lunes, 30 de septiembre de 2024

 El jueves tengo que guisar algo que llegue hasta el sábado. Como dijo Víctor Manuel en una entrevista, que él solo cocina eventualmente para amigos porque guisar todos los días es un engorro grande y dijo: en eso estarán todas las amas de casa conmigo. Si  una ama de casa tradicional se negara a hacer la comida para padre e hijos, se formaría la de Dios. Eso es lo que se presiente. Pero hoy en día, ese ritmo de comer todos los días en casa se ha roto, yo creo. Y las amas de casa hacen varias comidas, me imagino, los domingos por la tarde noche en que todo está en calma, lo meten en táperes y luego se distribuye esa comida a lo largo de la semana. Hay gente que cocina bien y da mucho gusto y hay gente negada para la cocina. Yo, este jueves, puedo hacer espaguetis o un conejo al ajillo o una caldereta de ternera. No hago migas porque me salen muy mal, pero me gustaría comerlas. Y así va todo. Unos hacen, otros se benefician del producto hecho hasta que les toca hacerlo ellos por la fuerza de la situación. Por ejemplo, te vas a estudiar y compartes piso. Has de hacerte la comida porque es la única que te gusta.

La Mari Carmen no sabe guisar.

Grave cosa es esta.

 Los domingos consiguen sosegarte el alma pero no siempre, hay domingos fatídicos y los lunes consiguen humillarte al trabajo, pero no siempre los lunes son de batalla. Las peripecias vitales del ser humano son tan extrañas que no hay teatro ni película que las represente del todo y para todos. La vida te enreda en unas situaciones en las que estás muy a gusto y no quisieras irte de allí, cambiar de escenario, y otras veces es tan intenso, por malo, lo que sientes, que quieres romper el hilo narrativo de la vida y pasar a otra fase más amable del argumento. Y si consigues esto último, te das con un canto en los dientes cien veces. Las complicaciones en que nos metemos a veces juega con nuestros sentimientos y nuestra moral y la vida nos come la ñaña muy fuertemente. A veces desearíamos mandarlo todo al carajo pero no podemos. Dios o la energía que escribe nuestra vida nos dice: aguanta porque es para bien. Y aguantamos. Y no huimos porque es de cobardes. Y pasan días y días y allí estamos, empantanados en una odisea triste, pero eso es lo que nos dan a vivir. Los que disfrutan de la vida ampliamente no tienen derecho a quejarse de nada y sí que deberían ayudar a otros que lo pasan mal o quitarse de en medio si lo que hacen es enmerdarlo todo más. Pronto salimos de un cuento de hadas para caer en una de terror. Y en cuestión de horas.

Dios nos ha creado y escribe nuestra historia.

Más o menos.

 Hoy he leído en El País una columna de José Luis Montero, el director del Instituto Cervantes. Dice este hombre que la redacción de artículos para la prensa ayuda al ser narrativo que llevamos algunos dentro. Me recuerdo yo escribiendo en cualquier papel una idea que me surgía de repente sobre una persona, un lugar (por ejemplo, la plaza de mi pueblo) o una situación graciosa vivida o inventada. El sentimiento que me da esto de escribir es que nunca escribes de lo que realmente te inspira sino que escribes a la fuerza de lo que has empezado a crear. A veces se me ocurren palabras para describir una sensación pero yo ya no llevo un papelito en el que escribir tal sensación. Luego, por las tardes, sigo el hilo narrativo ya impuesto por la historia que estoy escribiendo y ya no tienen lugar en esa historia las sensaciones que tuve, por ejemplo, al estar sentado en una estación de tren y salir de ella un tropel de gente. Lo que sientes y te anima a escribir no es lo mismo que cuando te pones a escribir y yo no soy de esos que lleva una libreta y un boli anotando, pero sí me gusta ver sitios que pudieran prestarse a pasarlo a escritura. En la revista de fin de semana cuenta Pérez Reverte cómo le gusta pasear por los sitios donde va a tener lugar su novela y lo mal que lo pasa después escribiendo y corrigiendo mil y una vez.

Me gustaría ir a Estambul y escribir luego una novela.

No es tan fácil.

 Me hubiera gustado a mí descorchar una botella de champán cuando aprobé la oposición y bebérmela yo solo. Pero no pude. Me hubiera gustado, con cualquier otra ocasión feliz en mi vida, haber bebido hasta emborracharme y perder por una vez la noción de mí mismo. Pero no he podido hacerlo nunca. Siempre en estado de alarma, de atención sumisa a una realidad o aburrida o tensa, pero siempre sobria. Y así han ido transcurriendo los años, sin una chispa alcohólica por mi parte, sin beber yo más de la cuenta, sin ponerme a cantar a destiempo, sin bailar ebrio ni llorar borracho. Así envidio yo  a los que beben y se ponen contentos aunque nunca supieron por qué. Así yo no me he emborrachado nunca en el país de los comas etílicos. Así llevo yo la tensión de la realidad metida en un puño todo el rato, presto a asestar a la vida un porrazo, pero nunca acompañado de licor. Tu risa me da risa, tu valor me da valor, dame otro vaso de licor, canta Manu Chao.

Sobresaltos de fiesta entre cuatro paredes y bebiendo.

Ni fiesta, ni un dedo de alcohol, ni el desmayo de la vida.

 Conozco una persona que, cuando estás hablando con ella, se limita a mirarte. Ni siquiera dice sí o no o te corrige lo que dices. Cuando le preguntas algo, dice vaciedades. Nunca cuenta nada de lo que ha hecho ni de lo que va a hacer, ni de los problemas que tiene. Y si dice algo, lo dice en plan misterioso, muy en abstracto. Total, que parece que hayas estado hablando con una esfinge misteriosa dentro de un jeroglífico. Y sales de esa conversación, si se puede llamar conversación a este monólogo, medio contristado, como si hubieras asistido a un examen de tu persona pues el que ha hablado todo el rato has sido tú y el otro se ha limitado a tomar nota. Y es triste asistir a una terraza, tomar algo y resultar extraño, como que has sido investigado y el otro no, pues el otro no ha dicho ni mu de su persona. Y todo tiene el tono de perdonar vidas, de mirar por encima del hombro todo el rato y de hacerte sentir inferior de una manera un tanto sutil pero al final, muy torpe. Y eso es lo que quería escribir.

¿Y te sientes mal?

Como cada hijo de vecino.


domingo, 29 de septiembre de 2024

 No he visto hora ni minuto tan negado como los que estoy viviendo para ponerme a escribir. Y es que se agotan los temas y las ideas sobre las que tratar. Yo siempre propugno que la gente tenga un trabajo. Un trabajo te da unos horarios, unos dineros, una responsabilidad contigo mismo y con los demás, una felicidad (por qué no) al ver que haces algo útil para la comunidad, una dignidad como persona que no está bebiendo cerveza en un parque y diciendo tonterías cada vez más gordas. El caso es que si no pudiera el estado encontrar trabajo a toda esa gente desocupada, pues podría poner en marcha unos planes de formación en plena calle de modo que los parques se convirtieran en unas aulas al aire libre en las que se dignificara al bebedor de cerveza de modo que dejara de beber cerveza y atendiera a unos discursos edificantes impartidos por maestros jubilados que no tuvieran nada que hacer. Y así se fomentaba la escucha de gente sabia, como son los maestros, y se dignificaría la calle que está descuidada en esto de la calidad humana que transita por ella. Los bebedores dejarían de beber y los maestros dejarían de dar paseos infructuosos y se les daría la oportunidad de lucirse ante gente que está a un paso de la delincuencia al malgastar un ocio que no es sano. Estas escuelas al aire libre, en plena calle, se diseñarían mismamente entre los maestros y la gente ociosa, de modo que los dos salgan ganando. Serían unos discursos sacados de la simplificación de textos filosóficos y literarios, de ciencia acomodaticia a las seseras de la gente ociosa, de modo que toda la sociedad saliera ganando. Y todo conduciría a que los ociosos encontraran un trabajo poniendo buenos ejemplos en su cara de burros. Habría cuenta cuentos, debates, demostraciones prácticas, testimonios de gente que salió de la nada y ahora es alguien. Qué sé yo la de cosas que se podían hacer en la calle en vez de enguarrarla y sembrarla de conductas equivocadas.

La educación debe ser para todos.

Y asequible como el pan de la comida.

 La lectura de periódicos y libros debería estar subvencionada. O sea, periódico que leas, un par de euros para el bolsillo. Y el periódico pagado, claro. Cada 10 páginas leídas de un libro, o quizás 5, otros dos euros. Entonces, las bibliotecas se llenarían de gente desocupada y cervecera que leería, con diccionario al lado o un bibliotecario al lado que solucionase las dudas, un montón de libros. Se les haría, cada 3 artículos de opinión leídos, un examen de comprensión, a ver si entendían aquello que leían. Si no lo entendieran, no se les daría ningún euro y que lo volvieran a leer. Y así las bibliotecas tendrían un sentido, no el de ahora, que no hay allí nadie leyendo y los libros muertos de risa (esto lo compruebo yo muchos días que voy). A mí me gustaría este plan de lectura incentivado para parados cerveceros ya que se les dotaría a las bibliotecas de una misión bonita y a los parados les costaría su cerveza y no andarían mendigando o robando por ahí, pues el paso del parado a la delincuencia es delgado.

Acabar con el paro debería ser el sueño de cualquier político

y no el de pactar, dialogar, contar escaños, etc.

 Se me tendría que exigir en este blog que siga un tema determinado y no me ponga a escribir sin ton ni son pero esta vez es que no tengo ganas de escribir ni tema sobre el que redactar unas líneas, así que a ver qué me sale. Dicen que en el SEPE dan cursos para una pronta incorporación a un trabajo, mientras yo veo cada mañana grupos de gente bebiendo cerveza al sol. A lo mejor les vendría bien ese curso pero no les llega la información o no da con el gusto de estos que se la pasan bebiendo. No sé qué requisitos hay que tener para los cursos pero fundamentalmente será estar apuntado al paro o no tener trabajo. Ambos los cumplen estos de la cerveza, no sé qué hacen que no se apuntan. Bueno, a mí qué me importa esta gente si es feliz bebiendo y diciendo gilipolleces toda la mañana. Yo ya he rellenado este blog y ya está, asunto concluido.

En tu ocio está el negocio de algunos.

