miércoles, 31 de enero de 2024

 Podría salir a la calle y ver cosas o gentes conocidas pero me quedo en casa y escribo estas reflexiones. Me baso en un verso de un poeta de los 50 y luego lo gloso. Glosar quiere decir que lo comento o extiendo el significado de ese verso. Todo requiere de un tiempo, las acciones se desarrollan en un tiempo. Si no hubiera tiempo, de hecho, no viviríamos. El tiempo pasa, devora sus creaciones y las elimina del mundo, las mata. Todo lo que nace, muere irremediablemente. ¿No sería bueno prepararnos para esa aniquilación? Yo creo que lo mejor para prepararse para la muerte es dar lo que tenemos a los demás, preocuparnos por los demás pues nosotros nacemos finitos, acabados en un tiempo. La vida eterna no se hace verdad en este mundo de tierra y aire y árboles y playas sino que se debe de hacer hecho consumado en otro lugar. No salgo a la calle a ver cosas y gentes conocidas y escribo esto. La navidad debe perdurar de algún modo; del modo en que tú seas feliz.

El modo de obrar cuando obramos también es interesante.

Hagamos las cosas bien en lo que podamos.

 Fumar calma la ansiedad. Si yo no hubiera cogido hábito de fumar, me calmaría la ansiedad de otra manera (quizás comiendo chocolate). La ansiedad es propia de los enfermos mentales, siempre nos acompaña. Cualquier cosa inesperada nos provoca ansiedad. De la ansiedad, pasamos a la angustia. La angustia penetra en nuestro cerebro y de ahí, surge la crisis, el brote psicótico. En el brote psicótico ya no somos nosotros sino lo que la enfermedad mental hace con nosotros. Una espectacular monotonía cae de este lado de la mañana y me absorbe, me tienta a no hacer nada, a que pasen los minutos como tontos, como rebotes de la vida por vivir. Una monotonía como el cielo santo que nos cubre la cabeza a todo Dios y nos llevará un día a su esplendoroso palacio. Palacio donde no hay ni una pequeña brisa, donde todo está en calma, donde el descanso será premio si hemos sido generosos con los demás. Me gustaría probar ese cielo, ese azul gigantesco que cruza el océano, que cruza nuestra alma, que cruza el adiós que un día diremos irrevocablemente.

Dormir en un algodón limpísimo y cariñoso

es dado a los que reciamente dan su vida, convocan amor y limosna.

 Siempre se puede ir a peor. Pero de nosotros depende quedarnos como estamos, manteniéndonos en la misma situación favorable. Me refiero a la situación económica pero también moral. Hay que tirar a la hoguera nuestras pasadas hazañas. Y ver de hacer hazañas nuevas que valgan para nuestro presente más imperioso. Hay que mostrar un ímpetu generoso para con los demás. Para los hijos (el que los tenga) o para los convivientes en el domicilio común. Sin generosidad, no hay alegría posible. Si uno se emperra en su yo egoísta, mal va. Por lo barrios más bajos de uno mismo, no se encuentra nada de valor, pero si salimos a la plaza y luchamos por los demás, atesoraremos una verdad y una paz para los otros que revertirá en nosotros mismos. Huyamos de nuestro afán de notoriedad. Callados y trabajadores, peleemos por los que están a nuestro lado siempre.

Escribía y escribía, como si esta acción reportara algo.

No sabía que lo escrito valiera la pena.

 En la mañana, en su fino y transparente aire, yo me muevo por alguna calle de la ciudad. Veo personas nunca vistas antes, por eso vivo en una ciudad y no en un pueblo donde todas las caras son conocidas. Me muevo por alguna calle de la ciudad y veo también, aparte de personas desconocidas, alguna persona que conozco. Y la saludo. Y hablamos. Y las personas no son cerradas de mente, como pasa en los pueblos, sino que quieren saber de mí y yo de ellas. Y continúo paseando por alguna calle y veo los comercios. Gente que entra y sale de los comercios. Y veo barrenderos y veo policía y veo libros en  la mano de alguno que pasa. Y huelo a comida que se está preparando y a una niña que no ha ido al colegio en pos de su madre. Y también veo a Fernandito. O a Santi. O a Fede. O a Laura. Y los saludo amablemente y ellos me devuelven el saludo. Y es una maravilla observar la transparencia del aire de la mañana y su finura y su variedad.

Busca en la mañana algo; no sé. Algo que no está escrito.

Algo dulce y compañero y saludable.

 Huele como un olor único que exhala una única flor. Como si todo esté rodeado de esa flor. Y no es un olor agradable si pasa mucho tiempo. Al final, cansa ese olor. Hay que hacer un esfuerzo para que ese olor no estropee las narices de la población. Es un olor penetrante que se consigue al distribuir esa flor por todos los sitios. Ya es un aroma penetrante y sucio el de esa flor. Es un olor mayoritario, abusón, terco como el olor de la mierda. No nos gusta ya ese olor, esperemos que ese olor se disperse en el aire transparente y se diluya de una vez por todas porque ese olor casi mata el sentido del olfato dejándolo inútil para otros olores. Este olor de flor delirante y enfermiza a la vez nos va a matar, nos va a llevar a no saber qué otros olores existen en el mundo. Es un olor así como de rosa, como de capullo de rosa, como de rosa rebosante e intensa. Ojalá se pudra este olor, se agote este olor, se muera este olor. No podemos más los que olemos este olor. Nos vamos a morir de olerlo todo el rato.

Hay gente que incide y reincide en una idea y la ve siempre buena.

Pero hay otra gente que ve la verdad de las ideas.

 Yo aquí sentado, sin hacer ninguna actividad lúdica que me provoque la risa. Pero con risa o sin risa, escribo que ayer vi a un tipo que no hacía más que reír y cantar, con una cara larga como una barra de pan. Me alegré por ello, pues este tipo es un soberbio de tomo y lomo. Que se fastidie. La presencia concreta de lo humano pinta la mañana de un aire divino, reflejo de la Creación. Unos van cansados; otros van más desahogados ante la suerte de la vida, que siempre es cambiante. Los tipos humanos de hoy en día van del divorciado al soltero, de la ama de casa a la cuidadora de ancianos. La existencia reparte roles como pepinos reparte la frutería. La gente se distribuye y hace cosas propias de esa distribución de esa gente. Ya Mesonero Romanos y Larra se encargaron en su día de hacer una disección de la sociedad de su tiempo. Hoy hay otros tiempos y la sociedad quizás es más compleja, pero, en esencia, los tipos o los roles son parecidos y el comportamiento humano también es muy parecido. Ya no es navidad, huelga decirlo, pero atrévete a ser feliz de cualquier modo. Ríe y reirán contigo.

Haz el bien.

Es bueno para ti y para los demás.

martes, 30 de enero de 2024

 Ando trabajando en un poema pero el poema no me sale. Escribo aquí solamente que escribo. El mundo está muy revuelto. Vivir la vida es camino muy corto. Lo dijo Quevedo y debe ser verdad. La vida, sin embargo, tiene algún interés. A ver si despolarizamos el mundo, por favor. Que no tenga que estar la gente pendiente de esa gentuza que son los políticos. Los políticos son el peor grupo humano después de los informáticos. Los informáticos son el más malo y más raro grupo de humanos que los violinistas. Los comunistas son un grupo humano que cree en una revolución que nunca vendrá. Se parecen a la gente religiosa, que cree en la venida de un dios a la Tierra.

Ve en paz por el mundo.

El mundo te lo agradecerá.

 Fumo y el humo que exhalo se expande por toda la habitación. Fumar es malísimo. Pero yo fumo. Es lo más arriesgado que hago en esta vida. El dolor de vivir está en todos nosotros y cada uno lo elimina de la manera que sabe o que ha adquirido. A veces, nos reímos y casi ya no sabemos por qué, pues los motivos de alegría son cada vez más escasos. Esa es la verdad: nos reímos poco o esa es la sensación que yo tengo. Solo se ríen de verdad esas adolescentes que se cuentan aventuras amorosas o de fiesta. Los demás ya no nos reímos. No nos reímos porque se han creado en el mundo una serie de circunstancias adversas: la carestía de la vida, las guerras, la política arbitraria y mentirosa, la polarización que elimina al otro por pensar diferente... Muchas cosas nos han traído la "no alegría" como el insulto, la no aceptación del otro, el individualismo, la soberbia, etc. Qué asco de vida. Ya no es navidad, pero acuérdate de ser feliz aunque sea solo por cinco minutos. Cinco minutos de felicidad.

Alégrate de que está vivo y acércate al otro,

que también está vivo como tú: ya tenéis algo en común.

 A veces la vida solo te ofrece un monotema: mono quiere decir lo mismo y tema es cuestión o asunto. Entonces, está la poesía para que ese día no sea monótono o el mismo que ayer; están las artes para producir algo distinto en ese día monotemático. Yo no sé pintar óleos sorprendentes, ni hacer fotos admirables, ni hacer música maravillosa con un instrumento. Solo sé escribir lo que sale de mi cabeza. Así que escribo y escribo cosas que hacen que ayer no sea lo mismo que hoy y hoy no sea lo mismo que mañana. Yo soy alfarero de las palabras, yo soy el repostero de los versos. Ojalá me salieran unos versos tan alucinantes como son los sueños de los locos, la adrenalina de los corredores de rallies, de los atracadores de bancos, de los pescadores de atunes. Esa adrenalina tan deseada no llega nunca y, por más versos que escriba yo, nunca llegará. La adrenalina es cara, se crea cuando vivimos al límite y ya poca gente vive al límite. Yo hago versos, pero no ofrecen adrenalina.

Robó, mató y bebió y probó las drogas. Vivió al límite.

Pero nunca fue una persona válida.

