En la enterrada raíz oscura y en la hierba más obstinada, mi corazón se hunde amablemente. Parece que vivir es fácil. Pero la vida siempre lleva hierro en alguna de sus venas. Hay dos sujetos que bailan al son de los papeles, partituras malditas ellos bailan. Y es así como se siembra la maldad en los corazones. Un blanco mechón de nieve se ve allí en la montaña, muy lejos. Eso me hace pensar que cualquiera puede olvidar la saña de los lobos, la interminable codicia de los que hunden sus colmillos en la carne débil. Olvidar. Ojalá escribiendo unos versos se pudiera olvidar. Pero el mordisco ya está señalado, la triste copa del árbol ya ha ardido, el corazón tranquilo ya ha sido alterado. Ya hemos dicho que la navidad pasó pero sigue el problema. Llora si quieres o sé feliz. Son solo opciones de vida.
Al mar del que no se vuelve va mi vida
como al mar va el río y tampoco vuelve.
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