Bebiendo no se llega muy lejos en esto del futuro laboral.

sábado, 28 de septiembre de 2024

 Al principio de "La Celestina", Pármeno, criado de Calisto junto a Sempronio, hace una descripción de la misma explicando sus cosas de hechicera, de coleccionadora de mejunjes para la cara, de alas de murciélago y esas cosas de bruja pero enumera tantas cosas que abruma. Luego hace un divertido juego con las palabras "puta vieja" y termina por decir que dos piedras, al chocar, dicen "puta vieja" cuando pasa la Celestina. Pármeno ha servido, cuando niño, a la Celestina y sabe qué hace esta mujer en la ciudad: compra voluntades con sus hechicerías y abalorios y untes. Luego viene una conversación justamente entre Pármeno y ella. Ella le anima a hacerse amigo de Sempronio y disfrutarán los dos de las putas que ella cuida en su casa. A Pármeno le gusta una de ellas y va cediendo aunque todavía tiene dudas de advertir a Calisto de que no se fie de la vieja. Calisto le da a la vieja 100 monedas de oro y ya está sembrada la codicia en unos y otros.

No te fíes de gente de dudosa moralidad

porque te irá mal con ellos.

viernes, 27 de septiembre de 2024

 Cuando uno ahorra, algo que no sé si es imposible o raro en España, quiere que esos ahorros reviertan en el ahorrador al cabo de los años para hacer una inversión, una compra, etc. Uno no ahorra para otros. Esos otros deben ahorrar para sí mismos y no esperar que nadie les vaya a dar dinero gratis fruto de un trabajo. Yo he sido profesor y he ganado un buen dinero. Aunque suene fatuo, sigo siendo profesor jubilado y yo me lo he ganado. No voy a dar mis ahorros que con esfuerzo he ganado a otros. O lo daré a quien a mí me convenga, no a otros por ser otros, ser sobrinos o leches. Mi dinero es mi dinero y para algo lo he ahorrado: simplemente para disponer de él en caso de apuro o deseo de comprar lo que sea. Yo no ahorro para otros. Los que quieran dinero, que ahorren y así, tendrán. Si se lo gastan, allá ellos pero que no esperen un maná que no llegará.

Lo que tú tienes me lo has de dar.

Y una polla.


 Querría hablar aquí del oficio de profesor de secundaria, que es lo que yo viví. La verdad es que en un instituto vas un poco a tu bola, nadie se mete en tu forma de dar las clases, pero si lo haces mal, tampoco nadie te rescata. Vas a tu bola para bien y para mal. A mí me salió bien pues estuve en alrededor de 20 institutos de la comunidad de Madrid (que es una locura en sí mismo) durante 20 años aproximadamente. Yo debí tener cierto cuajo o inconsciencia al meterme en ese barullo de chavales y chavalas y salir indemne, no solo de mi salud física sino mental, pues el burnt out o profesor quemado es muy común en esta profesión. Si los adolescentes alumnos te humillan (no te hacen caso, simplemente) lo pasas muy mal y sueles caer en una depresión porque tu estado de ánimo va bajando, bajando... Hay que tener unas especiales habilidades a la hora de explicar: debes ser ameno y entretenido y yo creo que cumplía esas características. Es como si vendieras todos los días una moto al alumnado. Y la moto eran los beneficios que conllevaba saber literatura y lengua (cultura, saber hablar y escribir, saber decir el adjetivo más adecuado, no usar términos como mola y pibe...) y así, un montón de adelantos personales y culturales que ofrece el idioma en forma de libros o en forma más práctica en el uso del lenguaje. Yo tenía que vender eso todos los días de lunes a viernes y parecía que lo hacía bien. Y no es fácil. Porque no es lo mismo decir una clase al dictado, que innovar todos los días con un asunto nuevo y atrayente. Y así durante 20 años en que yo debía prepararme clases para el día siguiente, corregir ejercicios y estudiar la oposición (esto solo en años pares). Y así hasta que lo conseguí: aprobé la oposición y me dieron plaza, acto de verdadera justicia después de los servicios prestados por mí a la comunidad educativa. Y luego, ya no pude más. Y me jubilé. Pero el esfuerzo que hice no está dado a cualquiera.

La lengua sirve para ser convincente con nuestra forma de hablar.

Estudiad lengua para no ser unos catetos, por favor.

 Pocas ideas de las que escribir después de leer el insípido periódico. Pero bueno, iremos rellenando renglones torcidos o sin torcer hasta completar un texto. Como en el bingo. Ya llevamos línea. El otro día tardamos Paco y yo en dormirnos y decidimos ver la tele. Eran las doce de la noche y estuvimos viendo un documental sobre la Almería del Spaguetti Western de Almería, esos años dorados de esa provincia en que llegó Clint Eastwood y todos esos que venían a hacer de feo, de bueno o de malo, según saliera. Y la verdad es que estuvo entretenidísimo. Con gente como Álvaro de Luna hablando todo el rato, o cineastas y escritores, etc. El cine aquel supuso un aliciente y una modernidad para aquellos tiempos de dictadura, que todos los que hablaron en el documental lo evocaban con amor y nostalgia. Fueron unos tiempos de modernidad, de apertura del sistema a extranjeros y famosos. Almería se enriqueció, salieron mogollón de películas de esos decorados que todos recordamos cuando vemos una peli de estas. La gente peregrinaba a Almería para encontrar un hueco en la fama o un trabajo bien remunerado. El gasto de ese cine creó muchas profesiones como carpinteros, electricistas y también especialistas, muy afamados los españoles, porque hacían de todo aparte de tirarse de un caballo. O sea, que Almería fue un oasis en medio de tanta decadencia dictatorial. Lo malo del tema es que de aquello no quedó nada. Podría haber quedado un estudio de cine como el que hubo en Roma (Cine Cittá), pero no hubo previsión suficiente.

Todo lo maravilloso ocurre en un instante,

o es recordado como instantes fugaces.


 Acabo de leer el periódico. Pocas noticias me sorprenden ya. He leído también una columna (se llama así porque la tipografía adquiere forma rectangular de arriba abajo) en la última página. No podría ser esta columna más previsible y triste, como está siendo esto que escribo aquí. Ayer me pasé toda la tarde en casa, algo que no es muy típico de mí, que siempre salgo a dar un paseo. Ayer me sentí gordo precisamente porque el paseo engaña a mi cuerpo diciéndole que se ha movido, que ha perdido 200 gramos en 3 kilómetros que ha andado. Son las 12:30. A la una comemos. Por cierto: las costillas al horno fueron un éxito, estaban muy buenas con todo el adobo que llevaban. Hoy, sin duda, haré ejercicio, no solo para engañar a mi cuerpo sino para adelgazar los 200 gramos que me dijeron que se perdían al andar. Yo creo que la gente está harta de opiniones, insultos velados y demás tonterías que salen en el telediario, pero eso es harina de otro costal.

La vigilante idea de vivir de las palabras

hace tiempo que no tiene sentido, no tiene dónde sujetarse.


jueves, 26 de septiembre de 2024

Estoy gordo, Tengo solo un abdominal prominente: el abdominal colgante. Hago lo que puedo para hacer ejercicio todos los días. Voy hasta el punto donde Majadahonda pierde su nombre y se lo cede a Las Rozas. Hacer ejercicio lo veo muy importante. Un monitor de gimnasio, una temporada que fui, me dijo que cada dos kilómetros de cinta andando fuerte hacen perder 200 gramos de peso. En eso estoy y también estoy con unas costillas de cerdo que tengo que hacer al horno. Las acompañaré de unas patatas y cebolla en rondas. Espero que me salgan bien. Hoy es un día de viento y frío muy espantable pero después de comer, iré otra vez a andar.

Menos plato y más zapato si estás gordo.

Si estás delgado, también conviene media hora de ejercicio.








miércoles, 25 de septiembre de 2024

 He estado por pescado. Me ha tocado un pescadero que ha tardado un montón para abrirme una dorada y para limpiarme una sepia. No sé qué me ha dicho de la tinta. Me ha dejado la sepia hecha trozos y llena de líquido. Le pegaba unos cuchillazos a la dorada que no era normal. El caso es que he llegado y he metido todo el pescado, que comprendía unos lomos de salmón y de pescadilla, al congelador. Unos aprenden y otros se negaron a aprender hace ya mucho tiempo. Unos van de buena fe y otros son malos como ellos solos. La vida reparte a la gente como en las redes del pescador: entra lo que vale y lo que no vale. Lo que se vende bien, por bueno y lo que nunca querríamos por malo. Empieza a hacer mal tiempo, se acabó el estar en un banco charlando. Todo se acaba y todo empieza, según lo miremos.

La ciudad, de noche, se va librando de gente y los neones se quedan solos.

El sur ya no es el sur de antes.

martes, 24 de septiembre de 2024

 Yo creo que el ser humano, algunas veces, debe ser capaz de maravillarse por este mundo que habitamos o de apiadarse de los males de los semejantes o creer en lo que pueda en un ser superior. O sea, el ser humano debe, algunas veces, considerarse finito igual que sus semejantes y ayudarles si puede, porque de ahí nace la espiritualidad y el alma surge de la piedad y del asombro. Si lo único que hace el ser humano es doblegarse a sus apetencias, a las apetencias de su cuerpo, se animaliza y no parece humano. Pero esto es solo una apreciación. La gente, en los momentos en que vivimos, va muy a ras de suelo, va con un vuelo de gallina, va con los pies muy pegados a la tierra, va errante y no se fija en el cielo, las estrellas, la luna, el sol y la fértil lluvia. El hombre, hoy día, ya no es como el hombre antiguo que tan bien describió Benito Pérez Galdós, que se dejaba un poco la vista en lo que creó Dios.

¿A ti el cielo no te conmueve?

Me conmueve más un chocolate con churros.

 No sé mucho de Montaigne, pero sé que él dio nombre a lo que hoy llamamos "ensayo". El otro día, leía yo de un escritor reconocido español que hablaba de Montaigne y decía que este autor, en sus essais, defendía la propiedad privada como forma de que el hombre prosperara en la vida. Montaigne vivió en la época de las luces, en el siglo XVIII, siglo en el que las grandes personalidades se regían por la razón y casi la adoraban. Luego llegaron sabios más sociales, más adictos a la masa trabajadora y dijeron que la propiedad privada es el origen de todos los males del hombre. Entonces, ¿a quién creer? Lo mismo te encuentras en la vida a un tipo que detesta la propiedad privada pero le pides un euro para una barra de pan y no te lo da. Y te encuentras con alguien que defiende la propiedad privada y sí te da el euro. A mí  me da que la propiedad privada nació con el hombre, el que encontraba un caracol gordo se lo comía porque era de él. Luego, el hombre se ha hecho más complicado y defiende cosas indefendibles a ver qué saca de ahí. Me quedo con Montaigne.

