miércoles, 25 de abril de 2018

Ayer hizo un día de bochorno propio del verano. Hoy hace mucho calor. Ojalá volvieran las lluvias para que la gente se quedara en casa y no hiciera el gilipollas en la calle como suele hacer. Vengan botellines y cubatas a la puerta de los bares, vengan berridos de niños que lo quieren todo, vengan mujeres que salen a la calle en vez de estar haciendo la comida, que las hay y los hay que no van a aprender a cocinar en su puta vida. Yo tengo que hacer unas lentejitas. Pan hay, así que hoy no salgo a la calle para nada. No voy a ver a mi madre ni a mis amigos. Ayer, miré la sierra de Guadarrama y la velaba un manto de polvo canicular impropio de abril. Ya está llegando la puta mierda del puente en el que no hay dinero para irse a ningún lado pero hay cinco millones de desplazamientos con riesgo de muerte. Que si me voy a la playa, que si me voy a ver a mi tío. El absentismo laboral nos deja pérdidas millonarias porque hay gente que pide bajas médicas hasta por mear mal. Dice mi madre que si la gente de hoy en día tuviera que trabajar como ella ha trabajado en su vida, no lo contaría. Ni tienen ganas de trabajar, ni las van a tener nunca. Yo, no es que me las dé de nada, pero cuando iba a trabajar, con un ímpetu, con una sonrisa en la cara y un cuaderno en el que apuntaba en el vagón de cercanías lo que iba viendo y lo que iba viendo es que los rumanos se comían el corredor del Henares a fuerza de trabajo. Y es que si yo no iba con ímpetu y sonrisa en la boca, me comían los alumnos a los que daba clase, que yo pude con ellos siempre, con dos cojones. Se creerá la gente que ser profesor de secundaria es fácil (siempre la misma canción: qué montón de vacaciones). Pero esos que opinan de las vacaciones de los profesores que son muy extensas, llegan a odiar a sus hijos con solo estar una hora con ellos y yo me tiraba toda la puta mañana entera en grupos de treinta. Así que menos criticar a los profesores y a ejercer de padres que lo que yo vi en muchos casos es que los padres eran peor que los alumnos de gilipollas supinos que eran.

La educación. Ah, la educación. Creo que es una cosa que empieza en uno mismo


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