 Sintió sus propios pasos en la gravilla. Enfrente de él se alzaba la fachada de la gran mansión. Le espera dentro su amor, un amor encontrado en una tasca del puerto. Le parecía mentira estar allí, pero estaba. Un mayordomo le preguntó su nombre y él se lo dio. Entonces el mayordomo le dijo que la condesa le estaba esperando, que subiera las escaleras. Las subió y entró. El hall era enorme. Del hall subían dos escaleras largas. Una voz, desde arriba, dijo: sube, sube. Y él subió. Y desde alguna habitación de las muchas que había, una voz decía: sube, sube. Pero él no sabía desde qué habitación venía esa voz. Solo veía puertas y puertas. Abrió una puerta y allí no había nadie. Abrió otra puerta y allí no había nadie. Qué desperdicio de espacio, pensó. Aquí podrían vivir cuatro familias o cinco. La voz ahora decía: entra, entra, como un adelanto del abrazo carnal. Al fin, entró en una habitación y allí estaba ella: llena de arrugas la cara, flacucha, floja, fría. No era la "joven" que se había encontrado en esa tasca del puerto. Parecía tener 30 años más. Sin maquillaje, simplemente era otra persona. Salió de la habitación, bajó las escaleras y anduvo hasta el puerto. Vio a un amigo, tomó algo y luego, se puso a escribir su novela.

Si la vida solo te ofrece su monotonía,

disfruta de esa monotonía.

 Respirar y anhelar el olor de la sal del mar que está allá lejos. Deshacernos de toda tristeza, fumar un cigarrillo creando un humo que vaya directo al cielo. No pensemos que hoy es simplemente otro día, sino que acudamos a las aceras, a los bulevares de la amistad más crecida que los ríos. Golpeemos el músculo de la risa hasta quedar exhaustos, rompamos la vida por la mitad, crucemos el mar hasta NY. Estas cosas que nos pasan por no reír no debemos dejar que pasen así como así. Riamos para pasar una hora felices, riamos para ser nosotros otra vez, riamos para que el mundo se vuelque de las risotadas que dibujamos. La vida son cuatro ratos y por eso hay que reír, hay que desternillarse, hay que carcajearse, hay que morir de risa porque este mundo no merece el nombre que le dan.

Memorizar el tiempo en que éramos niños, éramos seres inocentes.

Memorizar que dos y dos son cuatro, memorizar la vida y reír.

 Todos tenemos el corazón descalzo y húmedo para que surta de alborozo a otros corazones. Todos sabemos que la vida es para gastarla en cosas preciosas y únicas. Suben las palomas por el sol, por el aire y por el mar, que está cerca. La mañana, hermana de la acera, nos dice dónde hay que ir para atrapar la dicha de estar vivos, para saborear el desliz del día de hoy, los elementos de que está hecho el tiempo. Quizás los momentos más fabulosos, maravillosos ya han pasado en la plaza de nuestra infancia pero queda aún unos bocados de felicidad en nuestro día de hoy. Apurémoslos, gocémoslos, comámoslos como si se nos fueran a escapar muy lejos, muy lejos a un playa vacía de hombres y animales. La vida debe ser un hambre de diversión y de gozo, un deseo de reír muy grande, una forma de ser nosotros pero sin nosotros, sin nuestras penas ni olvidos ni desencuentros.

Por la bahía cruzaba un barco a la ciudad de la plata.

Por la bahía, sí, surcando el mar muy despacio.

lunes, 29 de enero de 2024

 Me estoy releyendo "1984", de George Orwell. Es una distopía política. Toda la población vive en la miseria mientras los políticos la engañan con una así llamada neolengua que convierte la verdad en mentira. Todos los ciudadanos asisten a los "dos minutos de odio". Todos los ciudadanos están vigilados incluso en sus casas. Los niños delatan a sus padres a los que recogen por la noche y los "vaporizan". El protagonista, Winston Smith, pretende rebelarse con la situación. Y no he leído más. Es horripilante esa forma de vida. Siempre huele a berza. Siempre hay que tener miedo. Siempre hay que temer a los políticos y al vecino. Lo hijos de puta de políticos de ahora son remedos de esos que existen en este libro. No tenemos democracia sino lo que los políticos quieren. Nadie entiende nada y nos engañan continuamente.

Este es un político ambicioso y terco, de los peores que hay

y encima, es presidente.

Ya he cocido una lombarda. La guisaré con ajos y beicon. Mis insustituibles circunstancias de hombre nadie me las podrá quitar. Son las doce y media. Me voy a beber un par de vasos de agua. Por Móstoles o quizás Tres Cantos o San Sebastián de los Reyes haya gente como yo, amantes de las palabras, enfermos mentales, que escriben y escriben quizás a un Dios que les estará esperando al final de sus días. Yo invoco a las musas para que toda esa gente tenga el trato bueno y leal que se merece. Existen muchos sitios donde se acoge a esa gente que está mal y les hacen vivir la enfermedad y la vejez de modo digno. No aspiro yo a menos. La vida pasa, nos hacemos viejos, llegan las enfermedades, llegan los interesados. En fin. La mejor manera de pasar la vida es al lado de los amigos si lo demás te falla.

Se quedó dormido, soñó que era otro, un hombre feliz, despertó del sueño, vivió como pudo.

Hoy en día disfruta de sus años al lado de un árbol.

 La vida es un regalo de Dios y es bonita de gozarla, aprovecharla, disfrutarla, luchar por ella y dar la batalla a los muermos que viven en una muerte continua. Los que desprecian la vida y hacen el teatrillo de vivirla, para ellos hacen, y como bien expresó Nuestro Seños Jesucristo refiriéndose a los fariseos y saduceos hipócritas que eran ciegos y guías de ciegos: dejadlos. Que hagan limosna y les toquen las trompetas, que ayunen y pongan cara de circunstancias y que oren con palabras rebuscadas y ampulosas, que actúen, que se les da muy bien. A los que son cristianos convencidos, la santidad, pero con límites, sin excederse en ser misioneros de la nada, sino defenderse uno mismo y luego Dios les gratificará con el servir cercano. El cristiano debe saber que es prioritario para él lamerse las heridas del día a día y salvarse de la muerte extemporánea, teniendo en cuenta que su condición es obviar la traición.

domingo, 28 de enero de 2024

 Las personas con las que te cruzas por la vida las puedes elegir o no. A los de la familia no los escoges. A los amigos, sí. Si no quieres ir con nadie, con nadie vas. Mi porvenir es partidario de los insectos. Se los puede aplastar y no dicen ni mu. El ayuno durante el misérrimo domingo inhóspito no estará mal del todo. La pena es esta situación de desasosiego que hay en la sociedad, que provoca muchos suspiros. ¿Sus piráis? No, no nos piramos. Es que estamos agobiados por la amnistía, por los putos políticos y por las obras en el piso de al lado. En fin. Todo superable pero, ¿cómo se queda España después de todo lo pergeñado, perpetrado y así? No sé. Esto va camino de la república. Y la república en España funciona fatal. Piojos socialistas chupando sangre.

Todo empezó un día en el que un farsante llegó a la Moncloa

y se alió con la mentira, con la mentira se alió.

sábado, 27 de enero de 2024

 Me muero y no te educo, decía mi tío Francisco. La verdad es que la educación no es lo mismo que la escolarización. La educación tiene un montón de vías posibles. Lo que no puede uno es educarse en un bar. En un bar se dicen muchas sandeces y mentiras. ¿Qué significado tiene la palabra ahora? Ahora ya no existe. Es una ficción del lenguaje. Nunca estamos en un ahora, estamos transitando el universo todas las horas, todos los segundos. Matemos el ahora y llenémoslo de futuro, un futuro bueno y alegre, no ese que nos quieren endosar los putos políticos asquerosos. Matemos a la política, no creamos en ella, no nos va a resolver los problemas y sí llenarnos de ellos. La vida que yo transito se atiene a la razón. La vida de los ineptos socialistas va a la deriva, nos está engullendo, nos está metiendo un dictador por la puerta de atrás. Gentuza.

A los meses de esa primavera

se vio que todos los embelecos nos llevaron a la ruina.


 La cabeza es muy delicada. A veces la cabeza empieza a pensar mal y recrea un mundo equivocado. Para eso está la química. Para poner los pensamientos en su sitio. Los corazones se encienden con otros como una vela se enciende con otra vela. Vamos en la dirección de las aceras, esos reductos de la gente que pisa el suelo, que alimenta su ciudad con paseos enormes y acertados. Las aceras llenan el espectáculo de la ciudad con pasos inmensos, con pasos ciudadanos y esclarecedores. La acera parece decir: aquí estoy yo. Y los ciudadanos se rebelarán contra el sindiós de los políticos, de las televisiones, de los mundos ajenos pisando la maldita acera de las ciudades y los pueblos, haciendo suyo el mundo, haciendo la labor de los que creen en un mundo justo y no el que nos quieran vender.

Mis oraciones han sido escuchadas,

para eso las clamé, para eso las recé.

 Busco descanso. El descanso está en la tranquilidad que para mí es la felicidad. Y escribir. Escribir tontunas como estas de tono poético quizás. El alumbramiento de una niña nos llena a todos de una felicidad grande. Hay que luchar por crear en cada recóndito lugar un poco de vida, un poco de razón aunque las cosas nos arrastren al caos. Por las carreteras de los arrabales van gentes aturdidas por un sueño despreciable, las carreteras de los arrabales están muy cerca de nosotros. Pero nosotros debemos hacer frente, ocupando las aceras civilizatorias todos los días, a ese desembarco de lo inútil y lo feo. Es ya casi la primavera anunciada en enero, la nieve se derrite como se derretía en ese soneto de Quevedo: miré los muros de la patria mía. Hay que mirar los muros pero también el cielo azul que se parece a Dios. No te dejes amilanar, sal a la calle y tómate un cafelito o algo.

Ha nacido una niña. Ha nacido una esperanza.

Parece que llueve menos por aquí, por estas andanzas circulares.