Dice el comunista: el dinero debe ser común.

Y luego, para su sayo: mi dinero no es común, claro.

 Escribió un escritor una novela muy mala de una abuela y su nieta bailarina. Se publicó de todos modos pero los lectores la desecharon como lectura aprovechable. Pero cambió el siglo y esa novela hizo furor de repente y todo el mundo la leyó. Había cambiado la forma de ver el mundo y esta novela iba en esa forma de ver el mundo. La cosa es que se adelantó a su siglo esa novela. La visión de esa historia previó el cambio de siglo, notó que otros vendrían y pensarían de modo diferente, no se sabe si para bien o para mal, pero diferente. Y de ahí el éxito de esta historia. El escritor ya había muerto cuando la novela obtuvo tanto éxito. El dinero obtenido de su venta fue para los necesitados. Así lo dejó escrito el escritor pues fue un hombre que tenía fe en que triunfaría de algún modo al proyectarse a un futuro de 100 años después. Las novelas negras de crímenes siguieron publicándose, unas iguales a otras, pero esta novela rompió moldes al reflejar en su escritura el nuevo mundo al que la humanidad estaba llegando. Y el escritor fue famoso, pero solo por otros 100 años. Luego vino el olvido y la soledad después de muerto, si eso cabe.

100 años. Bastante más que una vida.

A eso asiste el ser humano.

 Este mundo conversa mucho con lo corporal y las sensaciones que podamos dar al cuerpo. En esta actitud del mundo se basa el consumismo. Pero la humanidad está también hecha de espíritu, el ser humano goza de un componente intelectual al que no se fomenta desde las instancias que mueven el orbe. Nos tratan como animales que comemos cosas especiales, limpiamos la casa, perdemos orina, hacemos dos o tres deportes: todo para el cuerpo. ¿Y el alma? ¿No tiene el hombre y la mujer alma? Por el alma de cada uno somos diferentes unos entre otros. En la Edad Media, los pórticos de las catedrales iban dirigidas al alma de los hombres y mujeres que veían aquellas inscripciones en la piedra. Hoy en día, millones de anuncios de todas las televisiones dicen: come, corre, mira, saborea, chupa, anda. Todo es corporal, todo es físico. ¿No hay en este mundo una idea que apele a mejorar nuestro intelecto, nuestra alma? No. Somos como borregos en el redil que decimos: beeee. Y ya está. Y así nos va. Lo material es lo que triunfa. El interior de la persona está escondido y agazapado, frío y aislado.

Pregúntale a ese qué es lo que piensa.

No. Que es violar la intimidad.

 Hace solo un mes estábamos con la cosa del calor a vueltas. Todo acaba en esta vida. Acaba la vida también. Cuando menos lo esperamos tenemos 60 años. Tengo sesenta y no me he dado ni cuenta, dicen algunos a los que les gustan los pareados. Pero viva la gallinita con su pepita. Viva el cumplir años porque así el mundo nos puede llamar supervivientes de algo, ahora mismo no sé de qué. Pero tiene mérito haber llegado hasta ahorita mismo y no haber sucumbido a una enfermedad, a un vicio, a un delirio de querer volar desde el séptimo piso, etc. Ladra un perro a lo lejos, ladra de pena, según es la cadencia del ladrido. Nosotros también ladramos a veces, de soledad, de angustia. Ahí, en una mesa del bar, hay un hombre ladrando y nadie le hace caso. Me zambullo en el periódico: la educación en España corre riesgo de desaparecer. Y me pongo a ladrar, a ladrar, pero nadie me oye.

Andar hasta el único recodo de la soledad

nos es dado a muchos. Andémoslo.

 Esta era una mujer que del pueblo se vino a vivir en las estrecheces de un piso en un barrio de Madrid. Se acostumbró tarde, sin lamentos, pero se acostumbró. Sus hijos estudiaron y trabajaron en la capital y uno de los hijos entraba por la tarde a trabajar. Veían juntos la televisión hasta la hora en que el hijo se marchaba. Veían un concurso de acertar preguntas. El concurso era lo de menos para que los dos iniciaran una conversación sobre la vida. Y les salía muy bien. Luego la vida se puso muy complicada, la madre murió. Todo en el mundo era más inexplicable. El hijo siguió trabajando en la capital. Las penas eran muchas, inconsolables, traicioneras, pero el hijo trabajaba en la capital y recordaba el concurso aquel y el ameno coloquio que trababa con su madre.

No digas que todo fue un error que nunca se acaba.

En esta vida todo se acaba.

 Tendría que haber un referéndum mundial que preguntara: ¿Este mundo va bien? Al caer la tarde, nuestra melancolía se torna un azúcar meloso y pegajoso, derretido en las mentes de los hombres y de las mujeres. Poco a poco, el sol desgrana su luz compitiendo con las nubes. En estos días, por la mañana hace fresco, a mediodía hace calor y por la tarde vuelve a hacer fresco. Un paseo largo de muchos pasos me vendría bien para asemejarme con un perro vagabundo. Yo escribo pero lo que escribo no tiene resonancia, no tiene eco en posibles lectores. La mañana me ha atrapado en su gasa azul y espero que la tarde sea, como mínimo, un tanto más levantisca que estas horas matutinas sosas.

Tenemos siempre que aguantar alguna impertinencia de la vida.

Es su ley.

lunes, 23 de septiembre de 2024

 El primer borbón que reinó en España fue Felipe V, que estaba un poco inestable de la mente. A este le sucedió Fernando VI, que fue un rey pacifista y también fue inestable mentalmente. Ya no hubo más felipes reinando en España, hasta Felipe VI, el de hoy. Es penoso ver cómo una institución es tan mal valorada por unos sectores de la población y por otro sector cuánto la quiere. En España, sin embargo, dicen los historiadores, que no ha habido nunca republicanos. La vida pasa como un camión, haciendo mucho ruido, o como una bicicleta, endeble y sin motor. Todos pasaremos, todos entregaremos la moneda para pasar la laguna Estigia de la que hablaban los clásicos. Todos somos la metralla de una bomba que va a explotar más pronto que tarde. Todos iremos camino del llanto pronto, si hay llanto. Que si no hay llanto, también iremos. El mundo es una bolita tonta como si fuera de un bingo. Nos toca y nos ha tocado y adiós, tierra mía que sujetaba mis pies.

Esta soledad desbaratada que proviene del enfado con el mundo

nos dejará más tristes, pero con más razón.

Salió a la calle un hombre con sombrero y pasar, lo que se dice pasar, no pasó nada. El último de la fila es el que ayuda a los demás, así ha pasado siempre, pero ni nos hemos dado cuenta. Hace ya mucho tiempo que me pica la espalda, quizás debería ver a un médico. Es dulce ver la mañana pasar sin tener que pringarse en ella, pero no por ello dejo de mojarme en el cielo frío y claro de después de la noche. Por la carretera han pasado ya los enemigos de los viejos, cantando su gloria a la vida y a la felicidad. No consiguen reunir un poco de dinero entre sus manos, todo se lo gastan. Pero así conviene al que vive la vida y al que solo la ve pasar. Andando se ven muchas cosas: a la abuela con la nieta y a los amigos de lo ajeno correr.

Bailaba sobre las anchas baldosas de la alcoba

para que la luz de la vida llegara a su casa tiernamente.

 La vida sigue y no es más que tiempo que no para. Ya lo pintó Goya: Cronos comiéndose a sus hijos. El lunes no sé qué tiene que es algo temible, como si miráramos a un barranco bastante hondo. Son las 12: 20. Ya ha cruzado el sol el meridiano. No estoy muy inspirado y no tengo muchas ganas de escribir. Pero, ya puestos, voy a terminar este texto como pueda o Dios me dé a entender. No ha pasado gran cosa ayer, que estuve leyendo el periódico en casa y de algunas novelas bastante buenas. La Celestina me sigue gustando mucho, con ese enredo que se monta entre criados, la vieja, Calisto y todo eso. Están muy bien explicados los recelos de usar los servicios de la vieja, los egoísmos a la hora de beneficiarse de Calisto, el aviso que un criado le da a su amo y este no atiende, etc. Todo es muy humano en este libro, todo muy a la vista. Ya desde el principio te hueles que todo va a acabar mal. Pero no creías que tanto. Quizás Rojas no creía en el género humano y de ahí esa postura tan drástica.

Ayer salió a la calle un hombre con sombrero

y todo el día pasó sin pasar nada.

sábado, 21 de septiembre de 2024

 Había una vez un hombre que iba por la calle y le preguntaba mucha gente: ¿es usted del mercadillo? Los primeros que le preguntaron eso, recibieron una respuesta. No. Soy administrativo y trabajo en Madrid capital. Pero empezaron a preguntarle mucha gente eso, que si era del mercadillo. Se supone que preguntaban si era dependiente del mercadillo. A lo que pacientemente respondía eso que he dicho arriba. Hasta que un día se hartó y le dijo a una señora de mediana edad: no soy del mercadillo!!!!!!!!!!!!! Le oyó mucha gente porque estaban los dos (administrativo y señora de mediana edad) por una calle muy concurrida. Pero después de dar esa voz, al cuarto de hora, otra vez la preguntita de marras. Y se fue de la ciudad, no le cupo otra opción. Como veinte o treinta personas, cada mañana, le preguntaban si era él del mercadillo. Ahora está feliz y nadie le dirige la palabra.

No nos entendemos y cuando nos entendemos

lo hacemos por poco rato.


 Cuando alguien experimenta la felicidad, la paz interior, la tranquilidad mental, quiere volver  a sentirla, pero no parece fácil, son solo momentos del día en que surge esa paz de modo inesperado. Yo creo que los descuidados de las cosas y del mundo tienen esa paz del espíritu de la que hablo. Se la ha regalado su constitución cerebral, que no sufre por nada y así, viven en una constante indiferencia por los hechos que les ocurren. Y viven felices sin pensar cosas feas ni malas, sino que no piensan ni cosas feas ni cosas malas. Es que no piensan nada. Es mejor vivir este estado de desinterés por todo que tener un circuito penoso de dar vueltas a las cosas y preocuparse por todo y pensar mal de todo el mundo etc. etc.

