no se sabe nada, son el ocultamiento personificado. Tu vienes de la orilla de donde crece el tomillo y la alhucema, pero ellos vienen de un mundo irreal, hecho de vergüenza y alineación. Nunca sabrás. Nunca sabrás nada de ellos. Con su pan se lo coman. Yo no quiero comer con ellos, juntarme con ellos, hablar, ¿hablar? con ellos. Así que ellos en su sitio y yo en el mío sin darnos problemas ni malas digestiones.
Cuánta cuba hermosa se llena del vino admirado
y cuánta tontería trae la modernidad de los niños bien que no llegan a a serlo.
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