martes, 16 de mayo de 2023

Para relajarme, voy a comentar un poema de Juan Ramón Jiménez.

¡No estás en ti, belleza innúmera,
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!

¡Estás en mí, que te penetro
hasta el fondo, anhelando, cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!

La belleza (sea esta literaria, física o espiritual) se funde con el poeta. De modo que la belleza no existe siquiera sino es en el interior del poeta. Esto es mucho decir. La belleza existe por sí sola aunque hacen falta unos ojos, unas manos para apreciarla. El símil sexual (te penetro hasta el fondo) lo veo un poco burdo. Penetrar la belleza sería como tener una sexualidad muy rica y sentida. Es un deseo de inmortalidad el del poeta que quiere vivir a través de la belleza y reproducirse con ella en el más allá.

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