No pensar en nada, no sufrir

es dado a las personas neutras.

 La ansiedad por ver cómo el ecosistema o ecosistemas de la Tierra se destruyen, existe. Avisaban hace 20 años de una destrucción de la naturaleza. Hoy, es una realidad que todos los medios de comunicación comentan, describen e informan de ella. Da miedo pensar qué será del Amazonas en unos cuantos años. Es el pulmón del mundo y lo están deforestando. Las imágenes que vemos de vez en cuando, a los ansiosos medioambientales les procura eso, ansiedad. Los mares contaminados, los incendios, los días y días sin llover, la desertificación producen en algunas personas ansiedad por el medio ambiente; esto es, ecoansiedad. Y no es ninguna broma. Es algo tangible y medible. La gente está muy preocupada (con razón) por lo que le está pasando a la madre Tierra. Lo percibe a través de los medios de comunicación pero es muy cercana y visible esta destrucción

No llueve, hay incendios, todo está seco y estéril.

Estamos destrozando la Tierra.

viernes, 20 de septiembre de 2024

 Escribo y alguien lo lee: es el pacto implícito que hay en este blog. Si dejara de ser interesante, dejarían de leerme. Quizás dejarían de leerme si yo escribiera sobre poesía del siglo XII en catalán. Pero no es el caso. Ayer escribí muy poco de una historia que llevo entre manos. Es la historia de un delito que se comete en familia. Los delitos más duros e impensados se cometen en el entorno familiar. Como el Pelicot. El refugio de la casa, que debe ser eso, un refugio, se convierte en un encubrimiento del delito pues nadie lo ve ni lo sabe. Padres a hijos, hermanos contra hermanos, etc. se van haciendo daño en el seno del hogar y se tapa todo de puertas afuera. Hasta que alguien dice basta. Lo penoso es que nadie diga basta.

La casa esconde secretos y crímenes

nunca resueltos.

jueves, 19 de septiembre de 2024

 Los gorriones se agrupan y algo barruntan. El cielo se está nublando y parece que va a más. Dice un proverbio chino que de las nubes más negras caen las gotas más limpias. En las crisis, algo reluce después que es claridad después de pasarlo mal. Hoy me siento bien después de haber preparado unos macarrones al horno, receta que nunca había hecho. Las tardes se duermen como corderos, se atavían de nubes y salen al campo a llenarlo de lluvia. Los seres humanos no podemos estar todo el tiempo maldiciendo a los santos, a lo divino y pensar que no nos va a pasar nada. Algo tiene que pasar que asuste a estos que hacen daños al prójimo sin dolerse de nada. Morirán los culpables de mala muerte.

El espejo refleja una violencia fuerte, un dolor impensable

para aquellas almas perdidas, mentirosas.

 Pienso mucho en mi vejez. No sé cómo será. Supongo que estaré solo, todos irán muriendo. No creo que yo llegue a muy viejo porque esta enfermedad que tengo reduce las expectativas. Pero creo que viviré un paso de los años libre, haciendo lo que yo quiera, sin molestias, pues yo no he molestado a nadie en mi vida. Mi sobrinos no son herederos forzosos, así que puede que no hereden de mí nada. No me han hecho mucho caso. Solo llamadas. A mi casa no ha venido ningún miembro de la familia, eso da reflejo del caso que nos hacen. La verdad es que yo tampoco piso sus casas. En fin, nada nuevo en las familias que se van deshaciendo. Ignorancia de unos por los otros. Ocurre en todas las familias.

Hola, ¿estás bien?

Sí, gracias por llamar.

 Yo llevo un control de mi medicación y este control me permite estar bien, no sufriendo los males de una enfermedad crónica y grave. Espero que dure mucho este modo de vida que llevo: haciendo la comida, limpiando mi casa, andar al otro pueblo, yendo a Madrid, incluso puede darse ir al mar algún día. Yo solo me controlo y no necesito de los demás, que solo llaman cuando hay algo malo en mi casa. Que no necesito de los demás está visto, aunque he requerido la ayuda de un sobrino este año. Se lo agradezco. Estuvo al quite, como dicen los toreros. Pero una vez concedida la ayuda, nadie apareció por mi casa a ver a mi hermano enfermo. La familia está desperdigada, es volátil, no hay lazos. Por una parte es bueno porque su intervención no genera más que dudas al no estar atentos a nada de mi hermano ni de mí. Yo creo que la familia se desperdigará más según pase el tiempo y cada uno se hará cargo de lo suyo y seguirá esta incomunicación que llevamos.

¿Estás bieeeeeen?

Y tú gilipollas.

 Y yo me iré 


/ y se quedarán los pájaros cantando (versos de Juan Ramón Jiménez). Para Dios o para la energía que nos ha creado, somos seres únicos. Los pájaros se multiplican en bandadas todas iguales. Pero el ser humano es único. Es único para hacer las barrabasadas que quiera, para vivir al día, para ayudar a otros seres humanos, para estar solo con los solos, para morir también es único. Y los pájaros volarán por las plazas, por los parques, por los campos en enésima repetición hasta el día de hoy. Y ay del día en que los pájaros no canten cuando muramos. Ese día no habrá en la Tierra más que tierra y cielo inhóspitos para el que nazca.

Repentinas ganas de llorar surgen en escalada triste

Cuando vemos pisoteada la naturaleza de este mundo.


 Hubo un tipo antaño, antes de que llegara la modernidad y los derechos de los homosexuales, que no encontraba el sentido a los lunes. Con los otros días de la semana, transigía y vivía feliz en ellos o todo lo feliz que podía estar siendo un desocupado que vivía de las rentas y no tenía mucho que hacer. Pero luego, empezó a no percibir el sentido de los martes, ni el de los miércoles. Pasados dos meses en esta tesitura, ya no encontraba sentido a ningún día de la semana. Entonces cayó en un bajón anímico, lo que llamamos una depresión, pues ni los sábados era capaz de sentir amor por la vida, pasión por vivir la vida, sensación de respirar incluso. Y le ingresaron y los psiquiatras comentaban la rareza de su padecimiento. Y veían que las pastillas no le hacían efecto pues él seguía en ese paroxismo de no sentir la vida. Le mandaron al Tirol suizo y todo se le pasó, vivió feliz en esas montañas tan bonitas y se hizo escalador y ya entendió la vida y su sentido.

Si alguno de vosotros pensase, le diría:

No pienses: La vida te conduce sin pensar.

 

 Mis padres han sido modélicos para nosotros dos (Paco y yo). Nos han dado un ejemplo precioso y valioso sustentado en su comportamiento con nosotros. Si Paco y yo hubiéramos caído en otra familia, con otros padres, a lo mejor el resultado habría sido catastrófico. Paco y yo hemos podido estudiar y trabajar porque nosotros no hemos ido al colegio o al instituto a hacer el gilipollas, sino a estudiar, que era de lo que se trataba. Y tampoco nos hemos negado vitalmente a trabajar. Lo hemos hecho 20 años. Mi madre me preguntaba qué tal las clases, el resto de mi familia no lo hacía. Yo ensalzo a mis padres en cuanto familia. Nuestra enfermedad requería de un amor y un cuidado que solo los han practicado mis padres con nosotros.

Dulces son las almas que han amado y sufrido.

Amargas las que solo aman el dinero.

 Hoy tengo que hacer unos macarrones al horno. Empezaré picando ajos y cebolla, cortando salchichas en trozos, preparando la carne picada (a ver qué cantidad echo); mientras, coceré las pajaritas de pasta. Luego uniré pajaritas y condumio. Después lo echaré todo a la bandeja de horno a que se derrita el queso rallado que compré ayer. Nunca he hecho esta receta. Espero que me salga bien. La vida da muchas vueltas y ninguno nos quedamos aquí de simiente. He leído que los mayores crímenes y robos se producen en la propia familia. La familia puede ser una bendición o un tremendo calvario para otros. Hay miembros de familia que huelen la debilidad de otro miembro y van por él a saco. Y nadie se entera. O se entera tarde la justicia porque "todo quedaba en familia".

Todo sucede en orden estricto:

Mueren los padres, los hijos se alejan.

 Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma. Y es verdad porque el mío conduce siempre al hueco que te nombra (canción de Luis Eduardo Aute). El amor sentimental mueve montañas, es egoísta pero es bueno, porque cohesiona la sociedad en forma de parejas unidas y dichosas. Que una mujer ame a un hombre o haya amor homosexual es bueno para la sociedad. Peor es la cantidad de solteros que andan sueltos y aburridos en esto del amor. Los hogares monoparentales crecen y a mí me parece malo. La vida surge de la unión de hombre y mujer y la vida es en sí misma bonita y agradable: lo certificamos cuando vemos un niño pequeñito que nos hace reír. El domingo comí en el chino y vi una escena que ya se repite mucho: incomunicación entre los padres y sus hijos desconcentrados y extraños. Cada uno iba por un lado, no había armonía de familia. Otros días, he contemplado la escena contrapuesta: niños centrados en comer, como sus padres. Bueno. Tengo entendido que, actualmente, hay psicólogos para entender una familia y hacerla entender la convivencia. Ojalá esos psicólogos ayuden a familias descompuestas a tirar por el camino del equilibrio familiar.

Come, te he dicho que comas.

¿Puedo salir a la calle?

miércoles, 18 de septiembre de 2024

 Siempre hay personas que hablan por hablar porque no saben y vuelta la burra al trigo, van diciendo su razón que sin razón se hace allá por donde van. Luego, la gente les dicen que están equivocados y ellos, erre que erre, que tengo yo razón y nadie más que yo la lleva. Pero son historias ya conocidas de gente que crece en altura pero no en entendimiento de las cosas, quizás porque ha estado en el sitio equivocado cuando se criaba. Ha tenido de todo y quiere seguir teniendo de todo irregularmente esta vez, ya más que crecidito. Y no puede ser porque la gente no es tonta y los cala como a un paraguas de peseta. Así que, con no hacerlos caso, mejor nos va a todos.

Mira: un pijo que no es pijo, ¿has visto cómo viste? Es el hijo del conductor de autobús.

Vaya carrera va a echar este, llena de tropezones. A lo mejor aprende de un buen tropezón.

 Las lunas se suceden parcial o totalmente.

Así es despertarte por la mañana:

Puedes estar menguante o creciente o pletórico.