 Ayer entrevistaron, en su piso pequeño, a Luis Mateo Díez. Es un hombre que ha sabido sembrar amistad. Es un hombre mayor al que el cuerpo le pesa, que dice que la vida es incómoda pero maravillosa, que ha creado un mundo de la imaginación, del ingenio. Dice que Cervantes es el mayor novelista de la historia. Yo digo que me gusta escribir y no sé por qué todavía. No me creo ni siquiera que yo merezca la pena. La vida transita unos momentos agrios, desenfrenados, de locura. Pero hay que vivirla, hay que apoyar a la vida para que vaya tirando, para que nos dé alguna alegría, para que no sucumbamos a la tiranía de las horas que pasan. Leí una revista satírica ayer que me sacó de la monotonía telediarística de estos días. La televisión es una filfa, una repetición inmensa, un aburrimiento de tomo y lomo. La mañana está tranquila como su hermana la acera. Huyamos de lo desaforado y malandrín que hay en el mundo.

Hay jamón en la nevera y unos espaguetis.

Hoy el día se hará dueño de nuestras costumbres.

 El último recinto de mi vida ya se ha achicado hasta la náusea. Otro día más. Parece que el corazón bombea más tranquilo hoy. Recorrí el mapa de la decepción. Nos queda esperar, seguir esperando. Quiero aprender a domar mi alma, a no sentirme mal por los días iguales, a saber estar entre la bruma de los señalamientos diurnos. Las espigas de mi alma quieren ser segadas ya, no quiero esperar al verano. La impaciencia me corroe las manos indefensas. Las naves por el mar, yo por mi sueño bendito de las playas dormidas al frío del invierno. No tolero la mañana, no la veo justa ni necesaria. La mañana se venga de mí sepultándome en horas y migrañas del alma. Hay una materia indudable, sin embargo, que tira de mí hacia la vida.

Quizás el mundo solo gire un poquito en mi vida

para que no me pierda en la curva que traza.

jueves, 25 de enero de 2024

Menos mal que la reforma del piso tendrá un término pues no somos infinitos los seres humanos y los trabajos tienen su punto final. La vecina invertida sexualmente habla mucho esta mañana. No puedo usar el chat gtp de saldo porque la informática se pierde en la mierda más ruín y perniciosa. Los colegios e institutos de España públicos son olas de choque donde arremeten la salvajería más infame. La política en españa es nauseabunda y causa vómito mental. ¿ a cuánto está el kilo hoy de subida de pensiones? ¿ estraperlo de justicia social? pasen y compren con tarjeta menesterosa. Morir moribus, unos de cáncer otros de extravagancia, ya van vómitos, cómo serían los tiempos del cólera, ya empieza el hambre, adiós regalitos y un pariente lejano deja de serlo porque mercadean con él, risa de cínico gesto de niño bueno, purgatorio mundano, malo.

Ayer, paseo patibulario, piernas cansadas y licantropía, gentes sin alma, hueso, carne y agua.

 Mi sobrino ha tenido una niña, que vaya espabilando, tío en Alcalá y adultos a parvulitos.

 Otra vez la mañana diciéndonos cosas singulares, aptas para ser vividas. Se vende cochinillo, cordero y cabrito en una furgoneta. Compro el pan a 82 céntimos. Coloco todo para hacer unos espaguetis. Leo la prensa. Sale en el periódico Eduardo Mendoza, el escritor de Barcelona. Bebo zumo de piña y fumo descuidadamente. El tiempo madura su medida, se escapa entre las rosas. ¿Cómo será esta mañana en Móstoles? ¿Y en Tres Cantos? El raíl del tren aguanta el hierro de las ruedas que persiguen el milagro de la distancia. Allá voy yo a veces a rodar y rodar kilómetros de vías amanecientes y consoladoras. Este invierno está resultando muy suave, muy soleado, como las tierras de África.

Dijiste cosas que no se cumplieron, que eran falsas

y ahora tragas tu mentira, tu mentira tragas.

 Dice la canción: no me llames Dolores, llámame Lola. Esa que va sola por Barcelona buscando follón. Me mola Lola. Como una pequeña ola, como una caracola encontrada en la playa. La fascinación que emerge de un nuevo ser, la magia de la cuna, el resplandor del nacimiento. La vida se sonríe con los nuevos ojos abiertos al aire dulce de lo novedoso. El alma navegable de los niños se muestra como un trampolín que tuviera luz al final, después del salto. Es muy fácil querer, es muy fácil llevarse por esos menudos miembros, por esa sonrisa amable. La mirada no se fija, está tanteando en este mundo quién la coja y la mime y la quiera. Es Lola, la nueva estrella invitada a la familia. Se criará y se hará grande la que ahora es pequeña.

Mientras la luz de invierno resuena fuera en forma de calor tendido,

ella ya ha asomado los ojos valientes a la vida.

miércoles, 24 de enero de 2024

 Fabricamos una tela hecha de versos para expresar nuestra fe en el hombre. ¿Y luego qué? ¿Acaso el hombre nos defrauda? Dios está con el hombre. Para eso lo creó. No hay ciencia que pueda decir que al hombre no le creó Dios. Todo lo que nos rodea tiene ese olor divino. Los nombres se suceden a los nombres, pero, ¿sabe la ciencia cuál fue el primer nombre? El verbo se hizo carne, dice el evangelista. Se escucha al mundo a través de los hombres, a través de tanta carne y espíritu que habita el orbe. Lo sobrenatural apoya el argumento de que no solo somos materiales. Hoy el periódico no habla de este miércoles marrón que ciñe al cielo una nube de luz no hecha sino de amor y esperanza. Viva la Humanidad. Ya no es navidad pero hay que saltar la valla para ser felices. No olvides ser feliz.

Entre los aires estás conmigo,

pequeña ola de los niños que nacen.

 Pongamos que los médicos y los hospitales salvan vidas. Pongamos que la vida está en otra parte, quizás al lado del mar. Pongamos que Madrid atrae gente como un imán civilizado. La furia de la mañana me pilla aquí escribiendo. La gente va y viene y no muere. Vuelo en el aire sin motor y se me rompe el corazón. Luego vuelvo a mi rincón. Pero hoy no. Hoy serán los pasos que me llevarán a la otra ciudad. Hay corazoncitos que laten tiernos a la vida. Las luminarias alumbrarán la noche, esta noche, para regocijo de los mortales. Anuncios, ferrocarriles, coches, camiones... nada para en este escenario de vitalidad furiosa. Las ideas están en el cielo hasta que lleguen a la humana cueva donde habitan las sombras. Pronto llegarán esas bondades y esperanzas para el género humano atrapadas por el arte y la ciencia. Entonces, todo será disfrute y amor al padre. Ya no es navidad pero tenemos derecho a ser felices. No dudes en ser feliz.

El don supremo de felicidad por la caricia de tu piel infinita

está aquí, en la Tierra, en esta fijeza de lo humano perecedero.

 No se fuerza la máquina en ningún momento. Solo un pequeño veneno es consumido cada media hora más o menos. La vida va así como el que no quiere la cosa. Se lee el periódico como distracción de la mañana. La calle ya no dice gran cosa. De todas formas, se recorren los comercios solo por el forro. Hay que hacer espaguetis, muchos espaguetis. El análisis de sangre dirá cómo estoy por dentro. Los versos nacen del amor a una nación. Los versos sufren por una serie de cuestiones patrióticas malas. Ojalá mi poesía pudiera romper los muros que se levantan para oprobio de España. Pero el currito va al trabajo y ya no quiere saber más de artimañas políticas. Esta España nuestra. Los versos de poeta son los ojos y la cabeza de esta querida España que todos llevamos en el corazón aunque nos cueste. Carne abierta, antes estabas seca y ahora ahíta de vodka con limón. No te conoce nadie España, no te dicen lo que te quieren, pero te queremos todos.

Este país surgirá valiente después de tanta mentira

para decir todos a una: Viva España.

martes, 23 de enero de 2024

 Alimentamos un pelín de desesperación, de no entender este mundo. Es normal, es la manera de llegar a comprenderlo de verdad. No sabemos del todo qué hacemos en nuestra existencia, en nuestras circunstancias. La vida nos va llevando a cosas ya vividas, la vida no ofrece un cambio radical que nos empuje a hacer cosas con fe y verdad. Decimos: Y esto, ¿pará que sirve? O esto, ¿qué sentido tiene? Todo da vueltas a nuestro alrededor y no vemos que se pare para poderlo comprender. Las cosas nos persiguen como pequeñas obsesiones que nos cansan. Las cosas pasan a nuestro lado y no sabemos bien de dónde vienen, a qué se deben, cuál es su significado último. Pero llegará el día en que lo entendamos todo, en que amemos a toda la Creación, seremos espíritu nada más.

Por la barandilla sube una mujer cansada

de los golpes recibidos, de las incomprensiones, de la falta de amor.

 Las pobres voces llenas de tierra sí se dejarán oír en un futuro, en un futuro que casi no sabemos cómo es, que solo intuimos en nuestras vidas de forma inclinada. Habrá quién, en su poco devenir de oleaje, llegará a la felicidad más plena tornando vacío por plenitud, la plenitud de llegar a vivir antes de su nacimiento, volviendo como arenas que se fueron al seno de la playa infinita. La luz va matando los días hasta que todo, como un revoltijo encendido, va en pos de la vida sin mutilaciones de torpeza para entender. Todos iremos en ese remolino de diferentes experiencias hasta llegar a coincidir en un astro amable y sencillo, como es sencilla la sonrisa de Dios. Y notaremos que el martillo y la hoz y los alfileres y los libros habrán servido para comunicarnos con el ente maravilloso que nos aguarda con amor cuando cese la acción.

Vamos todos siguiendo la misma línea, línea absurda a veces

para llegar a ser cielo o arena de playa.

 A este mundo llegamos a cumplir un papel. Pero no importa la acción que llevemos a cabo en ese papel sino las creencias que tengamos sobre el mundo. Lo que pensamos de los demás, de Dios y de todo lo que nos rodea es lo que nos define. No hacemos grandes cosas en la existencia que tenemos, las cosas que hacemos pasarán, pero quizás no pasen los pensamientos que hemos desarrollado sobre este mundo. Hay quien tiene unas creencias limitadas, solo creen en las cosas que nos rodean y hay quien tiene unas creencias más trascendentes, no se quedan en este mundo material sino que intentan creer en lo sobrenatural, sobre los hilos que gobiernan este mundo sensitivo y terrenal. Es cosa nuestra ver en el orbe algo que lo trascienda. Puede ser el amor por las personas que te rodean, puede ser el amor a una idea de mejora del propio mundo, puede ser el amor a una profesión vocacional, pueden ser muchas cosas que hagan de este mundo el trampolín a una vivencia más plena de lo que se toca o se siente. Creamos en lo trascendente, pues.

