Esta noche el sueño ha recorrido los recovecos cerebrales del loco, ha arrojado a la oscuridad de la nada el delirio de ayer. Hoy parece la vida más amable porque la insania se ha alejado de mi casa. La lectura de esa novela me ha deprimido bastante: un chica que estudió filosofía y no encuentra hueco en el mercado laboral. Quiero acabarla para que se acabe su maldito maleficio. La pena visita muchos barrios, como la risa, los llena de desérticas esperanzas que no se cumplen en el día. Las penas abarcan un extenso mar de olas fuertes del pasado que habitan el presente, de olas que hunden el barco del optimismo, de olas que fueron y anegaron el corazón de un barro rojizo y pegajoso que da asco. No sé si debería ayudar a los demás. Los demás quizás sufran más que yo. Pero yo sufro a veces, quién lo duda.
Primer punto que hay que tratar:
si tú estás bien, no hagas daño. Haz el bien si puedes.
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