Las nubes ya llegan y quizás el agua.

Dormir todo el día es propio de enfermos o de hastiados de vivir.

La vida también se compara con el teatro.

Cualquier papel, por corto que sea, necesita su guion.

Huele a colonia en casa, alguien se marcha a la calle perfumado.

Di siempre que sí a los necesitados.

Siempre habrá otros que lo llevan peor que tú.

 En los institutos, a unos les va bien y a otros, mal. Según el horario que tengan unos y otros. El mío solía ser malo. El de un jefe de departamento era bueno porque disfrutaba de eso que se llamaba reducción horaria: cinco o seis clases semanales. Cuando un profesor se ponía malo de la garganta y se daba de baja, entonces venía yo, que era el interino. El mal horario era la causa de estar mal ese profesor y luego pasaba yo a pasarlo mal. Para que hubiera reducción horaria, otros profesores que no éramos nada, no teníamos ningún cargo, éramos simples interinos, teníamos que tener gran carga horaria. Era muy difícil que un jefe de departamento se pusiera malo porque vivía como Dios y encima cobraba más y daba menos horas. Los interinos llorábamos mucho o veníamos hablando solos en el vagón de cercanías. Pero nos adecuábamos, no quedaba otra. Por otro lado, he visto jefes de departamento que en la reunión de departamento se limitaban a repartir el correo y nada más. Pero estaba bien: así el interino avispado era más libre.

Secundaria: esa etapa vital de los adolescentes.

Esa etapa vital llena de problemas para mí en un pasado. 


 Experto en menús baratos, andarín de biblioteca donde leer gratis unas páginas de libros de dos años de antigüedad, salutífero hombre de bien que desayunaba miel y limón para tener la garganta clara. Pedigüeño de tabaco al amigo, buen conversador de cosas mundanas como cuidados a los ancianos o a las mascotas o dónde comprar el tomate con sabor. Este hombre se recorría Móstoles en busca del amigo obrero, en busca de coloquio ameno, era experto en estirar las piernas por todo un barrio. Llegó a Móstoles en los 60 con sus padres y él muy chiquito. Pronto se adecuó al barrio valiente que declaró la guerra a Napoleón. Somos todos aluvión, decía en su cabeza este hombre austero donde los haya, amigo de sus amigos y gran cazador de noticias en los periódicos nacionales y locales. Que van a abrir una churrería, decía a un amigo. La churrería es agua, harina y sal, decía el interlocutor. Y ganas y dedicación, respondía nuestro protagonista de barrio. Así que nuestro hombre recorría Móstoles, recorría su propia alma, recorría almas ajenas y de todo hacía este hombre que no trabajaba.

El cielo tirante, el cielo que nos han dado a todos

bulle de ilusión todos los días para nosotros. Ojalá llueva.

 Hoy había miedo en mis vecinos de enfrentarse al cielo gris. La gente no salía a la calle hasta más tarde, quizás hasta la una. El vino de los bares no fluía como estos dos meses de atrás, cuando el calor apretaba. El error en el manejo de vivir los días se expandió hoy más que nunca pues la gente se quedaba concentrado su cuerpo en la cama como un ratoncito temeroso. Ya compararía la gente, ya saldría al aire y al principio de frío de la mañana. Tanto sol ha vuelto a la gente miedosa, muy miedosa del frío, como en las islas Canarias. Me apuesto un sugus de piña a que no veré a nadie en la calle hasta las doce o la una.

El bulto del sol en lo alto dice mediodía.

Pero las nubes tapan la encomienda de dar calor.

 Hay que seguir escribiendo porque es de las pocas cosas que sé hacer, que me sale medianamente bien. Se trata de conciliar unas pocas palabras y que ello avance hacia algún punto concreto del mundo de las ideas y de la ficción. Hablan mucho los diarios de la nueva ley. Es una ley retrógrada, que quiere controlar la libre expresión de ideas. Pero no voy a hablar de eso porque no entiendo, así que me dejaré seducir por la lectura de algunos poetas para acabar este texto. El paraíso está resuelto a la vuelta de la esquina, cuando nos olvidamos de nosotros y vemos más allá de nuestros pobres ojos. Somos seres mortales, sí, pero nos volveremos eternos si nos miramos dentro. La mística está con nosotros, nosotros somos místicos al elevarnos sobre esta mísera vida que nos dio Dios como prueba.

La vida va como a golpes y sustos y carencias

Pero somos hombres y mujeres con alma, ese último regalo de Dios.

e

 A las 10 y 10, ya estaba en la calle a por el periódico pero me resultaba raro la poca gente que había en mi itinerario al quiosco. No sé si sería el cielo encapotado el culpable. Lo compro y me siento a leer en un banco, como hago siempre y viene un señor conocido y hemos estado parlando. De las oposiciones a jueces porque este hombre fue abogado. Yo le he contado cómo son las oposiciones a profesor, que, según oigo, nadie quiere pues hay muchas vacantes. Así que casi no he leído el diario. Me vengo a casa. Escribo esto. Voy a beber agua y a seguir escribiendo. La mañana huele a otoño. El cielo reparte otoño. El verano agota su poderío de sol y luz.

Mi juventud se agarra a los recodos de la ciudad, los hace suyos

y vuelve a casa persignándose de cómo anda todo.

martes, 17 de septiembre de 2024

 La eterna canción. Nada parece funcionar bien, pero ahí andamos. Los que no soportan la chapuza y la dejadez lo llevan mal todo esto que ocurre alrededor. Pero ahí andamos. Hay montañas de papeles que nadie entiende, que no se resuelven. Hay un personal agotado por otro personal que lo sacude y lo machaca. Esto en todos los estamentos. Pero ahí andamos. Y acaba de empezar el curso. Qué será de cuando estemos ya metidos en harina. Yo me lo imagino fatal. No todos valemos para todo, podemos caer enfermos y nos tendremos que dar de baja. Pero ahí andamos. Yo lo que quisiera era llegar a esa lejanía de sal, arena y agua atravesando España. Pero no va a ser posible. La lejanía más lejana que hay se llama VI.

Es dulce el amor de anochecer.

Como un pan y una sardina asada.

 Mi lema es: pocas leyes y que se cumplan. Pero no. Este gobierno, venga decretos, venga burocracia, venga impuestos. Y luego, como digo, me da la sensación de que no se cumplen. Hay tal maraña de leyes para unas cosas y para otras que no sirven ya de nada. Y luego, no hablan claro. Sale una ministra, dice una cosa. Sale otro ministro, dice otra cosa. Encima, hay ministros para aburrir. Los españoles no sabemos el nombre ni de la mitad de los ministros. Yo noto una improvisación al tiempo que una dejadez en el gobierno. Ya no tiene clara la votación de las leyes en el Congreso, así que se salta este gobierno el legislativo. Por toda la cara. Pero ya les llegará el día en que se bajen de la peana. Como dice mi hermano: cuando se acabe el te doy.

Yo me quiero tal como me quiero

En eso no hay duda.

 Por lo que escribo aquí, me pueden llamar amargado pero yo no me siento amargado, por lo menos, hoy. A mí no me gusta la sociedad española, que no parece ni española ni nada. Pero por eso no me siento amargado. Con su pan se lo coman esos que reniegan de la bandera, de lo tradicional y de lo que ha sido España históricamente. El progresismo este que ha inventado podemos y psoe no me gusta. Poco a poco, la gente va pasando página a tanto fascismo supuesto y a tanto machismo y a tanto xenófobo que siguen diciendo estos que hay. Lo que pasa es que este gobierno no actúa con decisión, sino que lo va dejando todo pasar sin ponerse a ello y eso le pasará factura. Civitas dificilisime facta est. Non servire tantum actio esteril.

Una gota, como un ojo, mira desde el cristal a la ciudad.

No llueve, no. Es una lágrima furtiva que se pegó a la ventana.

 Encontrar la salida de este gris laberinto, sin pasión ni pecado ni locura ni incesto, no gritar que he hecho yo para merecer esto. El gris laberinto en el que estamos metidos todos se hace presente esta mañana que no sabemos qué hacer y entonces vamos a la compra y después de comprar nos echamos un cigarro y bebemos una cerveza comprada en la tienda china pero casi ni los disfrutamos, el cigarro y la cerveza. Y luego llegamos a casa y otra vez lo mismo y ponemos la tele en 24 horas, a ver qué ha pasado en el mundo y a ver qué desgracia nueva hay en esos países asiáticos y a ver qué político dice otra politicada y a ver quién es quién en este gobierno desgobernado que llena de leyes y de decretos la vida de esta nación desastrada. Y otra violación y otra mujer asesinada por su pareja y ya no vemos ya y nos suena en el oído: este gris laberinto, este gris laberinto.

Por las tendidas mares una barquichuela flota y avanza.

Somos esa barquichuela en medio del océano, bro.

 Aquí se trata de emborronar este blog como sea para que se pase el tiempo. Como hace el gobierno: cada día una historieta para durar más en el escaño. Si digo algo interesante, mejor. Y si no, también. La felicidad es algo que todo el mundo desea. Lo que pasa es que es difícil conseguirla, siempre hay altibajos que no consiguen hacerla factible. La cuesta de septiembre afecta a todos los que han gastado de más en el verano y esa cuesta se atraganta en la economía de modo que no es posible ser feliz. Unos padres de hoy en día gastan más que un avión en queroseno. La vida se ha puesto muy cara. Los alimentos básicos salen por un ojo de la cara. Los supermercados no se llenan de gente, como antes, siempre hay un cajero vacío. El tabaco, la gasofa y la luz se llevan ese dinerete que sobraba para ir de fiesta. Pero este otoño, esos padres irán a Disneyworld, como está mandado, so pena de ruina familiar.

¿No tienes dinero para hacer actividades estos fines de semana?

Pide un préstamo, tío. Haz como yo.

 Me gustaría coger un Uber y largarme a Fuengirola. Allí en Fuengirola, almorzaría unas sardinas asadas a mi solaz y después de bañarme en el mar, me vendría de vuelta. No es tan difícil hacerlo. Es cuestión de proponérselo. En el camino, me tomaría dos o tres cafelitos en las áreas de servicio, que me gustan mucho. No sé que tienen de hospitalario estas ventas del camino que me subyugan y me pasaría un buen rato en ellas disfrutando de un café mientras no paran de pasar coches y coches por la autovía. A mí, hacer kilómetros casi me gusta más que llegar a destino. Lo que pasa es que me gusta hacer kilómetros con mi hermano Paco, no con un chófer de Uber. A ver si esa circunstancia se da y me lo paso bien rompiendo la lejanía del mar.