Si tienes muchas cosas que hacer en este mundo,

ve paso por paso, observando prioridades.

lunes, 22 de enero de 2024

No es más ni menos un barrendero que un abogado. De hecho, es mejor un barrendero bueno que un abogado malo. Lo bueno es las buenas vibraciones humanas que puede transmitir ese abogado o ese barrendero. Lo positivo del día a día es transmisible de muchas maneras. Si uno es callado pero cumplidor con sus amigos o familiares pues ya está, no hace falta mucho hablar. El hombre es social por naturaleza, necesita de los demás para entenderse a sí mismo. Seamos buena gente en todo momento y si podemos ayudar, aunque sea con un chiste, pues bueno es. La calle ofrece muchas alternativas a la bondad. Se puede dar limosna al necesitado, se puede tener una charla amistosa con algún conocido, se puede admirar el trabajo de los demás o el propio trabajo que, en mi caso, es leer libros y escribir lo que se me ocurre. La vida no es emperrarnos en ser exitosos, sino que lo que hacemos nos sirva de algo bueno.

La ciudad, aparentemente, no ofrecía novedades.

Las novedades estaban en el corazón.

 Para luchar contra los elementos no queda otra que pensar en positivo. La vida es un don que se nos da como puede ser la inteligencia u otra virtud parecida. La templanza, la memoria o la voluntad. A la vida hay que regalarle buenos momentos. Un paseo puede ser un buen momento. Fijarse en las cosas de la ciudad. Ese hombre que lee el periódico mientras se toma un café. Las tiendas que trajinan sus servicios y sus productos. El estanco que nos espera para comprar el tabaquito que tanto nos gusta... Podemos parar en un bar y tomarnos un zumo de piña que nos alegrará la mañana. O puede tomar un café al acabar este blog y quizás espabilar un poco de la tozudez de la mañana. O fumarnos un cigarro frente al Facebook, a ver qué cosas han colgado. Ya no es navidad pero se puede seguir siendo feliz. Vaya que sí. La felicidad no se agita en el tiempo, sino que se reproduce con nuestro comportamiento positivo.

La ciudad había colgado el letrero de "todos los días igual"

pero ahí estaba el optimista para desmentir al letrero.


domingo, 21 de enero de 2024

 Muy poco a poco, nos damos cuenta de con quién vivimos. Los problemas de aquellos con los que vivimos, son nuestros problemas. Y los podemos solucionar contando con esos seres que desayunan y comen con nosotros. La vida nos enseña que no podemos obviar los problemas de los demás porque quizás serán problemas nuestros algún día. Los misterios sobrenaturales que surgen de la piedra y de la espada nos incitan a mostrarnos humildes ante ellos. No somos fuertes frente a la adversidad; a veces, la adversidad nos supera. Pero a todo damos respuesta y hay una legión que no podemos ni llegar a concebir detrás de nosotros. No sabemos lo que hay ahí fuera, lejos de nuestro día a día. Pero lo hay e interviene cuando nosotros ya no podemos más.

Dar a los demás para que se revierta sobre nosotros.

Esa es la base de la sociedad.

 A más agobio mental y vital, mayor número de blogs escribo. Esta mañana, ha sucedido una hora, de nueve a diez, en la que me encontraba perdido, desazonado, triste. El café no ha sido capaz de reanimar un estado depresivo. Pero bueno. Ya se me está pasando el mal rollo. Hay gente que no cree en espiritualismos y menos en fenómenos sobrenaturales. Se apegan a las cosas que, a veces no dicen nada. Una nueva camisa o un abrigo impresionante puede dar una imagen de nosotros muy positiva, pero eso dura poco. Porque el hombre no encuentra nada en las cosas y sí encuentra mucho en las personas de las que se rodea. Y puede encontrar también algo en las cosas de Dios. Pero en la cosas materiales bien poca cosa va a encontrar. En comerse unas almejas muy bien guisadas, encuentra placer pero quizás esté solo con esas almejas, con su placer. Más allá no ve nada más que gente que es materialista como él, tienen en la cabeza proyectos para pasarlo bien. Pero todo es una ilusión porque no cree en algo transcendente.

Hay gente deseosa de novedad. 

La novedad puede estar cerca y no lejos, no en el placer, sino en el día a día.

 Después de escribir unos blogs de estos y barrer la casa, ya estoy preparado para vivir el domingo. La gente, los domingos, se junta y toma el vermut. La gente, los domingos, va a misa. No nos podemos imaginar la de gente que va a misa. Sí que nos imaginamos la de gente que toma el vermut. Es curioso. Se dice que la gente está secularizada; o sea, que no cree en Dios. Pero sí que hay mucha gente que cree en Dios. Yo creo en un Dios Creador; si no, de dónde ha surgido todo esto que vemos a nuestro alrededor. Me parece más difícil de creer que hay un Cielo. Pero creo que terminaré creyéndomelo. La vida es bonita, pero dura poco. Quizás Dios hizo la vida poco duradera para que creamos en otra eternal, imperecedera, como decía el poeta. La vida que llevamos aquí, en la Tierra no es muy decorosa. Hay gente que la hace dura de vivir. Quizás esa gente que hace la vida dura de vivir, irá al infierno, por soberbia. No creo en el Cielo mucho, menos creo en el infierno. Pero es duro pensar que al morir solo eres pasto de gusanos o del fuego. Debería haber algo, intuyo, debería haber algo.

Las luces de bondad que surgen en la vida

nos hacen pensar en las luces de después de muertos.

 Ya son casi las doce. Es lo bueno que tiene esto de escribir aquí: que me paso un cuarto de hora con cada blog de estos. Como el despertar ha sido un poco trágico para mí, escribir esto ha hecho que mate la mañana y que mate el mal humor que me acosaba en la cocina mientras tomaba café. Es un oficio antiguo este de escribir. Antes solo escribían unos señores que tenían buena letra y que iban contando las hazañas de los reyes. No veas cómo se ha democratizado esto de escribir. Lo hacen ya hasta los escritores más tontos del planeta y encima, venden, ¡venden! sus escritos. Yo no tengo mucho interés en que lo que escribo aquí llegue muy lejos, solo me consuelo yo mismo de mi trágica situación de enfermo mental que no trabaja, que no tiene un horario, que solo tiene unas horas vacías y necias que navegar en el mar del aburrimiento.

No hay que aburrirse, siempre hay algo que hacer.

Tengo una amiga que hace pulseras. Hay gente que hasta lee el periódico.

 Ya es triste tener que guiar a un ciego siendo niño y que el ciego te llene de coscorrones. Ya es triste enamorarte y recurrir a un vieja bruja para conseguir ese amor. Ya es triste que un hombre se vuelva loco por leer libros y salga a los caminos acompañado de un hombre rural y sencillo al que llenar la cabeza de humo. Ya es triste que un hombre esté encerrado en una cueva y se dé cuenta de que es un príncipe y que, usando de su libertad, mate a un hombre. Es todo muy triste en esta vida si queremos mirarlo trágicamente todo. La vida se escabulle de la felicidad a veces y solo nos muestra su cara más hosca. Es triste ser una fregona por todo lo que sabemos. Es triste pasarse horas de trabajo duro en una obra. Es triste, en fin, si la vida nos ofrece lo mismo hora tras hora. Pero no debemos caer en el pensamiento negativo. Hay cosas, aunque estén escondidas un poco, que también ofrece la vida: un café con un amigo, una parranda, oír una ranchera potente y comer bien acompañado.

El dolor de vivir depende de muchas circunstancias.

Ver lo bonito entre esas circunstancias es tarea ineludible para el hombre.

 A veces pienso que escribir aquí no tiene mucho sentido, pero sigo escribiendo. Me consuela algo del sinsentido de la vida, poner aquí cuatro palabras que juntan un pensamiento. La gente mira estos escritos y qué pensará. No sé, solo será un entretenimiento, yo no quiero convencer a nadie de nada. Me he bebido ya cuatro vasos de agua porque el tabaco y las pastillas me dejan seca la boca y la garganta por la mañana. Y sigo escribiendo y fumando. Hoy estaba salao, hoy estaba desconcertado por el día que me toca vivir. Hoy no sabía por dónde iban los tiros. La vida es aquello que un día se nos presenta difícil y oscuro, difícil de vivir. La vida difícil parece un oxímoron. Pues la vida, por lo que indica esta palabra, debería dar ilusión y ganas de felicidad. Vivir no puede todo el mundo y por eso quizás me queje de vicio. Hay vidas mucho peor que la mía. Ya acabó la navidad, pero la enseñanza de la navidad es que hay una buena noticia: sigamos en el espíritu de la navidad, de esa buena noticia.

La vida, por ser el contrario de la muerte, debería ser dichosa,

pero no siempre es así. Quizás haya que hacer un esfuerzo, no sé.

 En el Retiro hay árboles enormes a los que no parece afectar el telediario ni el precio de los alimentos. La saña política se mete por el interior del españolito medio, nos la meten los políticos con sus decisiones. El socialismo se recrea con leyes difíciles. Lo peor de todo es que todo irá a peor, es lo que creo. Son las once. A las diez, tenía yo el corazón como una avellana. Pero todo va pasando y el sol luce. Quizás las gafas de lejos me lleven a algún sitio donde la fraternidad surja de nuevo. El sábado ya pasó y hubo debate. El domingo se está haciendo duro de roer, como el equipo de fútbol aquel. Las ventanas ofrecen luminosidad para el que quiera ver algo más allá de este mundo que vivimos tan encrespado, tan insano, tan lejos de la verdad. Parece que la navidad ha desaparecido del todo. Pero tú sé feliz, no lo dudes. Haz algo por ser feliz.

