miércoles, 1 de septiembre de 2021

 Tengo una galbana muy grande. Esta madrugada ha llovido a chaparrón y he mirado en el móvil que a las 6 de la tarde hay un 90% de posibilidades de que llueva. Mi cuerpo alberga una inercia fuerte a moverse siquiera. El ambiente es húmedo y el cielo está nublado todo el día. Me he tumbado en la cama después de comer pero no he podido dormir la siesta. Como ayer y antes de ayer estuve intranquilo en la cama pensando mil cosas: mi cabeza no paraba de inventar argumentos, charlas, ideas, conversaciones imaginarias con conocidos, tuve que tomarme dos de somníferos para dormirme y esta noche, otro; así que tengo la boca amarga constantemente del sabor de esas pastillas. A lo mejor, por el uso de esas pastillas y por el ambiente de modorra que hay, estoy con galbana y no tengo ganas de moverme. A ver cómo avanza la tarde. Ayer también pensé mucho, elucubré con la posibilidad de irme yo solo a la playa y estuve dando demasiadas vueltas al tema. Seguro que no me iré a ningún sitio, así que molesta pensar con terquedad en irme a ningún lado yo solo. Entre unas cosas y otras, tengo en el cuerpo una molicie insuperable, una pereza muy grande.


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