Dudo de mí mismo en la mañana.

No sé si soy yo quien escribe o una patraña de mí mismo.

 Ya he vuelto a levantarme tarde. Casi da vergüenza presentarse a estas horas en el quiosco a por el periódico, así que no lo he hecho. Pasaré la mañana como pueda en casa. Siento como si España estuviera deslavazada: crisis migratoria sin ningún control, ideas políticas sin ton ni son, dar alas a los nacionalismos cuando lo importante es la nación, como dice Draghi, adolescentes perdidos en enfermedades mentales, droga en todos los sitios, fracaso escolar, la ley Lomloe que dicen es un error. En fin, todo da como un ambiente de desorden y caos que espanta. Por no hablar de los tres millones de españoles en paro y las pensiones que a ver cómo se pagan. Como dice mi hermano: cuando se acaba el dar se acaba el socialismo. Y no sé cuándo se va a acabar esta política de impuestos fuertes para dar paguitas pero se acabará porque no es sostenible. No soy quién para hablar de paguitas, ya que a mí me dieron una pensión, pero yo padezco una enfermedad grave y crónica. Yo desearía un gobierno que garantice el pleno empleo. Pero eso, ¿dónde está? Nadie se preocupa de eso, del paro obrero y así nos va.

¿Tú no tienes subvención?

Echa, echa los papeles.

lunes, 16 de septiembre de 2024

 La tarde y la mañana han pasado sinuosas como una culebra por el seno de un río. El pan alimenta lo mismo al rico y al pobre. Andar por la cuerda floja no lo he hecho en mi vida, ni en cuestión económica ni vital. A mí, como se suele decir, nunca me ha faltado un duro. Lo que sí se echa de menos en mi vida es un tanto de aventura, que nunca llega. La mayor aventura que se me ha dado vivir, creo yo, es hacer kilómetros por España a un lugar lejano que baña el mar. La pequeña aventura de coger la bici y hacer kilómetros ya la he desterrado por todo lo que fumo: me da miedo coger la bici, pedalear y que me dé un yuyo al corazón.

Solo el sabor profundo de la hierba retiene el agua en su verdor.

Ojalá llueva de una vez pero no en forma de riada salvaje.

 En un documental que vi hace ya tiempo, comparaban a Bin Laden con Hitler y no sin razón. Fue el cerebro del ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, hace ya 23 años. Quizás Bin Laden deseó decir al mundo cómo empezaría el siglo XXI para los occidentales. Luis Rojas Marcos, jefe de Psiquiatría de NY, vio todo como una pesadilla. Días después, los norteamericanos se hacían esta pregunta: "¿qué les hemos hecho?". La venganza del país más poderoso del mundo no tardó en llegar: la guerra de Irak. En las Torres Gemelas murieron de forma muy trágica 3000 personas. El Daesh o llamado también Isis, dejó su impronta de crueldad y EEUU dejó su impronta de crueldad en Irak. Me acuerdo que, en mi pueblo, un marroquí, riéndose, me enseñó en su móvil cómo rebanaban el cuello a un periodista occidental. Las imágenes de asesinatos cundían esos años. Se localizó a Bin Laden y se le mató. Con drones y demás, muchos líderes árabes terroristas fueron muertos. La barbarie estaba siendo mutilada a base de líderes asesinados por EEUU. Los árabes odian EEUU y yo no sé por qué. No sé si alguien sabe por qué. Los españoles tuvimos nuestro 11M. 10 bombas en un tramo del cercanías que llegó a Atocha. Se ocultaron pruebas (desaparecieron los vagones y se desguazaron).No se supo nunca el autor intelectual del atentado. No se supo prácticamente nada de nada sobre el atentado. Ganó Zp los comicios días después. El juicio fue un despropósito que retrató el sistema judicial y político español. Una farsa, un esperpento, un despropósito. Eso fue el juicio. Qui prodest? Al psoe. ¿estaba el psoe en todo esto? Como no se supo quién fue el autor, quedan dudas flotando todavía. El 7 de octubre del año pasado 1200 personas entre mujeres y bebés mueren a manos de Hamas. 200 son secuestradas. Es el particular 11S de Israel. Israel quiere venganza, una venganza desmesurada, como la acción de Hamas. E Israel lleva muertos 41.000 palestinos. Hamas se esconde en Gaza e Israel va a por él. Esto es el siglo XXI por ahora. ¿Cuándo acabará el terrorismo islámico? Esa es la gran pregunta para la tercera década de este siglo.

No despiertes al león dormido.

 Me estoy leyendo "La Celestina" por cuarta vez. Es un libro que engancha. Hay mucho escrito sobre el género de esta obra: que si es teatro, novela dialogada, etc. A mí eso no me importa. Como obra creadora de personajes, es insuperable. Se caracteriza a Celestina de forma insuperable. A Calisto y a sus siervos también les llega el trazo literario genial de Fernando de Rojas. Fernando de Rojas se nota que fue un hombre cultísimo, así lo atestigua su formidable biblioteca, por aquel entonces, inaudita en una persona del pueblo. Además, esta novela (para mí es una novela) engancha como pocas obras de la Edad Media. Hay en ella lo que Rojas llama "aceleramientos", todo va de forma deprisa. Los siervos y Celestina se apresuran. Calisto se apresura, todo se apresura hasta la muerte de todos. Fernando de Rojas fue converso. No pudo evitar la presión a los judíos de aquella época y se nota en su obra, tan trágica. Ni uno se salva.

Corre por la vida y verás que hay que parar.

Siéntate a mirar y verás que hay que andar.

Hoy parece (solo parece) que me he levantado con energía. Y eso que no he dado una conferencia sobre mi libro en La Coruña. Los libros que yo he escrito se caracterizan por su ritmo apasionante, por su vitalidad expresiva. Todo va pasando con un tiempo espeluznante. Diría que mis libros enganchan hasta al lector más torpe. En mis libros no me ando con descripciones de una página, todo es acción y desarrollo del pensamiento de los protagonistas. Y los diálogos de mis libros tienen la virtud de situar a los personajes en su encrucijada vital. Mis libros son fascinantes desde que empiezan hasta el punto y final. Por ejemplo, "La seducción del diablo" no deja de llamar la atención todo el rato, con sus cambios de ritmo, con su frenética acción, con su modelado de personajes.

Lee un libro, aunque sea uno al año.

Te vendrá bien si eliges bien.

 No nos han explicado quién y por qué querían matar a Trump. Ya van dos veces. Broncano y Motos: la "diversión" de todos los días. En Irán, la policía secuestra mujeres que no llevan pañuelo a la cabeza. Dos artículos sobre Trump. No entiendo nada. Eso es lo que he sacado de leer el periódico. Luego me he venido a casa y he levantado la persiana del comedor para que entrara aire y luz en la casa. Aire y luz, dos símbolos de la libertad y la verdad. O nosotros perseguimos a la mañana, haciéndola nuestra, o la mañana nos persigue a nosotros, convirtiéndonos en su rehén y nos fastidia el destino del lunes ya hasta por la tarde. Los lunes son muy azarosos y raros de vivir algunas veces porque los lunes rompen la tregua del fin de semana y lanzan a la gente otra vez a la carrera de la supervivencia.

Tocan campanas no sé dónde.

Asómate y mira el campanario qué lejos está. Por ti no son.

sábado, 14 de septiembre de 2024

 Hay gente a la que le gusta fotocopiar documentos. Se los puede meter por el culo.

 Con Julito me lo pasaba bomba. Cómo me pone el pueblo, decía. Me pone enfermo, concluía. Y decía eso de: te alicato hasta el techo. Julito ha muerto. Yo creía que estaba muy solo pero me dicen que tenía una hermana que estaba pendiente de él. Julito se descojonaba de todo, se reía de muchas cosas del pueblo y de otras. Fuimos un año andando desde el pueblo a Las Vegas de Matute al baile y nos lo pasamos genial en el recorrido y en el baile, embromándonos y embromando a la gente. Dábamos voces allí en el baile; ya digo, nos lo pasamos genial él y yo en las fiestas de los pueblos. Luego, nos trajo alguien en coche, era ya muy tarde. No recuerdo otra noche en que trasnochásemos más. El camino es el camino y muchos nos dicen adiós antes de llegar al final.

A las fiestas hay que honrarlas y gozar de ellas

pero no ponerte como un ecce homo.

 Por la mañana y bien entrada la mañana, hace sol y corre fresco. este clima me desconcierta. Por la tarde hace calor hasta las 6:00 más o menos. Y no llueve. Aspereza de la tierra, de los árboles, de la hierba. No me gusta este sistema de frío y calor que se establece estos días. Además, viene un vientecillo fresco que contrasta con el sol. Al menos, en julio sabías a qué atenerte. Por otro lado, la soledad es amarga al principio, pero luego termina gustando. Iré adonde pierde su nombre este pueblo y lo adquiere otro, para, así, andar y meditar un rato, un par de horas. El día ha ofrecido sus quehaceres con premura y buen sentido. Ahora, el paseo.

Dispongo aquí unos vocablos amables:

sol, primavera, árbol, flores y luna.

He leído el periódico del viernes hoy sábado. Habla mucho de asuntos políticos y sociales pero no de la maldita sequía persistente que sufrimos. Como si este fenómeno adverso no tuviera importancia. Llevamos medio año con el pluviómetro a cero. No cae un gota en medio año y los periódicos siguen con que este dijo y aquel respondió y zasca de no sé qué a no se quién. Los políticos son unos ineptos todos ellos. En El País se puede consultar el cauce de los ríos y no son preocupantes los datos, pero, ¿cómo combatimos la férrea sequía torturante que hay? Todavía el hombre, con todo lo que ha inventado, no ha inventado algo con lo que trasladar el agua de lluvia de unas regiones a otras más necesitadas. Se dirá que este invento se realiza con trasvases pero yo querría un invento que llevara el agua de lluvia directamente de un lugar a otro.

Todos las semanas lo mismo: fulano avisa de una dana, etc.

Que se callen ya la boca.

