domingo, 26 de enero de 2025

 Vas andando por el campo. La verde hierba fresca, mojada por los últimos días de lluvia te recrean los ojos de mirón de la naturaleza. Piensas que esta zona, hace muchos años, estaba llena de árboles pero la necesidad de hacer guerra, de hacer barcos para la guerra, ha terminado con ellos, con esos seres que daban sombra en verano. Sigues caminando y sigues reflexionando mientras andas por la vereda. La gente de la ciudad se vuelve artificial, borrosa a la moral, extraña a la vía recta de la vida. Y subes una loma y luego la bajas y llegas a un sitio donde hay un árbol, una pequeña encina. Y allí te das la vuelta y piensas, como tu hermano, que de algunas situaciones es mejor salir. Y entonces, te tranquilizas y piensas: qué fina la hierba, qué locos los seres humanos.

La naturaleza da lo suyo al hombre

para que aprenda, para que guste de lo básico, de lo más hondo.

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