Pongamos que los médicos y los hospitales salvan vidas. Pongamos que la vida está en otra parte, quizás al lado del mar. Pongamos que Madrid atrae gente como un imán civilizado. La furia de la mañana me pilla aquí escribiendo. La gente va y viene y no muere. Vuelo en el aire sin motor y se me rompe el corazón. Luego vuelvo a mi rincón. Pero hoy no. Hoy serán los pasos que me llevarán a la otra ciudad. Hay corazoncitos que laten tiernos a la vida. Las luminarias alumbrarán la noche, esta noche, para regocijo de los mortales. Anuncios, ferrocarriles, coches, camiones... nada para en este escenario de vitalidad furiosa. Las ideas están en el cielo hasta que lleguen a la humana cueva donde habitan las sombras. Pronto llegarán esas bondades y esperanzas para el género humano atrapadas por el arte y la ciencia. Entonces, todo será disfrute y amor al padre. Ya no es navidad pero tenemos derecho a ser felices. No dudes en ser feliz.
El don supremo de felicidad por la caricia de tu piel infinita
está aquí, en la Tierra, en esta fijeza de lo humano perecedero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario