viernes, 3 de septiembre de 2021

Estos son los perfectos estúpidos: cuando te juntas con ellos, saludan, qué menos y a lo mejor hacen alguna bromita estúpida, como son ellos. Luego, ya no hablan, no te preguntan por tu salud, tienes que estar tú hablando para sacarles alguna palabra con tenazas y esas palabras suelen ser "sí", "no" o "no sé" en el mejor de los casos. No son empáticos, no son amables, no son amigos de verdad. Son el culmen de la estupidez supina que por lo menos, sabe andar. Digo que sabe andar porque es lo único que hacen cuando están a tu lado, andar por donde tú vas o por sitios que eligen ellos, caminos estúpidos que no conducen a ninguna parte. No sabes si tienen hermanos, si tienen padre ni madre, ni dónde viven, ni casi como se llaman de lo estúpidos que son. Pero a mí me da igual que no sepa ni como se llaman aunque los conozca de toda la vida. Yo les digo hola y adiós y sigo mi camino. La verdad es que conocer a unos perfectos estúpidos hace mal al cuerpo y a la mente pero sabiéndoles tratar siempre se les puede mandar a la mierda educadamente.

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