A más agobio mental y vital, mayor número de blogs escribo. Esta mañana, ha sucedido una hora, de nueve a diez, en la que me encontraba perdido, desazonado, triste. El café no ha sido capaz de reanimar un estado depresivo. Pero bueno. Ya se me está pasando el mal rollo. Hay gente que no cree en espiritualismos y menos en fenómenos sobrenaturales. Se apegan a las cosas que, a veces no dicen nada. Una nueva camisa o un abrigo impresionante puede dar una imagen de nosotros muy positiva, pero eso dura poco. Porque el hombre no encuentra nada en las cosas y sí encuentra mucho en las personas de las que se rodea. Y puede encontrar también algo en las cosas de Dios. Pero en la cosas materiales bien poca cosa va a encontrar. En comerse unas almejas muy bien guisadas, encuentra placer pero quizás esté solo con esas almejas, con su placer. Más allá no ve nada más que gente que es materialista como él, tienen en la cabeza proyectos para pasarlo bien. Pero todo es una ilusión porque no cree en algo transcendente.
Hay gente deseosa de novedad.
La novedad puede estar cerca y no lejos, no en el placer, sino en el día a día.
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