A veces la vida solo te ofrece un monotema: mono quiere decir lo mismo y tema es cuestión o asunto. Entonces, está la poesía para que ese día no sea monótono o el mismo que ayer; están las artes para producir algo distinto en ese día monotemático. Yo no sé pintar óleos sorprendentes, ni hacer fotos admirables, ni hacer música maravillosa con un instrumento. Solo sé escribir lo que sale de mi cabeza. Así que escribo y escribo cosas que hacen que ayer no sea lo mismo que hoy y hoy no sea lo mismo que mañana. Yo soy alfarero de las palabras, yo soy el repostero de los versos. Ojalá me salieran unos versos tan alucinantes como son los sueños de los locos, la adrenalina de los corredores de rallies, de los atracadores de bancos, de los pescadores de atunes. Esa adrenalina tan deseada no llega nunca y, por más versos que escriba yo, nunca llegará. La adrenalina es cara, se crea cuando vivimos al límite y ya poca gente vive al límite. Yo hago versos, pero no ofrecen adrenalina.
Robó, mató y bebió y probó las drogas. Vivió al límite.
Pero nunca fue una persona válida.
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