 Ha habido tantos avisos estúpidos sobre el tiempo y no se ha cumplido ninguno, creo. Ni lluvias ni nada. Sigue sin caer una gota de agua en muchos meses. Nos agotamos de la sequedad del ambiente. Los animales y animalillos lo pasan mal. Ya no se ven caracoles ni su primo pobre, la babosa. Ya no salen de la tierra las simpáticas lombrices. Parece que en España todo es a manera de secarral si no hay una riada bestial que se lo lleva todo consigo. Es una pena comprobar que cuando antes solía llover, ahora no cae nada del cielo, ni una sola gota. Y los pantanos se secan. El agua es el fundamento de la vida. Si no cae, ¿qué hacer?

El agua es la base de la existencia humana.

¿Por qué esta sequía?

 Hasta ahora nunca había envidiado a los ricos. Los envidio porque tienen acceso a un montón de actividades y solventan sus necesidades con un chasquear de dedos. Pero no me dejo engañar por la riqueza. Yo tengo lo mío ganado a pulso pues a mí no me han enchufado en ningún sitio. Los envidio, sí, pero no me engañan. Los ricos están pendientes a todas horas de su dinero, temen por él; sus amigos no son lo que dos pobres amigos disfrutarían de un vaso de vino en un bar. No tienen libertad, tienen miedo a los demás, tienen miedo a que les quiten su dinero. Ellos mismos son una escultura imponente reflejo de su dinero. No tienen sosiego, siempre haciendo planes, negocios, inversiones. No tienen paz de ánimo para estar en algún sitio perdiendo el tiempo y su alma dice siempre lo mismo: quiero más, quiero más.

No conozco a nadie rico ni lo quiero conocer.

Solo que sé que hay cosas que tienen al alcance de la mano y yo no.

 Los enfermos mentales manifestamos nuestra enfermedad de muchas maneras. Hay unos que nos deprimimos y otros que dan voces y se enfrentan a los demás sin motivo. La sociedad ha de aprender, cada vez más, a convivir con trastornos límite de la personalidad, con depresiones, con manías, con alucinaciones... Porque cada vez habrá más trastornos mentales a nuestro alrededor. El modo de vida que llevamos los fomenta y los azuza. Los móviles, las apuestas, las drogas, el fervor de la noche que todo lo da vuelta y revueltas... Es un sinsabor pensar que hay actividades inventadas por el hombre para hacer un bien, que hacen casi un mal mayor. Debemos huir, como de la peste, del alcohol, de los juegos, de una exposición brutal de internet, etc. La enfermedad mental puede afectar a aquellos que se ríen de los enfermos mentales... y ya no se reirán.

La enfermedad mental está muy inmersa en nosotros.

¿Quién no se ha sentido raro alguna vez?

 No estoy al cabo de la calle porque no trabajo, no madrugo, no estoy con compañeros que hacen lo mismo que yo, dar clase. Pero me entero de cosas por el periódico y el mundo va fatal. La naturaleza está avisándonos. Todo va bien envuelto en plásticos. Los coches lanzan contaminación al cielo. Unos dicen que es normal. Otros se manifiestan. Bueno. Todos se manifiestan por unas cosas o por otras. La gente reclama sus derechos. España tiene tres millones de parados. Somos en este país los mejores en drogas. Las hay de todos los colores animando la noche, fabricadora de embelecos, habitadora de cerebros huecos. Un día, todo hará crac, crac de verdad y no sé dónde iremos a parar.

La inmensidad del mundo se agota en una cuestión:

que la naturaleza implosione.

 Ya ha pasado el verano que tiene a julio como mes más caluroso. Ya se pasó la fruta. Ya ha vuelto el trajín de ser hermano. No hay nadie por la calle que resalte entre el gentío. Todos somos ovejas trasquiladas y pastoreadas por un Dios tranquilo. La naturaleza se está quejando todos los días por culpa del hombre. Los destrozos tendrán consecuencias quizás a largo plazo. Y la gente sigue viviendo a espaldas de esos aguijonazos que propinamos a la naturaleza. Los coches andan de allá para acá, contaminando el cielo. Los seres humanos no somos hermanos de la naturaleza. Pronto, habrá una respuesta, una respuesta fuerte y ancha como el mundo lo es.

Los indios norteamericanos lanzaron una maldición al hombre blanco.

El hombre blanco quiere demasiado al dinero que no se puede comer.

 Caigo en la trampa que me tendió la vida. La gente, por la calle, no me dice lo que valgo. Soy una moneda suelta, un verso perdido, un dolor que no sana. Mientras cae la luz repartida por el día, mis pasos me conducen a puertas cerradas. Estoy deseando decir cosas, anécdotas antiguas y allí se quedan, en mi corazón iluso, en mi bolsillo cadavérico. No quiero hablar de mí en corazones rotos, no quiero salir de casa y que me rompan la boca. Quiero una voz amiga que no existe. No hay amigos, no hay amor, no hay nadie allá fuera. Solo un hermano me mira y nos miramos la ropa que llevamos. Los locos ya se refugian en un vagón de tren todos igual de hipócritas y aviesos.

El dolor de ser no tiene palabras.

El dolor de ser no es ni siquiera una pregunta.

 Versos de los años 50, qué buenos son. La nostalgia de algo perdido, de algo que se partió allá en el tiempo oscuro del pasado, viene hoy, viene esta mañana de sábado para clavarme como a las mariposas en un muestrario y allí quieto, yo voy mirando poco, lo que me deja la postura de crucificado. No veo nada que me guste. Lo que me gustaba quizás ya pasó. Tengo una idea de mujer metida en la mente, todavía hace brasa como la luna, blanca, sobre el firmamento de la noche. Hoy pasan ante mí todos los versos bonitos y breves, del pueblo y me llegan y me llagan el corazón partido. No sé qué labor de abejas hay dentro de él. La miel es cristalina, líquido dulce que me sacia el hambre de ser.

A ras del amanecer más agradable

surcabas, alondra, el cielo y su poesía; el aire y su aroma.

 Mientras hago un recuento de los números del día, ninguno me sale ganador. Es ya triste esta mañana sin propósito, es ya infeliz el que lleva estas ropas. Pero no nos vengamos abajo. Todo tiene una causa y una consecuencia, todo tiene un orden en el que ensamblarse. Ayer vi un película que se titula "Mataharis" y el título ya es irónico. Va de tres detectives femeninos, cada una de ellas con sus problemas familiares o de trabajo. Tres historias bonitas (un poco tristes) pero bonitas que me hicieron pasar el rato mientras sonaba la orquesta de las fiestas allí, en el parque. Hoy me he levantado tarde y me he prometido a mí mismo leer el periódico. Lo haré y estaré informado, como los de la cope. 

Servir a Dios es querer nuestro estado

para entrar en el engranaje del día.

viernes, 13 de septiembre de 2024

 Me miro el pie con que me he levantado esta mañana. Es muy feo, tiene unas formas surrealistas y además, ya me ha traído mala suerte. He ido a leer el periódico a la calle: hacía sol y hacía fresco, así que no he durado mucho en el banco. Unas señoras me han dicho hola cuando estaba yo sentado. Luego, les he dicho adiós y no me han contestado. He comprado un bollo pequeño en el Dia. Hay un negro a la puerta del Dia que dice hola a todo el que entra. He visto una mañana cómo un señor le decía que por qué no trabajaba. Si hubiera pleno empleo y los trámites de entrar a trabajar se agilizaran, este negro no estaría pidiendo ni los jóvenes drogándose en la plaza. Qué asco de país. Extraordinarium est politica faces hoc ut civites. Ego valeo. Espero tu valeas.

Mira cómo esos niños conviven con chicos que fuman drogas.

El trabajo sería la solución si estuviera fácil.

 Cuando se consiga el pleno empleo en España, luego ya pueden decir lo que quieran los políticos. Están bien las subidas de sueldo básico (páguenles más) pero mientras haya casi tres millones de parados en este país, la economía no repuntará. Hay paz social pero ni a los sindicatos ni al ministerio de trabajo se les ocurren ideas para revertir ese número infame de parados. Somos los primeros en Europa en desempleo. Alguno dirá: el empleo total no tiene tanta importancia. Pero yo le doy mucha importancia; de esa manera, todo el mundo en España trabajaría y ganaría dinero para gastar y ya que estamos, querámoslo o no, en el mundo del consumismo, todo el mundo gastaría y ayudaría a la economía. No quiero ver más chicos en el parque fumando porros desde por la mañana. Están mejor trabajando. Un gobierno socialista y obrero no se puede quedar parado ante los tres millones de parados que existen. Promueven leyes antes de reformar el panorama tan pobre de empleo que hay en España. Eso no vale. A mí me gustaría que fuera facilísimo encontrar trabajo en este país.

Hay burocracia  y líos para entrar a trabajar en España.

Pongámoslo más fácil. Que haya más trabajo.

jueves, 12 de septiembre de 2024

 La actualidad luego se pasa. Y después, viene otra actualidad. Lo que no se pasa es Dios, que nunca ha existido y siempre existirá. Por lo menos, yo lo creo así. La moral que da Dios en el decálogo vale para todo el mundo. Allá él el que crea que todo lo de Dios es un invento para oprimir al pobre. Dios ni oprime ni reprime al que delinque. Lo que hace Dios es, siempre, tender la mano si le buscas. Casi no hay que buscarlo porque se dice que Dios está en todos los lados. Ahí tenemos a Spinoza, que por declarar un Dios distinto y amable, fue echado de su comunidad judía. Para Spinoza, un lapicero y una simple mosca eran señales del poderío de Dios. Así lo creo yo. Nadie hay capaz de crear como creó Dios el mundo. El ser humano no es capaz de crear ni una hormiga del suelo.

Dios creó todo y está con nosotros

pero no quiero yo pecar de proselitismo. Allá cada uno.

 Vi una película en la que un homosexual estaba muy preocupado por decirle a su nuevo amor, una mujer, que él era gay, que su último novio fue un chico. Pero esta mujer se lo toma normal, no le hace preguntas, no se siente celosa ni nada. El caso es que este chico se la pega varias veces con hombres a esta mujer. Y la mujer le pilla. Y no quiere más cuentas con él. Entonces se casan dos amigas lesbianas conocidas de esta mujer y en la boda, aparece el gay y se ponen a bailar y se acaba la peli. Bueno. Parece que el director de la peli da a entender que la pareja se reencuentra y va bien. Todo esto de los gays y los bisexuales y el sexo libre me supera bastante. Donde esté el amor y el pleno empleo, que se quite todo esto de la bisexualidad.

Escuadras juntas veo en un momento

de gente rara allá por barlovento.

