Cuán bella es la vida y no lo vemos. Solo el dibujo que hace el sol por las mañanas, desparramándose de luz por todo el orbe, daría de qué hablar a los poetas por semanas y semanas. Todo lo creado tiene su perfección y su salero. Alcanzan las nubes ese cielo con la dejadez de lo suave y lo olvidado. Me he paseado por la calle, después de unos días de cielo encapotado y he visto las esquinas relucientes y los reflejos del sol por todos lados. Ando tranquilo y las gentes vienen de sus casas a la calle, a pisarla y a llenarla con su vida. Andan algunos cabizbajos y otros altaneros y soberbios. En mitad de esa diferencia está la verdad de la existencia. Llego a la cafetería, tomo un café y leo el diario y ya todo me parece extraordinario.
La vida es un misterio en el que unos disfrutan de lo que ella da.
Y da para todos, si lo queremos ver.
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