miércoles, 3 de abril de 2019

He estado oyendo a Escohotado en YouTube. Es un hombre sabio. Fue comunista. Se creyó el marxismo porque lo estudió pero luego también lo estudió para ver sus falsedades. Dice que hay un modo de vivir fácil creyendo dogmas que no se discuten y hay un modo de vivir difícil estudiando y buscando la verdad. Este hombre se lamenta de lo poco estudiosos que son sus congéneres y cada vez que estudia algo, escribe 700 páginas sobre ese algo que estudia. Yo sé que estudió y probó todo tipo de drogas para ver qué efectos tenían pero cuando lo oyes hablar notas con evidencia que es una persona muy lúcida a pesar de su edad.
Cree que la política debe luchar contra la mentira de otros que crean dogmas que pretenden hacernos tragar: marxismo, feminismo y otros feos ismos que vivimos hoy en día cebados por la corrección política.
Escohotado dice que detrás de la corrección política hay un marxismo amargado y cabreado y además dice que las personas que persiguieron la verdad y no fueron dogmáticas fueron felices. Así lo fue Sócrates que era cojo, feo y gordo.
Es verdad. La persona curiosa por lo que le rodea (otras personas, accidentes físicos, técnicas, naturaleza, pensamiento ajeno, etc.) vive sin aburrirse y nutriéndose mentalmente de cosas buenas y nuevas.
Aquel que está todo el día con la matraca de siempre y además, falsa, está amargado y triste porque nadie le hace caso. Es normal.
La vida es verdad y la muerte, mentira. Esa es la realidad.

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