El mundo se aparta de Dios al haber guerras

pero la paz volverá, no hay otra solución.

Adonde fueron todos a parar. A la casa vacía y oscura donde ni se come ni se habla. Yo quisiera ir a parar a algún lado donde haya una conversación eterna, donde el aire es cálido y siempre hay un ambiente tranquilo. Donde los dioses habitan sin tener que oír las sandeces del telediario. A ver si esta tarde cogemos el coche y nos vamos un poco lejos. El coche es como unas gafas que dejan ver lo que hay a lo lejos, a unos 10 kilómetros más allá. El domingo se ajusta a lo que hay, que es poco y malo y feo y no se llevan bien. Ando de allá para acá con un candil. Busco un hombre. No aparecen más que imágenes de gente interesada, jeta y soberbia. La vida se está llenando de gente que ve mucho el telediario y eso es malo. A ver si hacen la ley esa del demonio y nos dejan en paz a los pobres españolitos que sufrimos la política como una tortura asquerosa.

Mira la televisión: siempre conflictos y líos:

¿no podría ser de otra manera?

El filo de la piedra es útil como lo es la habilidad del carnicero. Me siento muy solo esta mañana. El domingo comunica dos estados mentales penosos. Destrozado el sistema nervioso por la psicosis, toca pasar este fin de semana. El corazón llora por dentro. No hay novedad en la vida, solo el aburrimiento de todo lo viejo. O pasa algo, o paso yo triste por el día. De todos modos, hay tranquilidad. Se fueron los delirios. A esperar otra reunión en la que hablar y relajarme. La vida puede ofrecerme, por lo menos, unos amigos. El libro que compré es un rollo que no entiendo. Puedo ir por más libros. Puedo salir y divertirme dando un paseo, puedo escribir esto para sentirme un poco más aliviado. Lo mejor está por llegar, qué duda cabe.

Si te sientes solo y aburrido, 

lee, escribe, pasea, come en el chino, coge el coche y lárgate.

 

sábado, 20 de enero de 2024

 Si un político se preocupa de la nación, es cosa buena. Si una nación se preocupa de un político, es cosa mala. Por los edificios antiguos corre una ligera corriente de aire benefactora, aliviadora de tensiones antiguas. El pobre está en guerra con el rico. Pero hay pobres que no están en guerra con nada. Se leen una novela y están a gusto. Las flores son arena, dormimos la noche, sorbemos el agua. No habrá tregua para el odio desatado por las guerras. Una guerra no termina con la paz entre los contendientes. La luz penetra con sus rayos torcidos y alumbra la paz pero dentro de un año. Hoy, mis dados de la suerte no combinan un número alegre. Hoy, veré de andar, andar casi dormido, andar al borde del sol. La cama me espera, la soledad de lo umbrío, la soledad de mi sino.

Kilómetros y kilómetros más allá, kilómetros de ventura

me hallarán alegre, consentido con el agua del mar.

 Por estar en el poder se crean conflictos nuevos. No se sirve a la nación, la nación sirve al poderoso. En un trozo de hierro, se dan golpes fuertes, se abandona la fe en la vida, se abunda en el golpe. Las cosas van rodando y acaban torpemente quietas contra la baranda. Las cosas abaten al moderado, le hacen innecesario, le rompen las piernas. Las cosas huyen hacia delante sin saber qué es ese adelante, sin saber que se chocarán contra el muro. Y callejear para nada, para no ver a nadie con una mirada que sostenga la mía. Esa calle que sale del centro y está hecha de casas pequeñas como los deseos del pobre, como el canto de un duro, como la fe menuda de un pájaro solitario. Y arribar a algún lado donde haya café y tomarlo y mirar, mirar que no hay nadie en el banco, que no hay respuesta a la llamada. Solo he andado y solo andaré los dormidos pasos de la tarde que llega.

Consiste todo en hacer la voluntad del más fuerte.

Ese parece ser el mundo de hoy y, sin duda, el de mañana.

 Se transmiten viejos refranes en lo hondo de la memoria. Vale más pájaro enano. La luz sorbe los resquicios de las ventanas, amontona materia debajo del cielo. Los energúmenos también se niegan a salir a la calle, no les moleste la luz de la gente normal y corriente. Las miradas de tristeza se duplican en esa hora mortal a la que llamamos mediodía impropiamente. Malestar general, hundidos los pies en agua. Hay que caminar contra la acera para que se quite de la cabeza la idea de que caminas. Es corto el recorrido de los hijos y los padres, pronto se rompe, pronto unos se van y no vuelven. Escribo para olvidar la vida que me rodea y la que no me rodea. Todo está hecho menos la suerte, el viejo vaivén de la suerte que nos atormenta desde que ponemos un pie en la historia.

Caminante que vas oyendo tus pasos, haciendo camino

para ti y para los demás, detente, mira al frente, piensa.



Nada importa tanto como no perder la calma y seguir el ritmo de vida habitual. Y no cansarse de hacer siempre lo mismo. Porque es así. Siempre lo mismo con algunas variantes. Una geografía fabulosa se tiende ante nuestros pies. Las manos calientes de nuestra historia se desprenden del cuerpo, contaminando todo aquello que tocan. Al sol no le oculta nada ni nadie, mientras la tierra crece dentro de la tierra. Hay gozosos encuentros con las raíces hundidas hasta el desánimo pero, una vez despiertos, la mañana ya va luciendo su caliente emoción. La necesidad de compañía alza su música hasta el fondo del alma y allí, unas manos queridas saludan a la inhiesta hora del mediodía. La luz se abre en los cimientos del cielo, anunciando colores de creación orgullosa. La cantante ha contado su biografía dulce y la radio la ha transmitido. Canciones por el aire y una sonrisa abierta. Es lo que hay. Ha acabado la navidad pero podemos seguir siendo felices. Inténtalo.

En la corte de los milagros una piedra vuela

como pájaro de dureza infinita.

viernes, 19 de enero de 2024

 Sz y Zp están hechos de la misma pasta: son sinceros y honrados, no se les puede pillar en ninguna mentira. Si se les pillara, dimitirían minutos después. Es que cambian de opinión, solo eso. La gente es que no les entiende. Todo lo que han hecho por España y están haciendo se les debería de agradecer. Ellos han traído la plurinacionalidad, ellos han subido la pensión y el sueldo a los trabajadores. Ellos son los que más han respetado a las minorías. Ellos son los que han llevado a cabo una política seria, honrada y del interés del español. Ellos dos han forjado una idea nueva de España. Ellos pactan con lo mejorcito del plurinacionalismo. Ellos han conducido a España, perdón, este país, por sendas de progreso y bienestar. Ellos han sido los protagonistas de la modernidad del país. Oremos una oración por Sz y Zp.

 El presidente del gobierno, Sz, es una persona humilde, que gusta de escuchar a los demás, que tiende puentes con el adversario político. Es una persona sincera y cercana a sus votantes, a los que les sube los subsidios y la pensión. Sz no es altivo, no chulea a sus ministros ni socios de poder, más bien le chulean a él, es un pobrecito que se deja chulear. Nuestro presidente Sz mira a las minorías con ojos generosos. Sz no piensa en el poder ni el Falcon sino que busca la servidumbre a su pueblo, a toda España. Sz se rodea de ministros y socios que son la creme de la creme en cuanto honestidad y bien hacer. Los ministros de Sz no saben mentir, lo tratan todo con orden y sinceridad. Sz navega en un mar oleoso para que España triunfe y salga adelante. Sz se rodea de lo mejorcito de la sociedad. Sz es claro y transparente en todo, no se vaya a decir que...

Sz, el presidente socialista seguidor del honorable Zp:

una oración por Sz y otra por Zp.

 Despacito, paso a paso, la noche coloreó la impaciencia de vivir. Hizo de la oscuridad y el sueño la composición de un cuadro más amable de vivir. La mañana trajo la duda y la oración a Dios. Me mantengo solo de la amistad de mis iguales y una prosa sucia que no trasciende. Me gustaría acudir a la ley del que lo tiene todo. Miro alrededor, miro las peticiones. La vida no es sino hacer el bien o no hacer el mal. Andamos con nuestras cosas. No pensamos que hay corazones deshidratados por la pena, corazones abatidos por la desesperanza. La calle muestra sus ropajes, sus miradas abisales, sus andares nerviosos. Todos moriremos. No hagamos mal y, si podemos, hagamos el bien.

El sordo no oye, el ciego no ve:

hay sordos y ciegos para el otro.

 Vivimos como en una cueva y no sabemos el mal de los demás. Con el mal nuestro tenemos de sobra. Pero siempre se puede hacer el bien a los que más sufren. Hay organizaciones que se ocupan de esos que sufren. En la cueva de la que hablo, solo se ven sombras de lo real. Lo verdadero está fuera de la cueva pero no podemos acceder a él. Solo podemos hacerlo si estamos muertos y resucitamos a la verdad. Hay un autor de best seller sobre la vida de Cristo que dice que después de muerto, vivirá una vida feliz. Este hombre es el autor de "Caballo de Troya" Este hombre no cree en la religión católica pero sí cree en la resurrección. La resurrección es una aspiración tan buena y legítima como la de que nos toque la lotería.

Buenos son los amigos para alcanzar una sonrisa o quitarnos la depresión

pero no hay amigos en las desgracias familiares.

 Esta noche el sueño ha recorrido los recovecos cerebrales del loco, ha arrojado a la oscuridad de la nada el delirio de ayer. Hoy parece la vida más amable porque la insania se ha alejado de mi casa. La lectura de esa novela me ha deprimido bastante: un chica que estudió filosofía y no encuentra hueco en el mercado laboral. Quiero acabarla para que se acabe su maldito maleficio. La pena visita muchos barrios, como la risa, los llena de desérticas esperanzas que no se cumplen en el día. Las penas abarcan un extenso mar de olas fuertes del pasado que habitan el presente, de olas que hunden el barco del optimismo, de olas que fueron y anegaron el corazón de un barro rojizo y pegajoso que da asco. No sé si debería ayudar a los demás. Los demás quizás sufran más que yo. Pero yo sufro a veces, quién lo duda.

