Otra vez la mañana diciéndonos cosas singulares, aptas para ser vividas. Se vende cochinillo, cordero y cabrito en una furgoneta. Compro el pan a 82 céntimos. Coloco todo para hacer unos espaguetis. Leo la prensa. Sale en el periódico Eduardo Mendoza, el escritor de Barcelona. Bebo zumo de piña y fumo descuidadamente. El tiempo madura su medida, se escapa entre las rosas. ¿Cómo será esta mañana en Móstoles? ¿Y en Tres Cantos? El raíl del tren aguanta el hierro de las ruedas que persiguen el milagro de la distancia. Allá voy yo a veces a rodar y rodar kilómetros de vías amanecientes y consoladoras. Este invierno está resultando muy suave, muy soleado, como las tierras de África.
Dijiste cosas que no se cumplieron, que eran falsas
y ahora tragas tu mentira, tu mentira tragas.
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