Respirar y anhelar el olor de la sal del mar que está allá lejos. Deshacernos de toda tristeza, fumar un cigarrillo creando un humo que vaya directo al cielo. No pensemos que hoy es simplemente otro día, sino que acudamos a las aceras, a los bulevares de la amistad más crecida que los ríos. Golpeemos el músculo de la risa hasta quedar exhaustos, rompamos la vida por la mitad, crucemos el mar hasta NY. Estas cosas que nos pasan por no reír no debemos dejar que pasen así como así. Riamos para pasar una hora felices, riamos para ser nosotros otra vez, riamos para que el mundo se vuelque de las risotadas que dibujamos. La vida son cuatro ratos y por eso hay que reír, hay que desternillarse, hay que carcajearse, hay que morir de risa porque este mundo no merece el nombre que le dan.
Memorizar el tiempo en que éramos niños, éramos seres inocentes.
Memorizar que dos y dos son cuatro, memorizar la vida y reír.
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