Primer punto que hay que tratar:

si tú estás bien, no hagas daño. Haz el bien si puedes.

 El lado más amable de la vida dónde está, rugió la rabia ayer y hoy parece mansa la locura de ayer. Durmió la borrachera de insultos y hoy parece que la vida ríe otra vez. La estación de primavera espera el tren del invierno, que llueva que llueva la virgen de la cueva. El delirio medicamentoso se solucionó con Morfeo reinando en la cabeza huera de la noche, habitadora de cerebros huecos. La locura ha dicho sí en la cabeza de mi hermano pero ha dicho no esta mañana de dicha y jolgorio. Es quizás la locura la enfermedad más fea de las que existen porque trastornan la tarde y la noche de los que la sufren. En el Retiro los árboles triunfan del invierno, comen de la tierra sabrosos minerales y tiernos jugos. El humo se retuerce. Por la calle comen y beben los sátiros del día.

Ojos de nadie surgen allí y acá,

la soledad está asegurada si padeces algún mal.

 Mis piernas se agitan y el miedo me puede, la locura anda por casa desde ayer por la tarde. Un corazón que tiembla de miedo hace frente a las cosas, las cosas que trae la sinrazón y el terror de lo oculto. Es ya tarde en la mañana y el saludo ha venido pero no sé si la verdad ocultará la mentira de la insania. Muchas horas ante el terror ya han pasado y da miedo pasar otras horas. Las farolas se confunden y alumbran el mediodía, la gente que pasa se apiña en una esquina y grita alabanzas al terror, a la locura de los locos en el poder. Pasan los días, los tractores aran la tierra, los animalillos surgen de los terrones de barro, la vida surge por fin al aire. Los que gobiernan vuelven locos a los sanos, todos estamos locos gracias al socialismo de mierda que hay ahora.

Dime quién eres, locura, y cómo te manifiestas.

Hay la locura del hombre y la locura del socialismo.

 Ayer danzó la quimera una danza de locos. Pude dormir y durmió también la locura. Por los arrabales suena una canción turbia y seca y llega su pequeña pasión al centro de la ciudad, vagabundeando por las aceras. Hace ya mucho tiempo que no camino el camino, me da pena este pie que duele a cada rato. Los gritos e insultos mueren esta mañana pero no se sabe si han resucitado en la mente del loco. Poco a poco, la mañana va sumando enfebrecidas notas de una partitura triste y demente. Los bancos del verano sueñan el invierno, se llenan de unas palomas imposibles que vuelan asustadas por el perro de la sinrazón. Ojalá el loco diga hola, se olvide de ayer para siempre y vuelva a la cordura ancestral de los hombres silencio.

Quizás sea la locura la más retorcida de los males

porque rompe la realidad a todos los que la rodean.

jueves, 18 de enero de 2024

 Hay un desabrimiento por andar las calles. Me parecen escenarios de la nada. Voy por el pan y el periódico. No hay angustia comparable a mis ojos oprimidos. No ven ellos más que la sucesión de las mañanas en las esquinas. Más allá de las lívidas fronteras de los ladrillos no empieza nada ni termina nada. A las tres en punto morirá un transeúnte. Es poco morir morir yo todos los días en el recodo que hace una calle con otra. No sé adivinar dónde se suceden los acontecimientos importantes de la nación, ni de mi vecindad más cercana. Estamos solos, se hace difícil la venganza de los agravios, se hace difícil enamorar al deseo con otros ojos amigos. Tuve unos labios que significaron. Hoy tengo dos brazos inútiles y la mirada lánguida distribuida en una hora o dos. Ya pasaron las navidades. La gente ya llora o se queja o pelea. La gente está harta de eslóganes, de anuncios, de promesas, de líos.

Un policía disuelve en la luz de su linterna a una mujer desnuda

mientras los transeúntes libidinosos miran con ojos lívidos.

miércoles, 17 de enero de 2024

 Tienen que darse muchas casualidades para que España esté bien gobernada. Hemos tenido ejemplos de malos gobernantes. La farsa continúa. Los políticos hacen y deshacen de lo que sacan a la gente trabajadora. Ponen unos aquí y a otros los ponen allá. El gobierno actúa de sacamantecas. Suben los productos a consumir y Hacienda no engorda, se le va el dinero porque no es de nadie. La gente ya se va hartando del cuento del chocolate del loro. Suben pensiones pero también todo sube. Total, la cuenta sale a pagar. Los autónomos ya no saben ni lo que se les va en impuestos. Los impuestos son exorbitados. La economía va bien, dice el presidente. Pero no se sabe bien cómo va puesto que hay mucha opacidad en las cuentas.

La corte es como el mar: el viento que allí hace lo decide todo.


Campan sal y viento en el barranco. Un borde de azúcar sobre las sienes, un vientecillo dulce removiéndose. El azar cansa los días, los vuelve impotables, predecibles hasta la extenuación. Las horas suceden a las horas en un devenir pobre. Si me dijeran mañana, yo supondría unas ramas que llamaran al árbol de siempre. Nada se mueve. Ni al norte ni al sur. Como en una película mala, no cambian los personajes ni el argumento. Suena la radio de música conocida, suena la televisión. Andamos llevando cruces de madera, pequeñas cruces de madera. Brillas como dos profundas soledades, como una bombilla engullida en su breve lucimiento. No hay nada alrededor ni en cincuenta kilómetros más allá. Quietos, quietos, quietos.

Lanzan vientos su fuerza, la elevan y la funden en movimiento

mientras unos y otros apenas aman su tierra.

martes, 16 de enero de 2024

 Amanece igual que un lagarto metido en su agujero. Atardece sin fin, con miedo a la gente. No andan por las calles más que luces de farolas alumbrando la nada. Dicen que va a nevar el viernes. La chiquillería está en casa jugando a policías y ladrones. Suena un ruiseñor a lo lejos, tan lejos que parece mentira que suene, que cante, que viva. El zumo de las paredes oculta una interrogante al futuro: ¿serán así las tardes de enero para siempre? La intemperie cifra un signo, el signo de no tener en quién derramar la pena, a quién decir lo que uno quiere, a quién hablar de lo creado y lo que uno lleva dentro. No es así como se hace la sociedad, el pueblo. La gente debería tener en cuenta unos cuantos crímenes y no dar licencia a esos que mataron. Pero no. Los asesinos no lo parecen, los asesinos pueden más. Ojalá la justicia cayera simplemente del lado de las víctimas. Los López no creen en este gobierno fatal.

Cuarzo de viento, al aire rompe el cielo, lo pone limpio y sereno

y es lo que hacía falta en España, un poco de cuarzo duro y seco.

 Hoy, día de nubes bajas. La luz está escondida. Mil voluntades tienen la piedra parada. Es poco lo que se ofrece en el mercado de la vida. Unas horas mirando la calle, otras horas dedicadas a escribir líneas y siempre recordando agravios. Las aceras ya archiconocidas no dan de sí más que el espacio para andar por ellas. No hay amigos. La piedra se concentra en este cielo oscuro. Calla el discurso de antes, calla la voz de la cercanía. Todo es silencio alrededor. Hay que ayudar a la hermosura y a su felicidad pero no tengo fuerzas pues la unidad de mi persona se siente atacada. Olvido la herida cerrada. La belleza se ausenta de mi habitación cerrada e intranscendente. La mañana me pide calidad de lo bello pero yo no sé dárselo, no me llegan las manos a la dicha del día.

No contemplo unos ojos tranquilos, poderosos

sino las manos quietas y enfermizas de no hacer nada.

lunes, 15 de enero de 2024

 La oscuridad y la nieve son bellezas iguales. Se nos rompen las horas contra la luz del día. Esperemos que cambie este pasar de las aguas y de las sombras. No puedo fundirme en el trabajo. No aparece en mi andar una chica con gafas de miope y bufanda de colores. La kilométrica cola para pasar a mejor vida ya se está deshaciendo, ya casi no quedan en ella más que cuerpos de licor y tabaco. Todos nos asustamos al percibir ese minuto o segundo de transición a lo eterno. Si fuera cierto Dios, no seríamos tan miedosos. Si nos dijesen: eso es lo que te va a pasar, no lloraríamos ese instante. El poniente morado de la tarde ya dice adiós al día, ya nos empuja a vivir inconscientes, ya nos da el sueño y la esperanza.

Al arrancar el tren, al subirnos en el vagón sutil

no nos dijeron que había estaciones llenas de olvido.

sábado, 13 de enero de 2024

 ¿Por qué pensaba yo en los aeropuertos? Es una conversación que oí, es esa canción que oí también hace muchos años. Son unos perfectos desconocidos para mí, los aeropuertos. Los puertos de los aviones. Bueno, la vida pasa con o sin aeropuertos. Amor por el que humanos somos, por el que nacemos, por el que vivimos siendo personas, aviva en mi circunstancia la alegría de ser. Todo esto ya lo hemos oído o leído en esos libros de misteriosa ayuda. Imprimamos en los corazones de los hombres la tendencia a amar y saludaremos al sol muy bien. El romanticismo está muy bien, pero hay que comer y vestirse todos los días, decía el sabio profesor. Hay mañanas en que oímos el mar aunque esté lejos aún, en que echamos el ancla de lo viejo, en que despertamos primavera por un tubo. Las dunas de los desiertos aquietan un rumor de tristeza que surge del pecho de cualquiera, las dunas de los desiertos avanzan como enormes gigantes de la luz.

