Una total incongruencia recorre mi espíritu. Yo no soy el que quiero ser. Yo quiero estar en otro sitio. Móstoles se despereza de la cabalgata de ayer. Los reyes trajeron juguetes a todos los niños. Qué bien. Qué bonito. Hoy hace un vientecillo frío y desalentador como el mismo día. Atmósfera y horas de la mañana se funden en un abrazo fresco. El tiempo es ese que nos dicta el calor y nos hace vivir. El tiempo fluye como el vientecillo de la libertad nos sumerge en la vida. El tiempo es ese que va sacudiendo nuestra vejez futura hasta hacerla un presente más o menos habitable. No somos nada ni nadie. Hoy estás y mañana, no. Eso hay que tenerlo en cuenta. Los vicios más asquerosos de soportar son los de los demás. Los grandes conversadores perdonavidas ya no tienen nada que hacer sobre la faz de la Tierra. La avaricia pura vence. No sé si acostarme un poquito, otro poquito. No, no lo haré pues ya es tarde en la mañana.
Después de desnudarse y vestirse con arena,
salió de allí, oliendo a frescas algas marinas.
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