 Deles Dios buen galardón a aquellos que se preocupan y dan de comer a esos que cruzan de un continente en la miseria y la guerra a otro más amable y lleno de riqueza. Pero que se organice el gobierno para darles trabajo, eso que tanto necesitan. Las uvas no las recogen españoles ni las aceitunas ni las manzanas. Son estas gentes que vienen casi despojados de todo los que lo hacen. Recogen manzanas. Otro tema es que el 40% de lo que el árbol da se deja en el árbol porque no alcanza el tamaño o una presencia bonita. Hay que ver cómo es la línea que llevan los productos agrarios. Qué estupidez dejar en el árbol casi la mitad de lo que el árbol sostiene. En fin. Vivimos en un sindiós porque se tira leche, tomates y demás para que los precios no bajen. Ojalá estos que vengan sepan labrarse un futuro porque tienen derecho a ello siempre que sea por su trabajo y no por unirse a la delincuencia.

Ya se han distribuido por la península. No todos se quedan en España.

Los que se queden, que sea para bien.

 Echar una moneda a la Fontana de Trevi, costará 2 euros. Tenía que costar 100 euros por mentira lanzada contra alguien. O juicio o rumor no contrastado. La gente puede hacer lo que quiera si no daña a los demás. Si hace cosas raras o no previstas, con su pan se lo coma. Pero no debemos juzgar. No debemos decir de alguien si es bueno o malo lo que ha hecho. Tampoco avasallar si lo que ha hecho otra persona va en contra de los intereses de uno. Y luego, no venir con mentiras a derribar los actos lícitos que ha hecho alguien. Cada uno es dueño de sus actos pero no para ser juzgados por los demás. Deberían cobrar 100 euros a cada comportamiento mentiroso y airado con los actos de los demás. Muchos empobrecerían rápidamente.

Ya no me das un duro.

No te quiero.

El que defiende sus razones con mentiras esas mismas mentiras le harán caer al fango de lo falso y ruin. En un rapto de ira, parece que vale todo, hasta mentir diez o quince veces para llevarse el gato al agua. Pero llega un punto en que se te ven las costuras de lo falaz y la gente acaba arrinconándote y señalando con el dedo. Eso le pasa al que no se sabe refrenar y quiere llevar la razón a toda costa faltando a la verdad pero no siempre vale la mentira, sino que la mentira llevará al mentiroso a un agujero de donde no sabrá salir. El iracundo, el soberbio por lo general, miente y oculta las cosas para no tener que dar él explicaciones que pide a los demás. Cuando ya todo el mundo conoce su juego, los amigos ya no son tantos, la gente se harta de él y él cae en el pozo de la mentira sostenida.

La mentira sostiene un poco al mentiroso.

Pero la mentira no dura para siempre.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

 Yo admiraría a un tipo que se cuelga una mochila en la espalda y el bolsillo lo llena con 50 euros y se marcha a la aventura por todo el mundo. A ver quién hace eso. Eso tiene mérito porque este aventurero depende de los demás. A lo mejor, en una calle de Quito tiene que ponerse a pedir para sacar con qué comer y dormir esa noche. Quizás vaya por despoblado y unos perros le persigan queriéndole morder. Quizás se monte en un avión, después de haber estado trabajando arreglando parches de neumáticos y se traslade a New Orleans y allí, coma del marisco y de los peces del río Misisipi. Y luego ande por esas regiones en el que los negros son un tanto despreciados y también tipos como él, que vagabundean. Y quizás conozca a una negrita con la que tenga relaciones sexuales y la tenga que dejar pues este hombre es un andarín y puede más en él el camino que el corazón. Y luego, este hombre llegará algún día a su origen y todo el mundo dirá: ¿dónde ha andado todo este tiempo? Y le tratarán de delincuente: habrá andado en la droga, dirán.

Andando caminos nuevos se aprende mucho

y mucho los ojos se abren también.

 Hoy no he sufrido torpezas mentales por la mañana. Las horas han pasado justas y tranquilas. He cruzado un río, verme y no verme. He pensado en otras edades mías, en un pasado mío más apacible. He soñado que ya no volveré a manejar libros con fotos de cuadros y catedrales. Y todo lo que he visto alrededor de mí es bastante más feo, desasido de la bondad antigua. No llama nadie a mi móvil. No sé nada de nadie. No sé si es mejor así. Mi hermano y mi padre amparan la soledad haciéndola bonita. Una columna matutina ha ejercido de hito en la mañana. Ahora, pronto ya se va pasando el día. Un paseo pensativo, un asiento en el que meditar, un camino conocido traerá algo de luz a mi mirada, aunque fabricarla cueste tanto. Cataratas de miradas que se alzan en el día brillarán de envidia pues la onda en la que estoy no es la onda de esos espíritus que andan súbitos y alegres por la ciudad.

El despecho de un mundo entero sale de mis ojos.

Veo la luz de otros, no la mía.

martes, 10 de septiembre de 2024

 Vengo del ambulatorio de quitarme unos tapones en los oídos. He visto al hijo de un amigo y se ha molestado en charlar amigablemente conmigo. Se le agradece sobre todo por estos tiempos en que nadie pierde tiempo por nadie ni se preocupa por el conciudadano. La gente, hoy en día, incluyendo miembros de la propia familia, anda a la gresca quizás por unos miles de euros. Una amiga que tengo dice que la gente está con la gente por el interés y nada más. Cuando desaparece el motivo económico que había entre dos personas, desaparece toda amistad que hubiera entre esas personas. Y en algunos casos que he visto, se cumple esa norma. A ver si distinguimos de una vez nuestro interés de lo sentimental para no aborrecer al familiar o al amigo por cuestiones económicas.

No te doy un duro.

Pues te odio para siempre.

 Ya hemos comido en feliz compaña. Queda la tarde entera para hacer lo que quiera o, mejor decir, lo que pueda. Uno no puede hacer lo que uno quiere a todas horas. Estamos limitados. Nos limita la gente, la moral, nuestro físico, nuestras habilidades, el dinero de que disponemos y la lejanía de los sitios en los que querríamos estar después de comer. Esa brisilla marina que seguramente corre en la playa de Fuengirola no la podemos disfrutar. Fuengirola está muy lejos. No sé si Fuengirola tiene aeropuerto. No sé si Fuengirola es de Málaga. No sé apenas nada de Fuengirola, pero debe de haber en Fuengirola una brisilla, una brisilla marina a estas horas de la sobremesa. La vida nos va cercando con obligaciones e impedimentos que van forjando nuestro carácter para mal o para bien. Yo podría leer de algún libro pero aún no me apetece. Ya llegará el mal tiempo y las horas de casa para leer.

Las hazañas celebradas de los héroes

no nos hacen mucha mella. Estamos cansados de historias.

 Si yo tuviera niños, los llevaría al campo el fin de semana y les enseñaría las piedras y las plantas. Les enseñaría a distinguir el romero del tomillo y el cuarzo del lignito. Les enseñaría el castaño y el pino piñonero y les explicaría qué valor o simbolismo tiene cada flor y cada piedra que encontráramos. Luego los llevaría a ver un río grande, como el Tajo o el Duero o el Ebro y nos bañaríamos en ellos si estuviera permitido o si no. Luego les hablaría de Ulises y del Mediterráneo, de Caperucita Roja y del conde de Montecristo. Y luego me acostaría feliz, después de la cena y el coloquio.

Una familia feliz no es muy difícil

si anida en su corazón el amor y la paz.

 Para ir tirando, como vulgarmente se dice, no mucha cosa hace falta: trabajar con ahínco la madrugada y la mañana, secciones del día en las que se saca tajada monetaria, comer moderadamente y echar una siesta reparadora. El que tenga niños, que los atienda y los guíe por el buen camino, los aleccione de los engaños de este mundo por su bien y por el bien propio. Dedicar la tarde a los hijos es básico para que los niños vean un ejemplo en sus padres, que se sacrifican por ellos. Hay que recordarles a los niños eso: que tú te sacrificas por la familia como es de suponer que ellos se sacrificarán por la suya, pero sin agobiarlos, dejándolo caer, que lo infieran los niños con su propia inteligencia. Pasadas estas horas con los niños, llegar a casa, leerles un cuento, que también los enseñará como tú haces con tu ejemplo y a acostar.

Los niños son muy listos. Pueden entender un montón de cosas de la vida.

Entre ellas, que su padre y su madre empeñan con ellos su vida.

 Imagínate que eres rico: que te tocan esos seis millones de euros que dicen que tocan en la Once. Te dejarías masajear toda la mañana con aceites esenciales, tumbado en una camilla muelle como la lana de las ovejas. Luego, para no perder el ritmo, tomarías un aperitivo extraordinario, hecho de champán y caviar. Luego, cogerías un taxi sin saber el taxista que eres millonario que te llevaría a un hotel a comer. Comerías de lo mejor: langosta, más caviar, jamón de Jabugo y luego un guiso especial para millonarios que ahora no se me ocurre. Y luego, una siesta en ese hotel en una habitación donde se hace un silencio abrumador. Al despertarte, no creerías que ese es el primer día de millonario que llevas pero quizás no sepas cómo serán los otros porque estás rodeado de gente. La gente es lo que estropea todo, piensas, la gente circundante es la que no me dejará ser rico a gusto.

Valle hondo, oscuro nos saluda todos los días.

Quizás ese valle se hiciera gustoso con muchísimas perras en el bolsillo.

 Hay que aprovechar la mañana para hacer cosas (comprar, leer el periódico, pasear o trabajar). La mañana es un gran estandarte que agitar con nuestras actividades. La pena sería que nadie tuviera nada que hacer al levantarse. Eso sería el paraíso o el infierno, no se sabe bien porque todo el mundo, con escasas excepciones, hace cosas matutinas. Todo es difícil en esta vida y uno, al salir de la cama, desearía unas actividades pasivas como que nos cortaran las uñas, nos untasen de aceites esenciales, nos dieran un masaje, etc. Seguro que habrá de estos que disfruten de estas actividades pasivas y viven de lujo. No hay que tenerles envidia pues lo pasaríamos el doble de mal. Lo que hay que hacer es vivir mientras podamos, como dijo un jardinero a otro jardinero. Vivir según hemos diseñado nuestra vida.

El gozo de vivir es aleatorio pero el deber cumplido da moral.

No te asustes de ver la mañana con hosco semblante. Quizás a la tarde cambie.