Callado el corazón, ojos ciegos para todo,

se alinean los astros doloridos, se acostumbran los planetas a la crisis vital del ser humano. Extemporáneamente.

viernes, 12 de enero de 2024

 Los espejos de los castillos sobre el río aumentan la ferocidad de la piedra. Esos castillos que tardan en ser tomados, que se hacen recios y fuertes en su mentira y engaño deberían derruirse. Deberíamos todos luchar contra la falsedad de los hombres, contra esas rocas de bastardos cimientos. Aunque se muestren como algo dormido en el tiempo de siglos, las fortificaciones hostiles deberían destrozarse para siempre. El agravio ya está hecho pues fueron construidos. Pero no les queda razón de ser pues son canallas, feos de intenciones, claros ejemplos de pecado. La gente hostil no debería aparecérseme delante sino desaparecer para siempre de mi camino. Y el día ese en que la justicia los hará ciegos aunque no crean en la ceguera, morirán del todo en un rincón, ajusticiados por su propia maldad de perros despreciables.

Mi ausencia sobre el alba es tan perdurable 

como las mariposas que ya no florecen.

 En la enterrada raíz oscura y en la hierba más obstinada, mi corazón se hunde amablemente. Parece que vivir es fácil. Pero la vida siempre lleva hierro en alguna de sus venas. Hay dos sujetos que bailan al son de los papeles, partituras malditas ellos bailan. Y es así como se siembra la maldad en los corazones. Un blanco mechón de nieve se ve allí en la montaña, muy lejos. Eso me hace pensar que cualquiera puede olvidar la saña de los lobos, la interminable codicia de los que hunden sus colmillos en la carne débil. Olvidar. Ojalá escribiendo unos versos se pudiera olvidar. Pero el mordisco ya está señalado, la triste copa del árbol ya ha ardido, el corazón tranquilo ya ha sido alterado. Ya hemos dicho que la navidad pasó pero sigue el problema. Llora si quieres o sé feliz. Son solo opciones de vida.

Al mar del que no se vuelve va mi vida

como al mar va el río y tampoco vuelve.

Cuán bella fue la vida y cuán inútil si no hiciste nada para que además de bella, fuera útil. Pero ni bella es mi vida, ni bellos estos versos absurdos. Porque, ¿qué es un verso? Un pensamiento como otro cualquiera o un invento de la mente que no llega a hacer el bien a nadie. Tengo ganas de ver necesitados y ayudarlos. Los días de hacer el bien parecen pasados, no llegados aún a mi canción. Unas huellas lejanas aparecen ante mi vista para decirme que he de seguirlas pero aquí me quedo, en este asiento, en este calor de mi casa, en este hartazgo de múltiples momentos sin la vigencia de lo útil. Y ando por el pasillo, como turrón, vacío mis intestinos y la música de la vida no llega lo dócil que yo quisiera a mi rincón hastiado. Ya no es navidad. Puedes llorar a gusto sin que nadie te lo impida.

Comí limones estrujados, sacié todas mis ganas de agua y alimento

pero no me lancé a abrir los ojos del desesperado.

 Pero mira como la ventana te incita a vivir otro día igual a los demás. Por eso te apuntaste a recorrer la península para ver el mar. Un mar sin desafío ni venganza. Un mar en el que depositar todos los agravios de ese banco y esas pipas en verano y esos que se pasean ingrávidos y alegres, al parecer sin culpa. Pero llegará el día en que todo saldrá a la luz, ese día de la justicia, ese día que nadie nunca espera pero llega. Y la chica navideña y amable tomará ventaja sobre estos alacranes que se pegan a la piedra. Yo no hago nada. Mi lema es no hacer nada. Pero no quiero hablar con ellos, deseo su mal inconscientemente pero no quiero hablar con ellos ya nada más. Los huesos se les harán harina, la carne se les caerá de su faz oscura y todos irán adonde solo reina el silencio y la sombra. Suena la música y en el puerto ondea la bandera blanca. No hay nada más que decir. La navidad ha acabado. Si has hecho el bien, Dios te premiará. Si no has hecho nada, Dios te volverá la cara. Pero sé feliz aunque no sea navidad.

El sur es un sonido que llora mientras canta.

El cantar de los pobres se eleva más que el cantar de los pájaros.


 Va de azul por la playa. Se escapan del frío y van a una playa del sur, al sol que más calienta. Los días, para los demás, pasan de la misma manera, en la caja de zapatos metidos, sin ver rascacielos, sin ver a esos extranjeros atiborrarse de judías por la mañana. Va de azul por la playa. Y no sabe el daño que ha hecho. No lo reconoce. Dice "ah, era eso", con desprecio y sigue hablando de tonterías. Las oleadas pasan y estos perros indeseables siguen paseando por la arena de la playa, por las huellas de otros, por su avaricia dolosa. Y ahí entre hierros vemos la mentira final, el deseo de dominio, la estupidez hecha carne y las narices metidas y el deseo de poder y un olor a documentos antiguos. Esto es todo lo que pasean por la playa. Un dolor, un manifiesto gusto por los problemas y una mentira.

Al manantial que crece constantemente

dile que no, dile que se agote antes de ser río.

 Parecía que el sol que hacía hoy era como el de los días de atrás pero no. Hoy hace mucho frío. El sol es un adorno. No de navidad, pero un adorno pues no calienta nada. Me estoy acabando una novela que me estaba aburriendo. Hay un atropello de por medio. Alguien no humano decía por un megáfono que había que ir a la guerra. Nadie hizo caso, pues nadie quiere ir a la guerra. Coro o tristeza inmunda que transita sordamente por el universo más lejano, decidme qué hay detrás de los días, quién habita la multitud de las estrellas con su música divina, dónde hay que ir para ganarse la eternidad dichosa, cómo se hace para recibir el bien del resucitado, las promesas que nos hicieron. Aún puedo aguantar otro sofocante verano sin saberlo. La luna afecta a mi entendimiento de las cosas porque estoy hecho de agua.

Esa mujer no avanza por la acera, acude a misterios más secretos,

es la mujer de todos los afligidos, es la señora de los solitarios.

 Otra vez volvió el solazo. No nos libramos de él. Una campana grande vibrando con sus golpes de badajo nos aturde y nos avanza el día. Quizás ya no se cumplan las leyes atmosféricas nunca más. Estamos viviendo épocas extrañas. Me estoy leyendo una novela de dos policías que se enamoran. De un crimen que parece un suicidio. Pero se me está haciendo larga. El reloj no para. El cementerio acoge un codiciable olvido. No sé si me gustaría estar muerto. Hay un pantano donde sumergen a los niños que fuimos y ya no salen a la luz del día. Es poco lo que se puede hacer. Poco o nada. Quizás solo esperar y esperar continuamente a que el mar deje de ser mar. Nos hemos acostumbrado a esa ley dolorosa, a esa ley impuesta. No tardaremos en estar detrás del biombo, desnudos, fríos como mármoles, sin ayuda de Dios pues ya no lo queremos.

La noche es joven. Son las horas breves por bellas.

Nos vamos a ir antes de que nos demos cuenta.

jueves, 11 de enero de 2024

Qué soledad de hombres apagados, qué feo es el espectáculo de aquellos que adoran el dinero. Entumecen la voluntad y el disfrute de las cosas buenas del mundo, solo pensando en una cuenta infinita que nunca les sale. El caballo azul de mi locura pide dar a los necesitados pero no lo hago y me revuelvo en mis creencias, en la inmundicia de mi posición social, en esto que como y disfruto yo ahora. La vida vendrá por la esquina menos vigilada de la plaza y te arrollará como un tren viscoso y llameante hasta que luego lamentes qué hiciste con tu peculio, qué vidas salvaste de la pobreza, qué dolor no curaste porque te daban igual los sufrimientos de otros. Era bien de mañana cuando yo me senté a observar la corriente del río. El río venía de la meseta y de los bajos valles. Vino como un ermitaño o peregrino. Vino Dios y se fue maldición.

Si tú supieras levantar el amor por el cielo y no amar tanto a los números,

vivirías feliz, comerías tranquilo y serías de corazón más extenso.

 Tu boca de Dios insatisfecha clama ahora para que ese salvador que fue y murió te atienda las súplicas porque vas a darte de bruces contra la eternidad. Si voy a estar callado una eternidad (no mil millones de años, no, sino la eternidad) no quiero callarme en este siglo maldito en que ando la corteza, hablo en esta superficie ambigua, oigo desatinos y verdades en esta selva, como y duermo en esta vida origen de mí mismo. Digo que hablaré y no callaré porque el ser discreto no alumbra personalidad ni renombre. La vida es escasa en belleza y bondad. La belleza y bondad las tiene Dios entre sus manos buenas y bellas. Aquí se trata de pelear de acelerarse, de encontrarse con el otro y luchar, los aceleramientos, el corazón va a mil por hora, el cuerpo se resiente, el estrés mata gente, los ataques al corazón se llevan a muchos. Cuidado. Ya no es navidad. Ya puedes derramar lágrimas amargas por lo que te toca vivir o contenerte y echar para adelante la mirada.

Girando en las plataformas del vodka con coca, oyendo mil canciones

así pasan el tiempo unos cuantos que se lamentan cuando surgen a la vida.

 Entrechocar de tacones, conchas y mandíbulas hambrientas. Así se marcan las tendencias de hoy en día. Unos comen. Más al sur, mendigan el pan. Danos hoy el pan de cada día, decimos. Si no lo decimos, lo pensamos, no lo manifestamos pero lo tenemos en mente. Hoy hemos comido. Se quiebran los cristales de estos inmensos cielos, se rompen barajas de nubes contra el hielo de la madrugada. Y yo aquí, dentro, dentro de las paredes, de las ventanas cerradas. Mientras el gato ronronea de felicidad, hay otros que guardan la cola. Y todo el cuerpo erguido de la felicidad de lo calentito y bueno, no soy capaz de ceder nada a los más necesitados, esos que ahora piensan en un benefactor que no llama, que no acude, que no da. Ya no es navidad, pero sigue su espíritu, así que sé feliz.

Tengo miedo a perder la maravilla de estos anillos ceñidos, 

de estos hábitos mañaneros, de estos párrafos que cuentan, pero seguiré escribiendo, seguiré escribiendo.

