Alimentamos un pelín de desesperación, de no entender este mundo. Es normal, es la manera de llegar a comprenderlo de verdad. No sabemos del todo qué hacemos en nuestra existencia, en nuestras circunstancias. La vida nos va llevando a cosas ya vividas, la vida no ofrece un cambio radical que nos empuje a hacer cosas con fe y verdad. Decimos: Y esto, ¿pará que sirve? O esto, ¿qué sentido tiene? Todo da vueltas a nuestro alrededor y no vemos que se pare para poderlo comprender. Las cosas nos persiguen como pequeñas obsesiones que nos cansan. Las cosas pasan a nuestro lado y no sabemos bien de dónde vienen, a qué se deben, cuál es su significado último. Pero llegará el día en que lo entendamos todo, en que amemos a toda la Creación, seremos espíritu nada más.
Por la barandilla sube una mujer cansada
de los golpes recibidos, de las incomprensiones, de la falta de amor.
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