Busco descanso. El descanso está en la tranquilidad que para mí es la felicidad. Y escribir. Escribir tontunas como estas de tono poético quizás. El alumbramiento de una niña nos llena a todos de una felicidad grande. Hay que luchar por crear en cada recóndito lugar un poco de vida, un poco de razón aunque las cosas nos arrastren al caos. Por las carreteras de los arrabales van gentes aturdidas por un sueño despreciable, las carreteras de los arrabales están muy cerca de nosotros. Pero nosotros debemos hacer frente, ocupando las aceras civilizatorias todos los días, a ese desembarco de lo inútil y lo feo. Es ya casi la primavera anunciada en enero, la nieve se derrite como se derretía en ese soneto de Quevedo: miré los muros de la patria mía. Hay que mirar los muros pero también el cielo azul que se parece a Dios. No te dejes amilanar, sal a la calle y tómate un cafelito o algo.
Ha nacido una niña. Ha nacido una esperanza.
Parece que llueve menos por aquí, por estas andanzas circulares.
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