Muy poco a poco, nos damos cuenta de con quién vivimos. Los problemas de aquellos con los que vivimos, son nuestros problemas. Y los podemos solucionar contando con esos seres que desayunan y comen con nosotros. La vida nos enseña que no podemos obviar los problemas de los demás porque quizás serán problemas nuestros algún día. Los misterios sobrenaturales que surgen de la piedra y de la espada nos incitan a mostrarnos humildes ante ellos. No somos fuertes frente a la adversidad; a veces, la adversidad nos supera. Pero a todo damos respuesta y hay una legión que no podemos ni llegar a concebir detrás de nosotros. No sabemos lo que hay ahí fuera, lejos de nuestro día a día. Pero lo hay e interviene cuando nosotros ya no podemos más.
Dar a los demás para que se revierta sobre nosotros.
Esa es la base de la sociedad.
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