 Me viene al recuerdo el verano pasado. Pero yo quería ser nube y no lo fui. ¡Qué poco mío el mar que rodea la península! Poco fueron los kilómetros hechos, mucha la circunspección frente a la enfermedad. Estábamos anunciando la noche en el mediodía. Estábamos comiendo pipas en el parque por las tardes. Fui feliz de esa manera tranquila de dormir bien todas las noches a pesar de los gritos de los niños y el calor. Nacíamos todos los días al albur de la mañana. Si hubiera una palabra, la palabra fue tranquilidad. Ya en el otoño hubo un amago de delirio, un susto en forma de alucinación, yo me temía lo peor. Sonó todo como un portazo hiriente. Sufrían los labios azules por la luz de la cordura. Todo fue un espejismo pero yo temo la violencia de la locura otra vez. Todo me condena a la existencia triste. Los muros del campo ahí están diciendo te atraparé como un mono.

Dentro, confuso y torpe, me desvío

a mis cosas aladas, narrativas, excelencias escritas, tramas ocultas.

miércoles, 10 de enero de 2024

 La bóveda de la noche fresca del verano está ácidamente desenvuelta en añoranza. No pude disfrutar del crepúsculo tumbado en una hamaca. Solo un banco del parque contuvo mi infelicidad, un banco con música de móvil, un banco con cerveza sin alcohol y unas pipas crujientes llenas de sal. Los zapatos se comían a los zapatos y el pie encajaba reciamente en su postura. Luego, paseábamos sin querer ver a nadie, sin querer ver el sol pero queriendo mucho ver la playa, playa que no vimos ya nunca en ese maldito verano. Yo leí un libro de un Nobel americano, Saul Bellow creo que se llamaba. Luego, en el pueblo, presenciamos un chaparrón enorme, telúrico, mientras jugaba el Madrid contra el Osasuna. Y luego llegamos otra vez a la ciudad y perdimos 3 amigos, 3 amigos que lo fueron, sí, pero no con la audacia necesaria. Acabó la navidad. Puedes llorar, te dejamos, pero no mojes tu espíritu con tus lágrimas.

Él decía palabras, solo palabras: el ojo, el amor, la saciedad y el hambre.

¿Para qué decía palabras? No sé. Para nombrar, para apartar de sí la cosa nombrada.

 Las mujeres que se deshacen de su fruto humano no saben bien lo que hacen. La nostalgia de la rebelión nos recorría a chicos y chicas por igual. Algo debía cambiar. La radio recogió todas nuestras peticiones al gobierno que estaba instalado en la imposición. Grumos de ojos con el vidrio encima, llorábamos y llorábamos por nuestra libertad, por nuestro deseo de hacer algo por la patria, por la gente. Fumábamos porros en una esquina de la plaza, nos apalizaba la policía, nos escondíamos en las iglesias de los obreros, comíamos cualquier cosa a eso de las 4, incomodando a los bármanes y a los cocineros filipinos que habían venido a España hacía ya mucho tiempo. Éramos el desecho de la sociedad, la revolución de las pequeñas cosas, el estertor social de aquellos que no sabían vivir en esta sociedad. Nos tumbaron pronto pues no supimos defender aquello en que creíamos. Ya ha pasado la navidad: puedes entristecerte cuanto quieras.

El horrendo almacén de tantos ojos, de tantas miradas muertas

allí nos encontraba a los que luchábamos contra el régimen.

 Por las mañanas he cogido un hábito escritor y un hormiguillo me recorre de modo que escribo aquí algunos pensamientos o sentimientos que luego lee la gente. Me valgo, cuando no estoy inspirado, de unas colecciones de poesía para escribir estos trocitos de reflexión. Suerte tiene aquel que no teme al futuro porque así no teme dos veces. Pero el futuro está ahí, aguardándonos, como si un cobrador de entradas se tratara para dejarnos asistir al espectáculo próximo o quizás la desgracia próxima, no lo quiera Dios. La vida va pasando, simplemente, va pasando la mayor parte de las veces. Acuden relucientes la pluma y la escama pues marinero poeta soy de la gaviota y de los peces. La mar está tranquila hoy pero no sé como estará mañana. La dicha no es para todos, siempre hay un dolor que esperar de los días que llegan al puerto.

Irán amontonándose las flores como ofrenda feliz de frondoso cuerpo

para que todos vean la veracidad de mi ilusión.

martes, 9 de enero de 2024

 La decadencia de las cosas deja un poso triste. Así va la vida, todo decae con la edad y los pensamientos. Si hubo jolgorio algún día, ahora hay caras mohínas. La inmundicia, la flor, el verso bueno tienen ese carácter efímero que tienen todas las cosas. Solo hay algo inmóvil que surge tras la última pregunta. Las margaritas del campo no estiran el tiempo, no se engalanan más que con blanco y amarillo. Ahí las veis, tercas en sus momentos tranquilos. Los labios gimen palabras dolidas, apacientan el amor que se consume, se dirigen a pechos encolerizados, aman más que el mismo corazón. Hoy es un día para pasar desmenuzados minutos de espera, para abarcar el aire pues ella ya no está, para adormecer los sentidos frente a su recuerdo. Y así va la vida, como un camino, como la sombra, como el río.

Alambre y muerte para aquellos que buscan fronteras,

dulces nombres de flores para los que habitamos nuestra tierra.

lunes, 8 de enero de 2024

 

Cae la lluvia menuda como un pequeño bautizo.

Los niños se refugian en sus habitaciones

A jugar a los juegos, a policías y ladrones.

Cae la lluvia menuda como Dios la hizo.

 

Se detienen las calles, pía el negro mirlo

La soledad que calla fuera de las casas.

El ladrillo acoge a todas las masas

Mientras cae lo oscuro y empiezo a sentirlo.

 

La noche ya extiende sus feas tinieblas.

Yo salgo de casa, paseo solitario

Y noto mi cuerpo perdido en las calles.

 

A mi corazón acuden las temibles nieblas

De sentirme solo, ese mal necesario

Que sucede siempre que se cruzan valles.

 

 

 

 

Consigo pocas cosas

En esta vida insulsa que yo vivo.

Pesan como losas

Las horas que recibo

Pero el afán de ser mejor avivo.

 

Procuro libertad

Y hacer de mi destino una virtud

Y mi poca verdad

Alimenta un alud

De ideas nacidas de mi inquietud.

 

Mi vida poco ofrece

Pero algo procuro construir,

Una obra que crece

A golpes de escribir

Lo que mi imaginación sabe parir.

 

Estos ojos que ven ese pino viejo,

No verán un día la luz que lo hace todo.

Estas manos que sostienen el cigarrillo placentero

Quedarán quietas en una eternidad temida.

Y yo entero quedaré rígido y feo

Cuando la sombra última abata mi ser que con descuido siente pasar las horas.

 Con sudores de sal enamorada sobre el arco voltaico de la taberna, andaban dos seres obnubilados por su desgracia. La perrita andaba con sus patitas delante de ellos. Miraba la perrita para atrás y al verlos, al percatarse, reanudaba la marcha. Ella hablaba de los malos amigos; él, de las malas gentes que solo sabían dos palabras: lo mío y lo tuyo. Así iban los dos por la calle, disgustados, pero nunca les faltaba de qué hablar, sobre quién hablar, sobre qué hacer un chiste malo y reír. Bastaban palabras para que todo se hiciera aire, un aire purificador y limpio, pues limpios tenían los dos los corazones. Y andaban y andaban por la ciudad y decían de su pasado juntos y decían de su amor de amigos indeleble y decían de su dulce paso por su mundo lleno de mala compañía que iba en el carro para desesperarlos. Pero ellos dos triunfarían pues la verdad estaba de su lado, la verdad de Dios les acompañaba como un arrullo sabroso, la verdad de los santos les susurraba palabras de consuelo a pesar de la gente, de esa gente, de ese pobre grupo de farsantes callados.

Ninguna bóveda soportará tu impulso

para romper la cúpula de los que solo saben de egoísmos.

La palabra responde por el mundo. No hay para el ser humano nada tan importante como la palabra. Es de las habilidades con que nace, la palabra. Y estos la quieren matar. No quieren hablar, les cuesta verbalizar sus deseos, sus acciones, su pasado y lo que han hecho hoy mismo. Que los zurzan. No quiero yo encontrarme con ellos y sacarles las palabras con tenacillas. Son los felices conversadores, son de los que no se sabe nada, son el ocultamiento personificado. Tu vienes de la orilla de donde crece el tomillo y la alhucema, pero ellos vienen de un mundo irreal, hecho de vergüenza y alineación. Nunca sabrás. Nunca sabrás nada de ellos. Con su pan se lo coman. Yo no quiero comer con ellos, juntarme con ellos, hablar, ¿hablar? con ellos. Así que ellos en su sitio y yo en el mío sin darnos problemas ni malas digestiones.

Cuánta cuba hermosa se llena del vino admirado

y cuánta tontería trae la modernidad de los niños bien que no llegan a a serlo.

 Conozco un tipo que no habla nunca de sí mismo. Cuando habla, es sentencioso, funesto de verbo, denunciador de una situación que hace que el que le oiga, se sienta mal. Este tipo no me gusta, nunca me he sentido a gusto en su presencia, oculta muchas cosas, oculta su historia, su pasado y su presente. Es un tipo extraño, difícil de trato, huraño, nunca se ríe ni cuenta un chiste. El cuarto jardín se llama Junio y es muy bonito, tiene palmeras enormes de dátiles, tiene árboles asiáticos de troncos enormes, tiene plantas de hojas muy verdes, de una intensidad surrealista. Se mordían los puños para no decir nada, se iban al rincón para no tener que hablar, miraban y miraban a los demás, que sí entablaban una conversación pero ellos no hablaban. La paella me sentó mal por eso, porque se hacían unos silencios que nadie llenaba, se hacían unos huecos verbales que no tenían ningún sentido, pues hacía mucho que no se veían. Nadie hablaba. Nadie quería que le preguntaran, nadie ofrecía un comentario triste para charlar.

Una pared contra la ternura se hizo allí en las bocas frías

para que nadie dijera nada, para que lo oculto reinara.