La decadencia de las cosas deja un poso triste. Así va la vida, todo decae con la edad y los pensamientos. Si hubo jolgorio algún día, ahora hay caras mohínas. La inmundicia, la flor, el verso bueno tienen ese carácter efímero que tienen todas las cosas. Solo hay algo inmóvil que surge tras la última pregunta. Las margaritas del campo no estiran el tiempo, no se engalanan más que con blanco y amarillo. Ahí las veis, tercas en sus momentos tranquilos. Los labios gimen palabras dolidas, apacientan el amor que se consume, se dirigen a pechos encolerizados, aman más que el mismo corazón. Hoy es un día para pasar desmenuzados minutos de espera, para abarcar el aire pues ella ya no está, para adormecer los sentidos frente a su recuerdo. Y así va la vida, como un camino, como la sombra, como el río.
Alambre y muerte para aquellos que buscan fronteras,
dulces nombres de flores para los que habitamos nuestra tierra.
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