sábado, 4 de septiembre de 2021

Mi sobrino, el mayor que tengo, que es el más osado, viajado y quizás, por edad y contigüidad, el que más caso nos ha hecho a mi hermano y a mí (caso que ni se ha notado), en un arranque de desenvoltura tragicómica, siendo él todavía muy jovencito, después de comer toda la familia junta en casa de mi padres, le dijo a mi hermano esta lindeza: "todo lo tuyo es mío". Tal afán abarcador podría haber provocado que mi hermano se desnudase y le diese toda la ropa que tenía encima, pero no fue así. Mi hermano farfulló algo que no se oyó y ahí quedó la cosa. No se enteraba mi joven sobrino (y a lo mejor no se ha enterado todavía) que las cosas que van pasando de manos por la muerte de alguien a otras personas, ya no va a parar a la codicia de los parientes sino que últimamente hay otras formas de que el dinero aquí, en el mundo, acumulado por una persona vaya a parar a otras manos. Esto va por edades. La edad de mis padres hace que lo entiendan así: todo para mis hijos. Pero yo, que soy de otra edad y de otro pensar, no creo que lo mío vaya a ser para unos sobrinos que los veo cuatro días en el año y no han hecho nada por mí. Entonces, lo que dijo mi sobrino va errado y seguirá errado pues mi dinero qué sé yo dónde irá pero tengo clarísimo que a mis sobrinos ni un céntimo. Bastante juerga se han corrido ya para que se la corran con mi dinero.

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